BELA KISS
A principios de 1900, en Hungría,
un joven de 23 años llamado Bela
Kiss se instaló en la
ciudad de Cinkota. Se trataba de un joven apuesto,
de cabello rubio y ojos de un intenso color azul.
Se ganaba la vida como hojalatero hasta que, a los 37 años, fue llamado por
el ejército. Era el año de 1914.
Kiss era un lector voraz y
tenía amplios conocimientos de arte, literatura e historia. Un gran
conversador. Era amigable, generoso y considerado uno de los solteros más
codiciados de la pequeña ciudad. Luego compró un apartamento en Budapest y mantuvo correspondencia con
varias mujeres a las que veía en dicho lugar y a muchas de ellas las llevaba a Cinkota, donde permanecían poco tiempo.
El primer cadáver:
El Dr. Charles Nagy, Detective en jefe de la policía de Budapest,
recibió una llamada en julio de 1916 de un hombre en Cinkota
quien creía que alguien había cometido un asesinato en su propiedad. El hombre
explicó a Nagy que un soldado de nombre Bela Kiss
había rentado la casa, pero que se había ido a la guerra. No había vuelto a
tener noticias de él y el hombre acudió a la casa para examinarla y ver qué
reparaciones debían hacerse antes de ponerla nuevamente en renta.
Fuera de la casa, encontró varios recipientes de
metal, cerrados. Perforó uno de ellos y brotó un líquido de olor nauseabundo.
El químico que tenía su casa cerca le dijo que era el olor inconfundible de la
descomposición humana.
Al abrir el recipiente, encontraron el cuerpo de una joven mujer de cabello
negro nadando en alcohol, junto con la soga con la cual había sido
estrangulada.
Los tambores de metal
Antes de la partida de Kiss,
la gente del poblado se preguntaba para qué eran esos tambores de metal, pues
les preocupaba que el hombre estuviese guardando licor ilegal, pero Kiss los tranquilizaba diciéndoles que, en
vista de que la guerra se acercaba, él había decidido aprovisionarse de
gasolina, la cual guardaba en los tambores.
Sin embargo, cada uno de los siete tambores contenía el cuerpo desnudo de
una mujer estrangulada y sumergida en alcohol.
Tras esto, decidieron hacer una búsqueda en la casa, donde encontraron más
cuerpos enterrados. Aún cuando se encontraban bajo tierra, habían sido
preservados en alcohol durante un tiempo, así que algunas pudieron ser
identificadas
El detective Nagy dio aviso a las autoridades
militares para que arrestaran a Kiss,
si es que todavía se encontraba en el frente. Sin embargo, en aquella época
miles de soldados húngaros habían sido apresados, y el nombre Bela y el apellido Kiss
son muy comunes en Hungría, así que
probablemente habría muchos hombres que respondieran a dicho nombre.
La habitación secreta
Al interrogar a la sirvienta de Kiss,
quien había permanecido en la casa, Nagy se enteró
que había una habitación cerrada, y que la mujer tenía instrucciones de no
entrar jamás en ella. Al abrirla, encontraron que estaba llena de libros (muchos
de ellos trataban de venenos y métodos de estrangulamiento) y un
escritorio. Encontraron también un paquete con cartas y un álbum con más de
cien fotografías de mujeres. Nagy se
sorprendió al descubrir que Kiss
había recibido 174 propuestas de matrimonio y que él a su vez había propuesto
matrimonio a 74. También fue evidente que Kiss
despojaba a las víctimas de su dinero.
Todos en Cinkota
estaban al corriente de que Kiss era visitado por un gran número de
mujeres de Budapest, pero a nadie le
pareció extraño que un joven apuesto se “divirtiera”. Más bien le tenían un
poco de envidia. Además, era amable con todo el mundo y ayudaba siempre que
podía, así que no tenían la menor queja de él.Casa de Bela
Kiss
El método de Kiss
Bela Kiss colocaba anuncios
en los periódicos, en la sección de “encuentros” y mantenía
correspondencia con las mujeres que respondían a sus anuncios, preguntando
siempre sobre su situación financiera y sobre sus amistades y familia,
concentrándose solamente en aquellas que no tenían parientes cercanos o
amistades estrechas. En muchas de las cartas se hacía evidente que Kiss había recibido dinero de las mujeres,
algunas veces todo lo que tenían.
Entre ellas estaba Katherine Varga,
una viuda que tenía un negocio de ropa, pero que lo vendió cuando recibió la
propuesta matrimonial de Kiss.
Luego dio con los nombres de Julianne
Paschak y Elizabeth Komeromi, quienes
demandaron judicialmente a Kiss
por tomar su dinero tras prometerles matrimonio, pero las mujeres no se
presentaron en la corte y los procesos no siguieron.
En un caso, una de ellas, Margaret
Toth, presentó a Kiss
a su madre. Luego se quejó de que a pesar de que Kiss
había recibido dinero de ella, éste no quería casarse. Cuando la chica fue a
reclamarle a Kiss, éste la obligó
a escribirle una carta a su madre diciendo que no podía tolerar la vergüenza
del rechazo y que partía para América.
Después, Kiss la mató y envió la
carta a la madre de la chica.
Escapando por poco.
En 1915, el detective Nagy recibió una carta donde le decían que Kiss estaba con vida, en un hospital. Nagy viajó hacia el lugar, pero cuando
llegaron a la cama del enfermo, encontraron que estaba muerto. Pero no era Kiss. Alguien le advirtió al asesino que
venían por él y colocó un cuerpo en su cama y huyó.
Pero la cacería había comenzado, y Nagy
hizo público que se buscaba a Kiss,
el monstruo de Cinkota. Sin embargo,
parecía que la tierra se lo había tragado e incluso hubo reportes de que estaba
en Nueva York. Hubo decenas de
reportes de personas que aseguraban haber visto a Kiss,
pero siempre que buscaban al hombre, éste conseguía escabullirse, hasta que se
perdió toda pista de él.
Bela Kiss jamás fue
capturado