Historia de Kenneth Bianchi
Kenneth Alessio Bianchi, asesino serial
Nació el 22 de Mayo de 1951 en Rochester
Nueva York y se reporta fue hijo de una prostituta adicta al alcohol que
como ocurre en muchos casos dio a la criatura en adopción. Tres meses después
fue adoptado por la señora y el señor Bianchi
quienes nombraron a este niño Kenneth
Alessio Bianchi. Aquella buena pareja como iba a imaginar el alacrán
que se estaba echando encima.
Bianchi en una foto de su juventud
Desde sus tiernos años de vida,
Kenneth
Bianchi estaba destinado a
ser un perdedor empedernido. Tan pronto comenzó a hablar su madre se dio cuenta
que el niño era muy mentiroso además de que mojaba varias veces la cama. La
conducta de orinar la cama en las noches fue una constante en toda su infancia
y recordemos que eso forma parte de la triada fatídica muy frecuente en los
asesinos seriales cuando son infantes. A los cinco años la alarmada señora
Bianchi consultó un médico porque
Kenneth padecía numerosos lapsos en que se
quedaba ido con los ojos volteados. El doctor pronosticó que se curaría llegada
la pubertad. En la escuela, las maestras lo consideraban casi un desadaptado
con esos ataques, temblores y otras particularidades que mostraba.
Frances creía que las maestras ponían
nervioso a
Kenneth y estas decían que
podía rendir mucho más de lo mostrado. Tuvo que cambiarlo de lugar por esta
situación.
Las pruebas psicológicas determinaban que Kenny
poseía un coeficiente intelectual de 116, arriba del promedio, y habilidades
artísticas y verbales. A pesar de ello, sus calificaciones y logros escolares
eran sumamente erráticos. Y su temperamento muy irritable provocó que se
consultara a un psicólogo que determinó que Kenneth
Bianchi había desarrollado
una dependencia excesiva por su madre. Se reporta que a los 8 y 9 años visita
centros psiquiátricos para profundizar con estudios en ese problema suyo de
orinar involuntariamente.
Cuando el muchachito Bianchi
tenía 13 años, murió su padre adoptivo y la señora Frances tuvo que redoblar sus esfuerzos laborales para mantener a
flote la economía familiar. Se reporta que él se negó a llorar y externar la
sensible pérdida. Kenny
tuvo que dejar la costosa escuela católica donde estudiaba para ingresar a una
secundaria pública donde no hay noticias de que le haya ido mal, evadiendo los
clásicos problemas que los jovencitos extraños padecen en esos lugares.
A los 15 años su conducta cambia notablemente saliendo con novias,
socializando en un club de motos, etc. Ciertamente el joven Bianchi no era mal parecido y no faltaban
chicas a su lado. Sin embargo aprovechaba su formación católica de extrañas
maneras. Por ejemplo, a pesar de sentir gran atracción por las chicas
desaprobaba por completo la vestimenta sexy de algunas de ellas. Al absurdo
grado de reprobar las playeras de cuello en V. Sus estándares no bajaban de solicitar
virginidad y devoción absoluta de sus parejas hacia él, aunque no
correspondiera de la misma manera. Solía andar con varias chicas a la vez. Era
sumamente infiel y mezquino.
Contando 18 años y después de graduarse de preparatoria resulta que Bianchi se casa con una muchacha de nombre Brenda Beck pero como no cumple sus
altas expectativas la deja al poco tiempo. Nuevamente se casa pero esta
aventura se termina a los ocho meses cuando la chica súbitamente empaca sus
cosas y lo abandona. Aquella partida significó una fuerte traición a los
sentimientos de Bianchi.
Famosa foto de Bianchi el día de su boda
Cuando se repuso del golpe, reasumió su vida. Ingresó a una
academia de estudios policiales pero fiel al signo de su vida, no terminó los
cursos dado su pobre desempeño. Como es el caso de otros tantos asesinos
seriales,
Bianchi
intentó ingresar a la policía pero por una u otra razón fue rechazado.
Convertirse en una figura de autoridad era el gran sueño de este rufián. Por
algún tiempo saltó de un empleo a otro, generalmente en puestos de seguridad
y/o vigilancia. Trabajos en los que desarrolló su gusto y costumbre por robar
cosas. Y por lo mismo no duraba mucho tiempo en ningún lugar. Por supuesto,
varios objetos hurtados iban a parar como regalitos a sus novias.
A
ngelo Bueno, autonombrado el Italian Stallion
A la edad de 26 años cambia su residencia en
Rochester para irse a vivir a
Los
Ángeles junto a su primo, el famoso
Italian
Stallion Angelo Buono. Este
sujeto nació en
Rochester Nueva York
en 1934 y tras el divorcio de sus padres vivió con su madre y una hermana mayor
en
Glendale California. Su vida se
distinguía por su misoginia, falta de ética y escasa educación. Desde temprana
edad comenzó su prolífica carrera delictiva robando cosas pequeñas escalando
naturalmente al robo de automóviles. Se caso varias veces y tuvo numerosos
hijos con sus parejas a quienes amenazaba con asesinarlas si es que lo
abandonaban. Desde adolescente ya alardeaba con sus amistades de violar y
sodomizar muchachas. Y de adulto era capaz de afirmar que abusaba hasta de sus
pequeñas hijastras. Increíblemente, a un carcamán como
Angelo Buono nunca le faltan mujeres que sienten profunda atracción
hacia él. De ese modo, en la época que recibe a su primo
Kenny,
Buono tiene tratos con varias
jovencitas del vecindario. Ambos primos terminan por convertirse en padrotes
regenteando prostitutas.
Cuando Kenneth Bianchi se afinca
en California consigue empleo y con
su primer cheque decide comprarse un viejo Cadillac y conseguir un
departamento. Fiel a su irresponsabilidad pronto sus deudas se salen de
control. Kelli Boyd, su novia de
entonces relata que Kenneth
nunca fue capaz de controlar sus gastos y que si un día se reportaba enfermo en
el trabajo, aprovechaba el día para ir a jugar cartas con su primo Angelo Buono. Luego ella tuvo un hijo e
ingenuamente razonó que tal vez por ese evento, que normalmente haría sentar
cabeza a un hombre común y corriente, Bianchi
cambiaría, pero no fue así. Cuando éste le propone matrimonio ella se niega a
aceptar principalmente por todas las fallas de carácter que por este relato ya
conocemos de Bianchi:
Inconsistencia laboral, falta de compromiso, nula solidez financiera y que era
extremadamente mentiroso.
Bianchi tuvo la ocurrencia
de armar un fraude haciéndose pasar por un psicólogo, puso una suerte de
consultorio tratando de explotar los conocimientos de psicología que había
adquirido en aquel curso de ciencias policiales que había abandonado en Nueva York. Afortunadamente muy poca
gente cayó en esta treta. Por la época en que comenzaron a aparecer cadáveres
de jóvenes chicas en Los Ángeles Bianchi había informado a su novia que padecía
cáncer de pulmón y que por la quimioterapia y la radiación se sentía mal y no
podía ir a trabajar. Suponemos que sus ausencias frecuentes eran los momentos
que aprovechaban los primos para cometer sus fechorías.
El día que Kenny se queda sin
dinero, a Buono se le ocurre la gran idea de juntos explotar prostitutas.
Aprovechando la buena estampa de Bianchi
para enganchar muchachas y las conexiones que Buono poseía para conseguir clientes, el negocio según esto, era
garantizado. Así logran controlar a un par de chicas llamadas Sabra Hannan
y Becky Spears,
a quienes someten a fuertes abusos físicos teniéndolas casi secuestradas. Pero Becky Spears logra
contactar a un abogado de nombre David
Wood quien apiadado por su situación le facilita la escapatoria. Ante la
huida de Spears
al poco tiempo Sabra
Hannan decide escapar también. Sin el dinero que producían las
chicas Bianchi de nuevo se ve en
dificultades para pagar las letras de su automóvil.
Entonces consiguen una nueva recluta que ocuparía el cuarto dejado por las
anteriores chicas y contactaron una prostituta llamada Deborah Noble quien les vende una lista de clientes. Los primos
habían cifrado mucha importancia a la mencionada lista pero finalmente se
dieron cuenta que era falsa, no les servía para nada y enojados decidieron
descargar su furia en Yolanda Washington amiga de Noble a quien no sabían donde localizar, en cambio a Yolanda
la habían escuchado decir que trabajaba en un lugar de Sunset Boulevard y se convirtió en la primera víctima de los
denominados Hillside Stranglers. Desnuda y violada, su cuerpo fue hallado
cerca del cementerio Forest Lawn.
Yolanda Washington
Sin embargo en una ciudad del tamaño de
Los Ángeles el homicidio solitario de una prostituta no significa
mucho considerando la magnitud de la problemática criminal de la ciudad y la
actividad altamente riesgosa de la víctima. Únicamente los detectives de mayor
olfato y experiencia sintieron que había un problema cuando en el otoño de 1977
fueron encontradas mas jovencitas asesinadas. A las dos semanas del hallazgo
del cuerpo de la prostituta
Washington en la población conurbada de
La Crescenta en medio de un vecindario
de clase media apareció por la mañana el cuerpo desnudo de una mujer joven.
Acaso tendría 16 años opinó el forense. En su cuerpo aparecieron las 5 marcas
que serían la norma de estos hallazgos. Cicatrices por atadura en manos, pies y
el cuello. El detective
Frank Salerno
perteneciente al departamento del Sheriff del Condado, notó que la víctima
había sido depositada con el propósito de que fuera vista lo más pronto posible
y que había sido transportada ahí del lugar en que había sido asesinada. Le
tomó varios días a
Salerno poder
identificar a la desafortunada adolescente, lográndolo finalmente cuando mostró
su imagen a prostitutas y vagos del
Boulevard
Hollywood, entonces se conoció así que en vida se llamaba
Judith Miller.
Judith Miller
Luego, el domingo 6 de Noviembre de 1977 apareció un nuevo cuerpo cerca de
un club en
Glendale. Esta nueva
víctima había sido violada y presentaba las cinco marcas por atadura vistas
anteriormente.
Salerno se comunicó
con los oficiales de
Glendale para
platicar sobre las similitudes entre los crímenes que se estaban presentando.
Cuando fue a ver el escenario del crimen nuevamente notó que por el lugar donde
había sido depositado el cuerpo, dos o más hombres se habrían requerido para
efectuar dicha tarea. La mujer fue identificada como
Lissa Kastin, mesera de 21 años que
días atrás había comentado a su madre la posibilidad de prostituirse para ganar
algo más de dinero. Como quiera que fuera, de este par de crímenes no surgían
mayores pistas para resolver el caso.
Lissa Kastin
Los medios de comunicación hablaban del estrangulador de
Hillside y contaban historias de
secuestro, violación y asesinato. No pocas personas consiguieron perros y
elevaron las medidas caseras de seguridad. Pero la evidencia del caso indicaba
a la policía que se trataba de más de un asesino. Cuando el detective de la
policía de
Los Ángeles Bob Grogan, hombre clave en este caso,
fue llamado a los escenarios del crimen se dio cuenta que quien estuviera
tirando los cadáveres tenía forzosamente que conocer muy bien la zona y sus
vecindarios. Dondequiera que aparecía tirado un cuerpo el lugar aparecía con
normalidad sin señales de lucha o huellas evidentes de que se hubiera
arrastrado un cuerpo de un lugar a otro. Así rápidamente se dedujo que no era
uno, sino dos o hasta más los homicidas. Porque aunque las víctimas eran
pequeñas, para transportarlas y depositarlas se requerían dos o más personas.
Jane King
La
siguiente víctima fue la señorita de 28 años Jane King que fue secuestrada el 9
de Noviembre y cuyo cadáver apareció dos semanas después el día 23 del mismo
mes. Su cuerpo estaba en tal estado de descomposición que no se pudo establecer
si había sido violada como las anteriores víctimas, pero si se conoció que
murió estrangulada. Había sido una hermosa mujer y aspiraba a convertirse en
actriz cuando fue asesinada.
Sonja Johnson
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Dolores Cepeda
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Las siguientes fueron las adolescentes
Sonja Johnson de 14 años y
Dolores Cepeda
de 12 ambas alumnas de la escuela
San
Ignacio. La última vez que fueron vistas fue bajándose de un autobús y
acercarse a un automóvil sedan para hablar con un sujeto que viajaba en el
asiento del acompañante. Esta información reforzó la idea de que se trataba de
dos asesinos y no uno solo. Este hecho ocurrió el 13 de Noviembre y aparecieron
los cadáveres en una colina el día 20 descubiertos por un niño que buscaba
alguna cosa de valor en un tiradero. El estado de descomposición era avanzado y
estaban infestadas de insectos.
Kristina Weckler
Otra desafortunada
víctima fue la señorita Kristina Weckler que
murió en similares condiciones que las demás chicas. El detective
Bob Grogan prometió a los padres que
atraparía al o los asesinos de su hija.
Lauren Wagner
Pasaron los días de asueto de Noviembre y el 28 nuevamente
golpearon los asesinos, esta vez la víctima fue
Lauren Wagner estudiante de artes y
diseño que vivía con sus padres. El cuerpo apareció al día siguiente en las
colinas de
Glendale casi en la
carretera con las 5 marcas de ligadura en tobillos, muñecas y cuello. Resultó
que una vecina observó el momento del secuestro de la muchacha. Un carro se
puso al lado del de ella y se armó una discusión con los dos hombres que habían
abordado a Lauren. La señora
Beulah
Stofer, mujer cincuentona y asmática pudo observar con lujo de detalles los
hechos y a los protagonistas del incidente. Misteriosamente a la mañana
siguiente recibió una llamada telefónica y un hombre la amenazó de muerte si
hablaba de lo que había presenciado. En ese momento la señora Stofer no estaba
enterada de que había sido testigo de un secuestro. El detective
Grogan entendió que el testimonio de la
señora
Stofer sería de gran utilidad
llegado el momento. Además adivinó que la señora había estado muy cerca de los
hechos tal vez escondida entre los arbustos en vez de estar dentro de su casa
como había declarado inicialmente. Este crimen lucía particularmente grave,
debido a que indicaba que los asesinos ampliaban enormemente su radio de acción
y ya ningún lugar dentro la ciudad podía considerarse a salvo.
Kimberly Martin
El siguiente turno tocó a la prostituta de medio tiempo
Kimberly Diane
Martin quien el 13 de Diciembre atendió una llamada en la agencia
"
Climax" donde trabajaba para un servicio. A pesar de que
se conoció de donde procedió la llamada y algunos otros datos al respecto,
ninguna pista llevaba a algún lado. Luego los asesinos parecieron dar un
respiro al público puesto que nada ocurrió el resto del mes ni en Enero del año
siguiente.
Cindy Hudspeth
El 13 de Febrero de 1978 la joven de 20 años
Cindy Hudspeth que trabajaba como
recepcionista en una empresa desapareció. Al día siguiente su cuerpo fue
hallado en la cajuela de su automóvil, el cual por cierto había sido empujado a
una pendiente al lado de la carretera. Presentaba las 5 cicatrices encontradas
en los demás crímenes recientes. Esta vez los agentes
Salerno y
Grogan decidieron
ahondar en la vida de la víctima con la esperanza de hallar la pista
definitiva. Lo más notable fue que
Kristina Weckler otra de las víctimas vivía en la
acera de enfrente a
Hudspeth, ambas
no se conocían, pero eso revelaba que el o los asesinos también eran vecinos de
Glendale.
A pesar de la estrecha colaboración entre departamentos policiales las
pistas no llevaban a ningún lugar concreto. El perfil psiquiátrico hablaba de
un sujeto divorciado, empleado en trabajos menores donde duraría poco y que
hubiera vivido una infancia caracterizada por vivir en un hogar desintegrado y
violento, etc. Pero eso no acortaba la lista de sospechosos, era información
muy vaga. Sucedió que una psíquica de Alemania
visitara la estación de policía y curiosamente informó que debían buscarse
"un par de italianos, hermanos y de treinta
y pico de años..."
Karen Mandic
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Diane Wilder
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Pasó todo un año sin que aparecieran nuevos cadáveres. Durante ese tiempo
Kenneth Bianchi se mudó a la ciudad de
Bellingham en el estado de
Washington. Tal vez trató de iniciar
una vida nueva junto a su novia y su hijo
Ryan.
Pero regresó a las andadas. El 12 de Enero de 1979 la policía de la ciudad fue
reportada acerca de la desaparición de dos estudiantes de la universidad local.
Las chicas de nombre
Karen Mandic y
Diane Wilder compartían habitación y
se trataba de personas responsables y serias así que cuando el jefe de
Karen
echó de menos su presencia en el trabajo, inmediatamente recordó que la chica
le había comentado sobre un ofrecimiento que había recibido para presentarse
como niñera en una casa de un barrio adinerado. Un amigo suyo, agente de
seguridad le había pasado la información.
Así que la policía comenzó a investigar primero con la compañía de
seguridad, ahí los responsables contactaron al agente quien estableció que la
noche de la desaparición de las chicas había asistido a una reunión de reservistas
de la policía. Cuando la policía se enteró de que el tal agente no había
asistido a la tal reunión decidió indagar más. El jefe de la policía Terry Mangan no quedó satisfecho con
las explicaciones del joven guardia así que decidió visitar el hogar de las
chicas. Para su sorpresa encontró al gato de la casa hambriento. Aquello era
inusual, eliminando la posibilidad de que ambas chicas hubieran tomado unas
vacaciones y olvidaran avisar en el trabajo. Tras inspeccionar con detalle el
lugar hallaron anotada la dirección de la casa donde irían de niñeras así como
los datos del guardia de seguridad que previamente habían visitado. El asunto
cada vez era más preocupante. Entonces se dirigieron al lugar del supuesto
empleo a verificar la situación. Aparte los oficiales averiguaron que el
guardia de marras había sacado una camioneta de la compañía con el pretexto de
llevarla a servicio y sin embargo, la unidad no fue llevada a taller alguno.
Hasta ese momento Mangan comprendió
que la vida de ambas mujeres podría estar en serio peligro. Entonces instruyó a
sus patrulleros para que buscaran el vehículo de Karen Mandic e investigaran posibles
sitios donde pudieran abandonar algún cadáver.
En la casa donde supuestamente trabajarían de niñeras las muchachas pudo hallarse
una huella de sangre muy reciente. La policía platicó con un vecino que les
informó una extraña historia en la que un guardia de seguridad le pedía que
echara un vistazo a la casa todos los días, excepto claro está, el día de la
desaparición argumentando que se iba a efectuar un mantenimiento al sistema de
seguridad. El jefe de policía entonces pidió la ayuda de los medios para que
describieran el aspecto de las desaparecidas y del carro que usaban. Pronto una
mujer informó de un auto abandonado cerca de su domicilio. Desgraciadamente
dentro de la cajuela hallaron los cadáveres de las infortunadas muchachas.
Aquello era suficiente, así que Mangan
ordenó detener al oficial de seguridad que por supuesto era Kenneth Alessio
Bianchi. Al ser aprehendido
no ofreció mayor resistencia, portándose siempre amable y educado.
Detención de Kenneth Bianchi
En un principio su novia
Kelli Boyd
no podía creer que
Kenneth
estuviera implicado en la investigación de un crimen, como tampoco lo podía
creer su jefe del empleo, que lo consideraba como un elemento valioso e
importante en su organización.
Afortunadamente el departamento de policía de Bellingham montó una investigación muy profesional y detallada en
torno a este caso. Al levantar los cadáveres de las niñeras, se tuvieron
cuidados extremos para no dejar escapar la menor fibra, ni un cabello o vello
púbico. Muestras de pelos y vellos fueron extraídos de sus ropas y calzado y
fueron comparados con muestras halladas en tapetes y alfombras de la casa donde
habían sido secuestradas. Como los resultados del análisis forense tardarían
algunos días, era preciso retener al sospecho por una buena causa. Y el
pretexto fue fácil de conseguir al descubrirse en el domicilio de Bianchi varios objetos robados de las empresas
donde había laborado.
Por suerte el jefe Mangan recordó
la existencia del caso abierto en Los Ángeles
del estrangulador de Hillside así
que muy pronto el detective Salerno
fue informado de la detención y los pormenores acerca de Kenneth
Bianchi. Inmediatamente
viajó a Washington y dejó a sus
colegas a cargo de investigar los movimientos de Bianchi
mientras vivió en Los Ángeles.
Cruzando evidencia entre los detectives de ambos estados cada vez era más
evidente que Kenny
era uno de los estranguladores. Bajo su poder estaban joyas que en
vida habían pertenecido a las víctimas de California.
Las pruebas en pelos y fibras lo incriminaban también.
En poder de las autoridades y bajo la lupa, la policía de Los Ángeles publicó una imagen de Bianchi para ver si el público podía aportar
más información. Y el abogado David Wood
le contó a la policía de cómo había rescatado a una muchacha de Bianchi y Buono
quienes sometían a sus prostitutas a intensos abusos físicos. Después de
visitar a Buono, los detectives Grogan y Finnigan estaban casi seguros de que el sujeto era otro de los Hillside
Stranglers.
Mientras tanto, Bianchi
estaba preso en Bellingham esperando
juicio cuando logro convencer a su abogado de que padecía de amnesia y este
movido por la preocupación le asigno un trabajador social, esta persona quedó
impactada al considerar que un hombre tan correcto, amable y tranquilo pudiera
ser acusado de estrangular a un par de jovencitas. Por lo tanto pensó que tal
vez Kenneth sufría del síndrome
de doble personalidad. Nadie esperaba que el acusado tramara una magistral
actuación para convencer inclusive a renombrados psicólogos a nivel nacional
acerca de su particular caso de personalidad múltiple. El objetivo era
argumentar inocencia por discapacidad. Es decir, una treta para no afrontar la
responsabilidad por sus actos. A pesar del teatro que Bianchi
había montado en torno suyo, los detectives californianos seguían trabajando
para desenmarañar la madeja de pistas y gracias a Bianchi
lograron involucrar a Buono en los
asesinatos. Además la señora Stofer
y un señor de nombre Markust
identificaron sin problemas las fotografías del par de rufianes. Luego el
engaño de Bianchi con sus múltiples
personalidades fue echado abajo cuando se consultó a un experto en hipnosis el
cual pudo descubrir las fallas en la excelente actuación del acusado. Los
detectives recordaron que el alter ego de Bianchi,
Steve Walker era el nombre de un
antiguo compañero de estudios del indiciado, mismo que había usado para
falsificar documentos académicos.
Veronica Compton Serial Killer Groupie con quien
Bianchi armó un plan para despistar a la
policía, ardid que no prosperó
Entonces el fiscal ofreció un trato a
Bianchi:
testificar en contra de
Buono y
declararse culpable del par de homicidios de
Washington a cambio de purgar sentencia de por vida en
California o morir ejecutado en
Washington. Así la confesión podría
servir para juzgar a
Buono, sin embargo
lo que necesitaba la policía eran datos, abundantes y buenos debido a que en
California el testimonio de un cómplice
no es suficiente para acusar a alguien a excepción de que las informaciones
estén sustentadas con evidencia. Muchos oficiales fueron llamados a presenciar
las confesiones de
Bianchi.
En ellas comentó que él y su primo fingían ser policías usando una placa falsa.
De ese modo era sencillo abordar y someter a las prostitutas. A las niñas bien
era más complicado engañarlas y subirlas a su automóvil. En esas entrevistas el
detective
Salerno recordó que en uno
de los cuerpos había encontrado una pelusa desconocida. Así que pregunto a
Bianchi con que habían envuelto el cadáver de
Judy Miller
a lo que éste contesto que seguramente había sido con algún tapete del negocio
de tapicería de
Angelo Buono. Aquella evidencia podría ser crucial para acusar a
Buono de ser cómplice de los asesinatos. Idéntico que otros
peligrosos criminales seriales
Kenneth
Bianchi relató uno a uno
los escabrosos detalles de los asesinatos sin mostrar remordimiento y como si
estuviera platicando entre amistades en una reunión en el bar. A pesar de todo,
hasta él se tornó reticente a platicar sobre el crimen de
Kristina Weckler porque había sido
su muerte la más larga y tormentosa. La habían asfixiado con una bolsa de
plástico a la cual le inyectaron gas de la cocina y tomó más de una hora de
indecible sufrimiento antes que la chica muriera. Después de alegremente
confesar,
Kenny entendió que estaba
en un callejón sin salida y como suele suceder con otros asesinos cobardes,
intentó culpar a alguien más de sus desventuras. Pero el negocio estaba
cerrado: fue sentenciado a varias cadenas perpetuas tanto en
Washington como en
California.
El 22 de Octubre de 1979 el detective Salerno
detuvo a Angelo Buono.
Sin embargo su proceso enfrentó numerosas dificultades legales a pesar de la
evidencia presentada y de la confesión de Kenneth
Bianchi aparte de la rápida
identificación por fotografías. Parte del problema fue que Bianchi
dejó de cooperar para incriminar a Buono. Sus
vistosas actuaciones en la corte terminaron por minar la estrategia contra Buono. A fin de cuentas Kenny
sabía perfectamente de la funesta suerte que dentro de la cárcel corren los
informantes y soplones. Estas y otras dificultades legales pusieron en peligro
las acusaciones en contra del Italian Stallion pues el fiscal Roger Kelly no deseaba arriesgarse a
perder el caso. Finalmente la prudencia se hizo presente en el juez Ronald George quien despejó toda duda
acerca de las acusaciones haciendo uso de la evidencia presentada. Por fin a
mediados de 1982 comenzó el juicio contra Buono, y después
de muchas vicisitudes y retrasos fue declarado culpable en 1983 del asesinato
contra Lauren
Wagner, Judy Miller, Dolores Cepeda, Sonja Johnson, Kimberly Martin,
etc. Angelo Buono
murió a los 67 años durante 2002 en la prisión estatal de Calipatria al parecer de una afección cardiaca. Fiel a su espíritu
mujeriego, se caso en 1986 ya siendo prisionero con la señora Christine Kizuka. Mientras tanto Bianchi continúa purgando sentencia.
Muestra de las porquerías que se ha puesto a
pintar Bianchi en la cárcel
Bibliografía:
- Without Conscience: The Disturbing World of the
Psychopaths Among Us, Robert D. Hare
- Serial Killers: The Method and Madness of Monsters,
Peter Vronsky
- Two of a Kind: The Hillside Stranglers, Darcy
O'Brien
- Hillside Strangler, Ted Schwarz
- Psychopathic Mind: Origins, Dynamics and Treatment,
J. Reid Meloy