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Hombres y Mujeres Asesinos
Blog dedicado especialmente a lecturas sobre Casos reales, de hombres y Mujeres asesinos en el ámbito mundial.
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Este Blog, no es de carácter científico, pero si busca seriedad en el desarrollo de los temas.

Está totalmente dirigido a los amantes del género. Espero que todos aquellos interesados en el tema del asesinato serial encuentren lo que buscan en este blog, el mismo se ha hecho con fines únicamente de conocimiento y desarrollo del tema, y no existe ninguna otra animosidad al respecto.

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//06 de Octubre, 2010

Edmund Emil Kemper

por jocharras a las 14:54, en Hombres Asesinos
Edmund Emil Kemper




Edmund Emil Kemper nació el 18 de diciembre de 1948 en California. Como la mayoría de los asesinos recurrentes, se crió en el seno de una familia conflictiva cuyos padres reñían constantemente y que con el tiempo terminarían divorciándose.


Criado por una madre terrible, que no vacilaba en encerrarlo en el sótano de su casa, Edmund Kemper se vuelve muy tímido y se aísla más y más. Sueña con vengarse e imaginando juegos mórbidos en los cuales tienen un papel esencial la muerte y la mutilación.

Nadie toma en serio sus fantasías morbosas, ni siquiera cuando a los ocho años juega a la silla eléctrica o a la cámara de gas con su hermana, desempeñando el papel de víctima mientras su hermana hacía de verdugo y lo ejecutaba.

Su primera víctima es el gato de la familia. Le entierra vivo y le corta la cabeza, la cual lleva orgulloso a casa, donde la exhibe en su cuarto como un trofeo.

Es incapaz de expresar cualquier sentimiento de afecto y sus compañeros evitan su presencia, pues les asusta la manera en la que Kemper les mira fijamente, sin pronunciar palabra.

A los 13 años mata a su segunda víctima de sus experimentos, otro gato. Mata al animal a machetazos y su madre descubre los restos del animal ocultos en el armario. Le había cortado el cráneo para exponer el cerebro y luego lo apuñaló innumerables veces.

En 1963, su madre lo manda a vivir a la granja de sus abuelos paternos, que viven en un rancho de California. Es allí a los 16 años de edad, cuando dispara contra su abuela con un rifle del calibre 22 y luego la apuñala una y otra vez para desahogar su ira, porque según él, era más estricta y le imponía más castigos que su propia madre. Después le pegó un tiro a su abuelo y dejó el cadáver tendido en el jardín. Tras estos crímenes, llama a su madre desconcertado para informarla. Cuando los policías le interrogan sobre los motivos, responde: "Solo quería saber lo que se sentía matando a mi abuela".

 





Ed cuando es detenido a los 16 años

Las autoridades lo internaron en un hospital de alta seguridad en Atascadero. En 1969 pese a la oposición de los psiquiatras, lo soltaron cuando tenía 21 años, para ponerlo de nuevo al cuidado de su madre.

Para aquel entonces ya medía 2,05 metros de estatura y pesaba unos 135 kilos.

El "gigante asesino" no elegía sus víctimas al azar, las somete a un cuestionario escrupuloso preparando con anterioridad una lista de características físicas y morales de sus futuras víctimas. Es absolutamente necesario que corresponda a la imagen que tiene de las estudiantes que su madre le había prohibido frecuentar. En mayo de 1972 recogió en su coche a dos autostopistas de 18 años, las llevó a un sitio apartado y allí las mató a puñaladas. Luego, trasladó los cuerpos a casa de su madre, les sacó fotografías con una Polaroid, las descuartizó y les cortó la cabeza, al día siguiente entierra los cadáveres en las montañas cerca de las inmediaciones y arroja las cabezas a un barranco.

En septiembre de 1972, cuatro meses después mata a otra joven de 15 años de una manera similar, recogiéndola cuando hacía autostop, estrangulándola, violando el cadáver y llevándoselo a casa.

Mientras se entregaba a esta orgía criminal acudió a una de las evaluaciones psiquiátricas a las que debía someterse con regularidad, y fingió tal lucidez que según los peritos que lo examinaron, ya no representaba una amenaza para sí mismo ni para los demás. Ese día llevaba en el maletero de su coche la cabeza decapitada de su víctima más reciente.

Ed espera otros cuatro meses antes de volver a matar. En febrero de 1973, amenaza a punta de pistola a otra estudiante para que se meta en el maletero, antes de llegar a su casa la ha matado, coloca el cadáver encima de su cama y lo viola. Desmiembra el cuerpo en la bañera y arroja los restos al mar, la cabeza la entierra al pie de la ventana del cuarto de su madre.

En febrero de 1973, otras dos chicas caen bajo los golpes del "gigantón de Santa Cruz". Kemper amontona los cadáveres en el maletero y regresa a casa de su madre, donde cena tranquilamente. Luego baja a decapitar los cuerpos.

Finalmente Kemper mata a su madre a martillazos mientras dormía, antes de decapitarla y de violar su cadáver. Más tarde pone la cabeza de su madre sobre la repisa de la chimenea y le lanza flechitas mientras la insulta.


Madre de Ed Kemper

Esa noche telefonea a una amiga de su madre y la invita a cenar. Tan pronto como se sienta la golpea, la estrangula y la decapita.

Tras esto decide entregarse a la policía. El objetivo principal había desaparecido, dijo más tarde a la policía intentando explicar su decisión por entregarse. En sus confesiones posteriores reconoce que lo que más deseaba era saborear su propio triunfo sobre la muerte de los demás. Él vencía a la muerte y vivía mientras los demás morían. Esto actuaba sobre él como una droga, empujándolo a querer cada día más gloria en su victoria personal a la muerte.

En vida, la muerte siempre estaba con él.

Al preguntársele cómo reaccionaba cuando veía a una muchacha bonita en la calle, contestaba: Un lado de mí, dice, "que chica tan atractiva, me gustaría hablar con ella, salir con ella", pero otra parte de mí se pregunta cómo quedaría su cabeza pinchada en un palo.

Edmund Kemper fue declarado culpable de ocho asesinatos en primer grado. Cuando le preguntaron qué castigo pensaba que merecía, contestó que "la muerte por tortura".

Con ocho condenas por asesinato en primer grado, Kemper escapa a la pena de muerte porque acaba de ser abolida en el estado de California, donde más tarde fue restablecida.

En 1978, Robert Ressler (psicólogo y criminólogo que acuñó el término de "serial killer"), y John Douglas (Jefe de la unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI), que en aquella época estaban haciendo un estudio sobre la psicología del asesino en serie, decidieron interrogar a Kemper en su celda de California, en dónde se encontraba cumpliendo varias condenas de cadena perpetua.

El reo aceptó entusiasmado la entrevista, y tras entregar sus armas y firmar un documento que exime toda responsabilidad a las autoridades carcelarias de lo que pueda pasar en el interior, los dos hombres se encontraron cara a cara con aquel curioso asesino de talla descomunal y tupido bigote.

Su inteligencia era como su talla, sobresaliente. Según los registros de la prisión, su cociente intelectual era de 145.

Allí les comentó que su madre siempre le había odiado, pues desde niño él se parecía a su padre. Cuando cumplió 10 años ya era un gigante para su edad, y como su madre temía que pudiera abusar sexualmente de su hermana, lo hacía dormir en un sótano que no tenía ventanas.

Recluido como un preso y obligado a sentirse culpable y peligroso cuando no había hecho nada malo, se fue obsesionando con la idea de matar.

Cuando sus padres se separaron, mató y descuartizó a los dos gatos de la familia, (según los dos investigadores, la crueldad infantil hacia los animales es el rasgo principal de los tres que caracterizan la personalidad del asesino múltiple. Las otras dos son la piromanía y la enuresis o incontinencia urinaria durante el sueño).

 



Con 2,05m de altura y 135 kilos de peso era conocido como el "gigante asesino".




Kemper
trató una vez de entrar a formar parte de la Policía de Carreteras de California, pero lo rechazaron. (También esta característica es común en muchos de estos criminales. Si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos son individuos fracasados y resentidos, no es de extrañar que en algún momento se ilusionen con la idea de convertirse en policías, que son los representantes de la autoridad e inspiran respeto).

Kemper les contó que posteriormente frecuentaría los sitios de reunión de los agentes y entablaba conversación con ellos, lo cual no sólo le hacía sentirse integrante del grupo sino que le proporcionaba información reservada sobre el avance de las investigaciones de sus crímenes.

Una inquietante anécdota que los investigadores relataban, es que al final de la tercera entrevista, Robert Ressler aprieta el timbre para llamar a la guardia, llama tres veces en un cuarto de hora. Sin respuesta Kemper advierte a su entrevistador de que no sirve de nada ponerse nervioso, pues es la hora del relevo y de la comida de los condenados a muerte, y agrega que nadie contestará a la llamada antes de otro cuarto de hora por lo menos: "Y si de repente me vuelvo majareta, vaya problema que tendrías , ¿verdad? Podría desenroscarte la cabeza y ponerla encima de la mesa para darle la bienvenida al guardia...".

Nada tranquilo, Ressler le contesta que esto no volvería más fácil su estancia en la cárcel. Kemper le responde que tratar así a un agente del FBI provocaría, al contrario, un enorme respeto entre los demás prisioneros. "No te imagines que he venido aquí sin medios de defensa", le dice Ressler. "Sabes tan bien como yo que está prohibido a los visitantes llevar armas", responde Kemper, mofándose.

Conocedor de las técnicas de negociación Ressler intenta ganar tiempo. Finalmente, el guardia aparece y abre la puerta, Ressler suspira con alivio. Al salir de la sala de entrevistas, Kemper le dirige un guiño y poniéndole el brazo sobre el hombro, le dice sonriendo: "Ya sabes que sólo bromeaba, ¿no?"



VICTIMAS DE ED KEMPER

Maude Kemper - Agosto 27, 1964
Mary Anne Pisce - Mayo 5, 1972
Anita Luchese - Mayo 5, 1972
Aiko Koo - Septiembre 14, 1972
Cindy Schall - Enero 8, 1973
Rosalind Thorpe - Febrero 5, 1973
Alice Lui - Febrero 5, 1973
Clarnell Strandberg - Abril 21, 1973
Sally Hallett - Abril 21, 1973


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//26 de Septiembre, 2010

Charles Edmund Cullen

por jocharras a las 22:10, en Hombres Asesinos
Charles Edmund Cullen




Charles Cullen, el enfermero asesino de 46 años y veterano de la Marina estaba entre esos profesionales de un hospital que se dedican a cuidar de los pacientes, pero al parecer, se dedicó a matarlos. Cuando en el año 2003 compareció ante el juez Paul Armstrong, al que manifestó que no quería un abogado, y que su intención era declararse culpable, declaró que durante los últimos 16 años, en las instituciones sanitarias donde trabajó, fue el responsable de matar a unas 40 personas.

 

Cullen había sido acusado de la muerte de Florian Gall, un vicario en el condado de Hunterdon, y de haber intentado matar a una mujer, ambos pacientes del Somerset Medical Center, donde él trabajaba.

 

El religioso ingresó en el hospital con un infarto el 28 de junio pasado, pero su muerte no se debió a un fallo cardíaco, sino a que recibió una excesiva dosis de un medicamento utilizado en pacientes con problemas del corazón.

 

La víctima del segundo crimen imputado, fue Kyung Han, una mujer de 40 años, enferma de cáncer y del corazón, que recibió una sobredosis del mismo medicamento y murió en septiembre por causas sin relación con su enfermedad, después de haber sido dada de alta del hospital.

 

En ambos casos Cullen es sospechoso de usar dosis mortales de digoxin, un medicamento para el corazón, que él consiguió con la manipulación de la computadora del hospital.

 

Según las primeras investigaciones internas del hospital Cullen podría ser el denominador común entre unos 16 pacientes muertos en las mismas condiciones que Florian y Kyung Han.

cullen.jpg









 

Ya en el 2002, enfermeras del hospital del St. Luke's Hospital in Bethlehem, habían advertido a los superiores de que podría tratarse de un asesino y exigieron que Cullen fuera despedido e investigado. Sin embargo, los administradores del hospital respondieron negativamente.

 

Las autoridades han iniciado una investigación sobre la trayectoria completa del enfermero para el que el juez ha fijado una fianza de un millón de dólares.
Durante las primeras investigaciones, Cullen está siendo sospechoso de varios asesinatos, siempre por muertes inesperadas, y se están empezando a realizar las primeras exhumaciones de cadáveres como parte de la investigación. Otras posibles víctimas ya poseen un informe toxicológico donde parece demostrarse la alta presencia de digoxin en la sangre a pesar de que los pacientes nunca habían tenido prescrito este medicamento. Tanto los resultados finales de los informes como de las exhumaciones están todavía pendientes.

 

Cullen es el más jovencito de nueve hermanos. Su padre era conductor de autobús y su madre ama de casa. Cullen creció en un vecindario de clase obrera en pleno Nueva Jersey y con una familia profundamente religiosa. Su padre murió cuando él todavía era un niño y su madre murió mientras él estudiaba en la escuela secundaria. Dos de sus hermanos también murieron, y él estuvo al cuidado de uno de ellos durante el proceso.

 

En 1978 decidió alistarse en la marina de los Estados Unidos y cuando salió ingresó en una escuela profesional de enfermería. Antes de 1988, encontró su primer empleo en un importante hospital pero duró muy poco tiempo. Le fueron las cosas bastante bien y consiguió casarse y tener dos hijas pero pronto se divorció. En 1998, se había quedado sin trabajo y estaba lleno de deudas. Cullen sentía que la vida no lo había tratado nada bien, estaba rencoroso.

 

Mientras las deudas lo inundaban, él se movía de hospital en hospital, sus empleos duraban poco, y en St. Luke's Hospital in Bethlehem se marchó para evitar una investigación por la muerte de unos 69 pacientes y por una misteriosa caja llena de medicación para el corazón encontrada en su casilla. Aunque parece que Cullen no es culpable de las 69 muertes inesperadas, muchas de esas muertes serán repasadas de nuevo después de escuchar la sorprendente declaración de Cullen, hasta ese momento no había habido informes toxicológicos sobre estos pacientes y solamente se les realizó una autopsia. La investigación había sido superficial, no se había determinado la existencia de sustancias o medicamentos en los cuerpos sin vida, por esa razón, el siguiente paso, y si las autoridades lo permiten, se procederá a la exhumación de todos los cadáveres.

 

Lo sorprendente es que a pesar de que su expediente laboral estaba manchado y no era nada bueno, Cullen nunca tenía problemas para conseguir otro trabajo, posiblemente debido a la escasez de personal de enfermería. Pero todo acabó cuando se encontró envuelto entre numerosas preguntas referentes a la muerte del Reverendo Florian Gall. Ahora lo están investigando en siete condados a través de la fiscalía de los Estados Unidos.

 

Representantes del Centro hospitalario Somerset aseguran no saber que Cullen había sido investigado en otros condados y sólo comprobaron sus credenciales cuando lo contrataron. Fue durante el periodo que trabajó en éste hospital donde realizó su trabajo más mortal, admitiendo haber matado entre 12 y 15 personas en sólo 13 meses.

 

Según sus declaraciones, actuó así para aliviar el dolor y sufrimiento de los enfermos, pero las investigaciones confirman que muchos de los pacientes no mostraban enfermedades terminales o de gravedad.

 

El 2 de marzo del 2006, durante el nuevo juicio Charles Cullen, considerado uno de los asesinos más prolíficos que ha habido en el sector médico de los Estados Unidos, evitó ser condenado a muerte tras llegar a un acuerdo con la fiscalía mediante el cual él les dirá que pacientes mató usando inyecciones de medicamentos difíciles de detectar.

 

Durante el juicio se mostró muy tranquilo ante la presencia de los familiares de las víctimas que mostraron fotografías y calificaron al ex enfermero de "monstruo".

 

"En caso de que haya olvidado cómo se veía mi madre, míreme a los ojos ahorita", le dijo Richard J. Stoecker a Cullen, quien permaneció calmado y cruzado de brazos en la corte.

 

El asesino admitió haber usado dosis letales de medicamentos para matar a sus pacientes. Cuando fue arrestado en diciembre del 2003 dijo que mató a pacientes "muy enfermos", pero en realidad algunos no estaban enfermos de gravedad.

 

Cullen ha dicho a los investigadores que quizá mató hasta 40 personas durante su carrera como enfermero, que empezó en 1987. Más adelante será sentenciado por siete homicidios y tres intentos de asesinato en Pensilvania.

 

Finalmente Cullen fue sentenciado a 11 cadenas perpetuas consecutivas durante la tensa audiencia por 22 asesinatos e intento de homicidio de otras tres personas sólo en Nueva Jersey.
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