Joel fue producto de un amor adolescente, sus padres, menores de edad lo dieron en adopción en cuanto nació.
Fue adoptado por el matrimonio de Ben y Jeanne Rifkin cuando tenía tan solo 3 semanas de edad.
La infancia:
Joel era un niño cariñoso e inteligente. Pasaba horas junto a su madre adoptiva dedicándose a la artesanía y la fotografía.
No tenía amigos de su edad, pues en la escuela pasaba malos ratos siendo el objeto de burla de sus compañeros.
A pesar de que no era bueno en la escuela, no pereció en el intento hasta que se graduó finalmente en el año 1977.
Durante los siguientes 12 años no pudo sostenerse en un trabajo fijo, a la par que mantuvo una relación con una muchacha dulce, pero depresiva.
En febrero de 1987 un suceso trágico marcó la vida de Joel, su padre, víctima de cáncer, decidió acabar con su enfermedad y se suicidó.
Meses después, Joel fue detenido porque lo encontraron con una prostituta. Supo manejar la situación y su madre se calmó.
Por estos momentos Joel comenzó a coleccionar libros de asesinos seriales, y en algún punto la lectura de estos hechos se convirtió en una obsesión para el joven.
Comenzó así una larga cadena de crímenes, que fueron descubiertos solo después de la confesión del asesino.
Una casualidad que llevó a la detención:
Ocurrió durante el 28 de junio de 1993.
Eran las 3 de la mañana y los policías de Nueva York vieron una camioneta que no tenía placas, si bien el chofer no estaba conduciendo a gran velocidad, debido a la falta de matrícula lo detuvieron.
El conductor no se detuvo cuando los policías se lo indicaron, pero de todas formas no aceleró, aunque siguió manejando.
Los policías recurrieron a la sirena, luego como seguía manejando, pidieron refuerzos aéreos y usaron un altavoz para ordenarle que se detuviera.
Diez minutos después chocó contra un faro de luz.
Enfrentándose a los cañones de las pistolas de los policías Joel salió del auto y dio su licencia.
Los policías que iniciaron la persecución se acercaron a la parte posterior de la camioneta, donde descubrieron algo delgado y largo, envuelto en plástico y atado con una cuerda.
Después de ver dentro del “paquete” se dieron cuenta que era el cuerpo descompuesto de una mujer.
Joel Rifkin reconoció el cuerpo como Tiffany Bresciani, una prostituta. Confesó a los policías que había tenido sexo con ella y que después la había asesinado. Según declaró estaba a punto de ir a tirarla cerca del aeropuerto.
Cuando quedó detenido confesó:
Sus dos primeras víctimas nunca fueron encontradas ni identificadas. Ambas eran prostitutas a las que, tras mantener relaciones sexuales con ellas, Joel las asesinó y desmembró arrojando sus restos en los canales de Manhattan.
Estos sucesos se dieron en los años 1989 y 1990.
El 14 de julio de 1991, Barbara Jacobs fue encontrada estrangulada y descomponiéndose, en el río Hudson.
Su cuerpo había sido metido en una bolsa de plástico, y luego ésta en una bolsa de cartón.
Otra víctima, una prostituta coreana fue encontrada en el East River en septiembre 23 del mismo año. Su cuerpo estaba doblado en una caja.
De igual manera sucedió con Mary Ellen Deluca.
Lorraine Ovieto fue golpeada con una lata de pintura hasta la muerte y su cuerpo fue tirado en Coney Island.
El bote de pintura era una nueva afición de Joel, usado otras cuatro veces según cuenta, en Jane Doe, Maryann Holloman y otras víctimas de las que Joel aseguró no recordar su nombre.
Aun así, a Joel le gustaba cambiar su método de vez en cuando.
Iris Sánchez fue estrangulada en abril de 1992, Joel la escondió debajo de una colchoneta en un espacio vacío. Su cuerpo aún estaba ahí cuando los detectives llegaron.
En mayo de 1992, asesinó a Anna López y la tiró en el bosque de Brewster.
Jenny Soto era una peleadora y le rasgó la cara con las uñas a Joel antes de que él pudiera quebrarle el cuello.
Tres meses después asesinó a Leah Evens y dejó su cuerpo en Northampton.
Tras la confesión de Joel, la policía fue a la casa de Jeanne Rifkin.
En el cuarto de Joel, encontraron docenas de tarjetas de identificación y tarjetas de conducir.
En el estacionamiento encontraron una cadena con sangre humana.
Los vecinos se quejaban con frecuencia del olor que salía de la casa de Joel, donde los cuerpos eran guardados en algunas ocasiones antes de ser tirados, pero de todas formas el olor se lo atribuían a los fertilizantes que Joel utilizaba en sus trabajos de jardinero.
Finalmente se descubrió el objeto de su locura:
Joel Rifkin confesó tiempo después a una psiquiatra forense que él tenía visiones, que sabía que iba a morir a los 64 años al igual que su padre, y que sabía también que la víctima número 17 sería la última, ya que él tenía 34 años de edad, el doble de 17. También declaró que elegía a prostitutas como sus víctimas para que su padre no se sintiera solo en el más allá, y que en la fecha cercana al aniversario de su padre sentía sus “vibras” y sabía con ellas que debía matar para que su padre no estuviera solo.
La condena:
El caso Rifkin fue cerrado, pero una vez en custodia, Rifkin comenzó a confesar varios homicidios, hasta llegar a un total de 17 asesinatos.
No había dudas de que los asesinatos que decía Rifkin habían sucedido, aunque como los oficiales sugirieron, posiblemente el conteo de sus víctimas aún era muy bajo.
A pesar de tener todo en contra se declaró inocente de los asesinatos.
Recibió cadena perpetua.