Al margen |
Información |
Este Blog, no es de carácter científico, pero si busca seriedad en el desarrollo de los temas.
Está totalmente dirigido a los amantes del género. Espero que todos aquellos interesados en el tema del asesinato serial encuentren lo que buscan en este blog, el mismo se ha hecho con fines únicamente de conocimiento y desarrollo del tema, y no existe ninguna otra animosidad al respecto.
El administrador. |
| | |
Sobre mí |
Jorge Omar Charras
ajedrez, informatica, casos reales, policiales etc.
▪
Ver perfil
|
|
|
Calendario |
|
Mayo 2024 |
|
|
DO | LU | MA | MI | JU | VI | SA | | | | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 | 31 |
|
|
| | |
| « Entradas por tag: sutcliffe
//09 de Septiembre, 2010 |
|
por
jocharras a las 21:02, en
Hombres Asesinos |
Peter Sutcliffe - El destripador de
Yorkshire
Peter
William Sutcliffe nació el 2 de Junio de 1946 en Bingley, una región industrial de Yorkshire, Inglaterra. Sus padres fueron John
y Kathleen SutcliffePeter era un obrero de molino y un aficionado
nato a numerosos deportes, muy extrovertido que gustaba del trato con las
personas. Cuando era un niño pequeño, Peter no correspondió a las ilusiones que de él
se había formado su padre. Lejos de mostrar interés y agresividad para los
deportes y los juegos, solía pasar el tiempo encerrado en casa. Prefería la
compañía de su madre a los rudos juegos de sus hermanos menores. En la escuela
la situación no era diferente, pues no le gustaba asistir y a la hora del
recreo, se ponía a salvo de los demás en alguna esquina. y fue el mayor
de seis hijos. El padre de
Su padre
al enterarse de este comportamiento lo iba a visitar a la hora del descanso
para animarlo a juntarse con los demás. Cuando paso a la secundaria la
situación no mejoró gran cosa pues ahora era el objetivo de las burlas y abusos
de los otros al grado de que Peter dejó de asistir un par de semanas hasta
que se descubrió que en vez de ir, se escondía en un piso de la casa donde lo
pasaba leyendo libros y tiras cómicas. A pesar de que se tomaron medidas para
evitar las agresiones de que era objeto, el joven Peter Sutcliffe siempre fue
visto como alguien diferente y aparte de los demás.
Sutcliffe,
de Niño
Las
maneras agresivas y la extroversión del padre de Sutcliffe
lo abrumaban bastante y siempre guardaba algo de rencor en su contra por la
vida de distracciones en que estaba inmerso el señor. Peter estaba más
identificado con su madre que con su padre. De hecho al morir ella de una
afección cardiaca, Sutcliffe culpó al
señor John de provocarle la enfermedad dadas sus ausencias y desplantes.
Finalmente
Peter decidió ejercitarse en físico culturismo, eliminando una de tantas
preocupaciones que su persona causaba a su padre. Con alegría vio como se
integraba en algunas actividades deportivas, pero jamás con el objetivo de
sobresalir ni de llamar la atención excesivamente. A los 15 años abandona
formalmente sus estudios y entra a un buen número de empleos y ocupaciones en
los que no duraba mucho tiempo. Aparentemente no mostraba a su edad ningún
interés en las muchachas y tampoco externaba tener un objetivo claro en la
vida.
Comenzó a
trabajar en el mismo molino que su padre, pero abandonó el empleo unas cuantas
semanas después. Luego entró de aprendiz de ingeniero en un taller donde duró
únicamente 9 meses. Ocupo una vacante como obrero en una fábrica y también duro
poco tiempo. Terminó empleándose como excavador en el cementerio de Bingley.
Llegado a los 18 años Peter continuaba su afición al gimnasio y para
alivio de su padre, había tomado el gusto por otras actividades masculinas,
como pasear y reparar motocicletas. La mecánica automotriz sería una de las
grandes pasiones de toda la vida de Sutcliffe,
claro está, aparte de asesinar prostitutas.
Esta es la familia
de Sutcliffe.
Las
maneras agresivas y la extroversión del padre de Sutcliffe
lo abrumaban bastante y siempre guardaba algo de rencor en su contra por la
vida de distracciones en que estaba inmerso el señor. Peter estaba más
identificado con su madre que con su padre. De hecho al morir ella de una
afección cardiaca, Sutcliffe culpó al
señor John de provocarle la enfermedad dadas sus ausencias y desplantes.
Finalmente
Peter decidió ejercitarse en físico culturismo, eliminando una de tantas
preocupaciones que su persona causaba a su padre. Con alegría vio como se
integraba en algunas actividades deportivas, pero jamás con el objetivo de
sobresalir ni de llamar la atención excesivamente. A los 15 años abandona
formalmente sus estudios y entra a un buen número de empleos y ocupaciones en
los que no duraba mucho tiempo. Aparentemente no mostraba a su edad ningún
interés en las muchachas y tampoco externaba tener un objetivo claro en la
vida.
Comenzó a
trabajar en el mismo molino que su padre, pero abandonó el empleo unas cuantas
semanas después. Luego entró de aprendiz de ingeniero en un taller donde duró
únicamente 9 meses. Ocupo una vacante como obrero en una fábrica y también duro
poco tiempo. Terminó empleándose como excavador en el cementerio de Bingley.
Llegado a los 18 años Peter continuaba su afición al gimnasio y para
alivio de su padre, había tomado el gusto por otras actividades masculinas,
como pasear y reparar motocicletas. La mecánica automotriz sería una de las
grandes pasiones de toda la vida de Sutcliffe,
claro está, aparte de asesinar prostitutas.
Semanas
antes del ataque contra Anna Rogulskyj, Sonia
sufrió un aborto, no era el primero. Entonces los médicos informaron a la
pareja que ella no podría embarazarse nuevamente. La noticia fue un duro golpe
pues ambos deseaban un hijo, así lo comunicó Sutcliffe
a su familia. De acuerdo al investigador norteamericano John Douglas,
cuando un asesino serial comienza sus ataques es debido a que le ocurre un
evento lo suficientemente fuerte para desencadenar la violencia que guarda en
sí. Tal vez la noticia sobre la incapacidad para tener un hijo fue este agente
desencadenante.
Tras el
fallido ataque contra la señorita Rogulskyj,
Sutcliffe atacó de nuevo pero fue
interrumpido y no fue hasta el crimen de Wilma
McCann que comenzaría su reinado de terror. A continuación viene la
lista víctimas del destripador de Yorkshire:
- Patricia Atkinson
- Jayne MacDonald
- Maureen Long
- Jean Jordan
- Marilyn Moore
- Yvonne Pearson
- Helen Rytka
- Vera Millward
- Josephine Whitaker
- Barbara Leach
- Marguerite Walls
- Upadhya Bandara
- Theresa Sykes
- Jacqueline Hill
- Josephine Whitaker
- Barbara Leach
- Marguerite Walls
- Upadhya Bandara
- Theresa Sykes
- Jacqueline Hill
A pesar
del visible peligro que corrían las prostitutas y de las advertencias
policiales, no hubo reducción alguna de esta actividad en las zonas rojas de
Yorkshire. Muchas consideraron retirarse del negocio, pero la necesidad
imperaba encima del peligro. A pesar del gran problema que existía nunca se
pudo establecer una buena cooperación en las mujeres del gremio y la policía.
De hecho casi no existía comunicación entre ambas partes. Entre el público
había la falsa creencia de que el resto de las mujeres estaban a salvo como
quedó demostrado en los últimos crímenes del destripador. Después del
asesinato de Vera
Millward pasaron hasta 11 meses antes del siguiente. En ese tiempo
la gente se tranquilizó y no faltó el psicólogo forense que declarara que tal
vez había parado de actuar el destripador. Que eso podía ser normal. La
realidad era que Sutcliffe estaba ocupado en penar la muerte
de su madre, que murió en el mes de Noviembre a la edad de 59 años por un
infarto al miocardio. Había padecido ya por algunos años de enfermedad
cardiaca congestiva. Peter culpaba a su padre John de ser responsable de la
enfermedad de su madre, dados los constantes disgustos que le provocaban su
libertinaje.
En su trabajo de camionero Peter Sutcliffe era considerado uno de los
más puntuales y eficientes empleados de su empresa. Sus compañeros pensaban que
era un hombre muy reservado pero que se expresaba crudamente cuando de mujeres
y sexo se hablaba. Hay que hacer notar que la policía interrogó muchas veces a
Sutcliffe, una de ellas debido a que las placas de su automóvil habían sido
registradas en una de las zonas rojas del área. La explicación que ofreció fue
que por causa de su trabajo debía cruzar constantemente esas zonas de la
ciudad. Las autoridades habían instruido a todos los oficiales que memorizaran
una serie de pistas que se conocían respecto al asesino. Pero increíblemente
los oficiales que por cualquier causa interrogaban a Sutcliffe jamás revisaban
los puntos acordados. Simplemente fallaban en reconocer que tenían al asesino
enfrente.
Pero hubo una situación que en nada contribuyó a solucionar el caso. Llegaron
un par de cartas de alguien que aseguraba ser el destripador de Yorkshire. En casos como este, cuando
el criminal recibe tanta atención por parte de la prensa provoca que otros
cometan este tipo de actos que entorpecen la acción de la justicia.
|
Las herramientas de "trabajo" incautadas en
casa de Sutcliffe tras su detención.
Esta
persona tuvo la ocurrencia de enviar una cinta de audio que fue analizada
exhaustivamente por detectives y peritos. Se tomó la decisión de difundirla al
público y como consecuencia se recibieron miles de llamadas con falsas pistas
que tuvieron que ser investigadas una por una. Los investigadores concluyeron
que el sujeto debía de ser de la región de Castletown dado su acento. Un
grupo policial fue enviada para revisar casa por casa sin hallar resultado
alguno. Fue cuando se comprendió que aquel destripador no podía ser el
verdadero. Como en otros casos históricos, las cartas contenían ciertas pistas
verdaderas, pero fallaban en otras. Pero el daño estaba hecho, cuando cualquier
oficial interrogaba a un sospechoso esperaba que hablara con un acento marcado,
cosa que no ocurría en lo más mínimo con Peter
Sutcliffe a quien se interrogó alrededor de 12 veces.
A pesar de una costosa campaña publicitaria que consistía de anuncios en
periódicos letreros espectaculares, pocos imaginaban que el verdadero asesino
era oriundo de Yorkshire, era camionero y que vivía en Bradford tan
solo a minutos de distancia de los cuarteles policíacos. La policía también
comenzó a explotar el uso de bases de datos y computadoras para ir descartando
vehículos involucrados en las áreas rojas. Después de muchos esfuerzos, uno de
los 200,000 autos descartados por las pesquisas informáticas, incluían uno
perteneciente a un camionero que vivía en Bradford, es decir uno de los
vehículos de Peter Sutcliffe.
En Abril
de 1979 Sutcliffe sorprendió a no
pocos compañeros de su trabajo cuando confesó que estaba viendo a otra mujer en
Glasgow. Hasta ese momento había hablado de Sonia y su matrimonio
en felices términos. Un día que tuvo que hacer una entrega a la General
Motors le tocó conocer a Theresa Douglas
en un bar. Después de varias visitas al pueblo se ganó el corazón de la muchacha
y su familia. Aparentó sinceridad y le dijo que vivía solo en una casa en Bradford
y que había sido casado, pero ahora estaba divorciado. Incluso llego al cinismo
de darle la dirección de la casa de su padre, como referencia. También comentó
que tenía ciertos problemas de impotencia por lo que no podía tener hijos. En
una de las visitas un hermano de Theresa
hizo el comentario de que Sutcliffe
tenía mirada maligna a lo que él contestó que se debía a que él era el destripador de Yorkshire. Todos soltaron la
carcajada.
Por un
descuido, casi es descubierto Peter Sutcliffe. En Abril de 1980 se le ocurrió
embriagarse y fue detenido por la policía cuando fue visto manejando
erráticamente. La pena por esa infracción podía provocar la pérdida de su
licencia de manejo. Eso implicaba no mas visitas a la chica de Glasgow. Para gran fortuna de Sutcliffe
los datos relativos a este incidente no fueron cruzados con los bancos de
datos dedicados al destripador de Yorkshire,
a pesar de que había instrucciones precisas a investigar cualquier incidente
de tránsito ocurrido cerca de las zonas rojas de Yorkshire. Antes de asistir a su audiencia programada para Enero
de 1981 Sutcliffe
atacó a sus cuatro últimas víctimas comenzando por Marguerite Walls y terminando con Jacqueline Hill.
|
Después
del asesinato de la señorita Hill, la clase media británica montó en cólera
por la falta de resultados en las investigaciones. Hasta las feministas
salieron a las calles a protestar en una marcha muy concurrida. Entonces la
policía recibió miles de cartas anónimas con información de posibles pistas y
sospechosos. Entre las 7,000 anónimas, iba la del amigo de Sutcliffe,
Trevor
Birdsall, quien desde el crimen contra Olive Smelt guardaba sospechas,
pero había pasado el tiempo y continuaba pensando que Peter era incapaz de matar a
alguien. Dos semanas después de enviar su carta anónima, Birdsall se presentó a la policía y llenó con un oficial un
reporte. Los datos fueron ingresados al sistema pero el tiempo siguió
corriendo sin que nada ocurriera, Birdsall
pensó que la policía había investigado su reporte y que nada malo había con Sutcliffe.
La realidad era que la policía estaba sepultada de trabajo revisando y
procesando información que se había acumulado tras 5 años de investigaciones.
La carta y el reporte de Birdsall
no llegaron a tiempo a las manos de los principales detectives del caso.
|
El
detective George Oldfield era el encargado de la investigación pero a
falta de resultados y tras sufrir una serie de 3 infartos fue sustituido por el
señor Jim HobsonYorkshire. Este llamado de atención resultó a la postre
fundamental pues en el establecía que si bien se buscaba una persona de marcado
acento, no debía ser descartado lo contrario. Otras directivas publicadas se
referían al tipo sanguíneo y otros detalles.
quien ordenó en un mensaje publicado a plana completa en el periódico que toda
la policía se enfocara en la búsqueda y aprehensión del destripador de
A fines de Diciembre de 1980, Sutcliffe había
efectuado una entrega en Sheffield, lugar que le había agradado así que
fue cuestión de tiempo para que regresara, y eso fue el 2 de Enero de 1981, con
el firme propósito de asesinar una prostituta de la localidad. Ese día, un par
de amigas dedicadas al "negocio" merodeaban la zona roja de Sheffield.
Sus nombres eran Olivia Reivers y Denise Hall de 24 y 19 años respectivamente. La
primera en encontrarse con Sutcliffe
fue Denise quien a pesar del buen aspecto
del cliente y la oferta de 10 libras por el servicio, rechazó la propuesta dado
que la mirada del sujeto la había asustado. Olivia
Reivers no tuvo la misma precaución que su amiga y aceptó la oferta
sin ningún problema. Como era la costumbre, la prostituta guía al cliente a un
sitio seguro y tranquilo. Sutcliffe
no se pudo excitar de inmediato así que comenzaron a platicar mientras estaban
estacionados a un lado del camino en la avenida Melbourne.
Este fue el sepulcro donde la
"voz" le ordenó eliminar prostitutas
a Peter Sutcliffe
Justo en
esos momentos los oficiales Robert Ring y Robert Hydes
patrullaban la avenida cuando vieron el Rover color café de Sutcliffe e inmediatamente adivinaron de que
se trataba y bajaron de su patrulla a investigar a la parejita. Sutcliffe dijo llamarse Peter Williams
y ella dijo ser su novia. Sin embargo el oficial Ring la reconoció como
una prostituta acusada previamente, así que la hizo entrar a su patrulla.
Súbitamente Sutcliffe dijo que
necesitaba orinar y lo dejaron ir hacia un tanque que se ubicaba cerca. En ese
momento Sutcliffe colocó sus armas en
una esquina y confío en que los policías no hubieran escuchado el ruido que
provocó su martillo al tocar el suelo. Mientras tanto los policías solicitaron
a la central que se verificaran el número de las placas del Rover de Sutcliffe. Para su sorpresa el despachador les
indicó que correspondían a un vehículo Skoda. Confrontado con este hecho
Sutcliffe admitió que había robado
las placas en un depósito de autos chatarra y que mintió acerca de su verdadero
nombre porque no deseaba que su esposa se enterara que había estado con
prostitutas. A fin de cuentas ambos fueron detenidos y puestos en celdas
separadas. La esposa de Sutcliffe fue
notificada que su esposo no llegaría esa noche a casa. Como el robo de las
placas de auto correspondía a otra jurisdicción al día siguiente un oficial
iría por el sospechoso para trasladarlo a la estación de policía de Dewsbury.
Una vez
ahí Sutcliffe se deshizo de otra
navaja que guardaba consigo, la escondió en el depósito de agua del baño. A las
9 de la mañana Sonia fue informada que Sutcliffe
era interrogado en relación al robo de unas placas. En ese momento los
oficiales notaron que las señas particulares del detenido se parecían en mucho
a las reportadas en el caso del destripador. También se dieron cuenta que tenía
los dientes incisivos separados. Ese detalle era conocido con más detalle por
las fuerzas policiales. Mientras era observado cuidadosamente Sutcliffe platicaba con los oficiales de su trabajo
como camionero y de cómo había viajado de aquí y allá incluyendo áreas donde el
destripador había golpeado. A pesar de que su actual Rover no estaba
listado como sospechoso, Sutcliffe cometió
el error de mencionar su viejo Corsica color blanco con techo negro.
Las
nuevas directivas establecidas para la pronta captura del destripador incluían
la obligación de reportar a la fuerza de tarea encargada del caso cualquier
incidente sospechoso que involucrara prostitutas y conductores. Y así se hizo
en este caso. Oficiales encargados de la investigación pronto se presentaron en
Dewsbury para interrogar con más calma a Sutcliffe.
Sin embargo cuando el oficial Ring regresó al día siguiente para
trabajar su turno nocturno y fue informado de que Sutcliffe
aún continuaba detenido y que detectives adscritos al caso del destripador lo
vigilaban, adoptó una decisión que resultaría crucial para resolver el caso.
Cuando detuvieron a Sutcliffe y este
pidió permiso para ir al baño recordó haber escuchado un sonido y pensó que tal
vez había soltado algo en el lugar. Inmediatamente se traslado al lugar y al
alumbrar el lugar donde había supuestamente orinado Sutcliffe
descubrió un martillo y un cuchillo.
Casi de
inmediato los principales detectives del caso fueron informados de que había
indicios de que se había capturado al destripador
de Yorkshire.
El año de 1983 en la prisión
de Parkhurst, Sutcliffe fue atacado brutalmente por
otro preso
Para no cometer algún error en los siguientes procedimientos comenzaron
por colectar la evidencia forense directamente del hogar de Sutcliffe.
A las 9.30 a.m. del domingo 4 de Enero ingresaron los oficiales y recolectaron
martillos, navajas y cuchillos y condujeron a Sonia a los cuarteles de Bradford
donde se le sometió a un interrogatorio de alrededor de 13 horas seguidas. Un
ejército de oficiales comenzó a recolectar toda la información posible acerca
de los movimientos de Peter durante los 5 años anteriores.
Entrevistaron a compañeros de trabajo, antiguos empleadores y a vecinos.
Nota hallada en un vehículo
de Sutcliffe, bien podría ser su epitafio.
La
evidencia mas incriminante fue aportada por Sonia que declaró que Sutcliffe había llegado como a las 10 p.m.
el día del ataque de Theresa Sykes, mientras que él decía haber
llegado a las 8 p.m. Esta discrepancia de dos horas, tiempo suficiente para
cometer un crimen como los del destripador, derrumbaba la coartada de Sutcliffe.
El domingo por la mañana Sutcliffe comenzó a perder la calma que
sorprendentemente había mantenido durante las pasadas 40 horas de encierro.
Para ese entonces la policía ya estaba segura de tener al hombre correcto en
sus manos. Poco antes de las 3 de la tarde, Sutcliffe fue informado que ya
habían encontrado el martillo. Hasta entonces no admitió ser el destripador
de Yorkshire. Luego siguieron más de 20 horas de grotescas confesiones,
mismas en que el asesino no mostró casi ninguna emoción salvo cuando llegaron
a discutir el caso de Jayne MacDonald y el de una mujer llamada Joan Harrison
de quien el destripador negó enfáticamente responsabilidad alguna sobre su
muerte. Después de terminar de soltar la sopa, pidió solo una cosa al
detective Oldfield, ser él quien
informara de todo a su esposa Sonia.
|
Solicitud
que le fue otorgada. Una vez que estuvo debidamente registrada la confesión
de
Sutcliffe la policía convocó a una conferencia de prensa a la que
asistieron más de 80 reporteros y soltó la noticia acerca de la captura del destripador
de Yorkshire.
Una vez
incriminado y ante el juez, Sutcliffe respondió la pregunta más
importante que todo mundo se formulaba hacía desde 5 años ya ¿por qué lo
había hecho? Entonces dijo que en 1967 cuando tenía 20 años y trabajaba en el
cementerio escuchó una voz cuando cavaba en la tierra. La voz lo fue guiando
hasta una tumba, con una cruz donde estaban unas palabras escritas en polaco.
Ahí la voz le ordenó asesinar prostitutas. El hecho de que Sutcliffe
estuviera loco implicaba que purgaría pena y tratamiento en una institución
mental. Eso implicaba que Sutcliffe no podría ser juzgado por sus
crímenes, porque se invocaría la figura de responsabilidad limitada. Estudios
clínicos posteriores indicaron que Sutcliffe padecía de esquizofrenia
paranoide, pero el juez Justice
Boreham consideró inadmisible que Sutcliffe no fuera debidamente juzgado por
sus asesinatos y no hizo caso ni de la policía, ni de Sutcliffe ni de nadie más,
porque el acusado fácilmente podía haber mentido. Además se decía que Sonia le había recomendado hacerse el
loco porque así estaría mucho menos tiempo preso. Así que decidió que Sutcliffe
fuera juzgado por sus actos e instruyó al jurado para que entendieran que era
preciso conocer si Sutcliffe sabía lo que hacía y si era
culpable. El juicio duró únicamente 14 días con el resultado obvio. Los
miembros del jurado consideraron que Sutcliffe no estaba loco, pero que si era un
asesino sádico, culpable de 13 homicidios.
Por fin
tras 5 años de terror, el público inglés respiraba aliviado. Las familias de
las víctimas por fin encontraron justicia y conocieron al culpable de la
desaparición de sus seres queridos. Para las víctimas que sobrevivieron no
fue de gran ayuda el encarcelamiento de Sutcliffe que en nada les devolvió la vida
que las cicatrices del ataque les arrebató el día que se cruzaron por el
camino del destripador
de Yorkshire.
El día
de hoy Sutcliffe
continúa internado en el hospital de enfermos mentales peligrosos
de Broadmoore. A la fecha ha sido
atacado por otros internos y presos 3 veces. El primero en atacarlo fue James Costello en la prisión de Parkhurst en 1983. El segundo fue Paul Wilson quien con unos audífonos
intentó ahorcarlo en 1996. Y el tercero Ian
Kay, peligroso ladrón y asesino que intentó clavarle una pluma por el ojo
en 1997. A la fecha los familiares de Sutcliffe intentan moverlo de Broadmoore por razones de seguridad.
También está muy difundido el hecho de que Sutcliffe recibe a la semana
hasta 30 cartas de admiradoras. Hace muy poco tiempo Sonia completó el trámite de divorcio. Este mismo año fue acusado
de entorpecer la justicia John Humble,
conocido como Wearside Jack, quien
es responsabilizado de enviar las cartas y la cinta asegurando ser el
destripador de Yorkshire. En el año 2011 se cumplirán 30 años de encierro
para Sutcliffe
y es posible que alcance libertad condicional. Aunque eso es poco probable. |
Fuente: http://asesinatoserial.net/sutcliffe.htm |
|
Sin comentarios
· Recomendar |
|
|