La marca
de la bestia
INTRODUCCION
Ana. La mujer detrás de la máscara
En setiembre de 2004, un e-mail enviado por una víctima del
violador serial, Marcelo Mario Sajen, puso en evidencia la desidia y la
incompetencia que las fuerzas encargadas de reprimir el delito habían
demostrado en torno a este caso. Desde entonces y gracias a esta chica que se
refugió bajo el seudónimo de Ana, el poder político asumió que ese delincuente
podía llegar a comprometer esa extraña y elástica "entidad" que les
gusta llamar "gobernabilidad". Así fue como, sin dejar de lado las
mediocridades y rencillas internas existentes entre los distintos organismos
oficiales, se avanzó hasta el punto de lograr resolver el caso. Días después de
la caída del violador, Ana se llamó al silencio y sólo volvió a
hablar siete meses después con los autores de este libro, con quienes acordó
una entrevista a través de la misma vía que le permitió en su momento poner en
jaque al gobierno de José Manuel De la
Sota: la Internet. El diálogo por el sistema de chat que sirve de
introducción a este libro, y que se reproduce sin cambios, es un fragmento de
la charla que mantuvimos con la joven que hoy tiene 21 años.
Dante Leguizamón dice:
Ana, han pasado siete meses desde la muerte de
Marcelo
Sajen...
¿Cómo
estás?
Ana dice:
La verdad que mejor de lo que esperaba.
Estoy viva, tengo muchos proyectos, que se me van dando de a poco, y me voy
dando cuenta de que se puede salir adelante... así que... estoy feliz.
Dante Leguizamón. Dice:
¿Es un "ejercicio" eso de estar bien? Me refiero a si tenés
que retarte a vos misma para no volver sobre el recuerdo del ataque, o si, en
cambio, te sale naturalmente.
Ana Dice:
En realidad en ciertos planos de la vida
diaria, es un ejercicio. Hay momentos de introspección y angustia en los que me
veo obligada (por consejo
del psicólogo) a traerlo de vuelta y hablarlo para
gastarlo. Para que quede como un simple recuerdo.
Dante Leguizamón. Dice:
¿En ese aspecto el "personaje" Ana ayuda o complica la vida de la
persona que está detrás de él?
Ana dice:
Ana se murió el 28
de diciembre del 2004, y vuelve únicamente cuando su presencia es necesaria. En
algún momento sirvió como una máscara, pero fue mucho más útil sacarme esa
máscara y seguir con mi vida, sin Ana... La
creación de Ana sirvió para
proteger mi identidad después del revuelo con la prensa... Pero no sirve
esconderse atrás de ese papel, porque no iba a poder asumir lo que me pasó.
Escondida detrás de Ana fue más fácil
hablar del tema... ahora no tanto.
Dante Leguizamón. Dice:
Me parece clarísimo. Sólo me cuesta un poco creer en esa capacidad de
desdoblarse... ¿Te arrepentís a veces de haber mandado aquel e-mail? ¿Alguna
vez pensaste... "me expuse demasiado"?
Ana dice:
Jamás. Fue lo mejor que pude hacer, estoy
súper orgullosa de lo que hice y de la gente que estuvo y está al lado mío para
sostenerme cuando me estoy por caer. Nunca me podría arrepentir de sacarle un
fruto positivo a algo que de positivo no tenía nada.
Dante Leguizamón. Dice:
Eso me genera orgullo hacia vos y quiero decírtelo (el orgullo seguiría
ahí si te arrepintieras) todo lo que nosotros hemos investigado nos hace pensar
que sin aquel mensaje, la gravedad de la historia del violador serial sería aún
mayor
Ana dice:
Y se seguiría con la misma historia, porque
nunca lo hubieran agarrado. La intención era que no volviera a pasar. Me daba
bronca el manto de silencio que había sobre el caso, y (cual justiciera) pensé
que alguien tenía que hacer algo, y decidí hacerlo yo.
Dante Leguizamón. Dice:
¿Qué evaluación hacés de lo que pasó en torno al caso?
Ana dice:
La verdad inicialmente el caso daba
lástima, nadie le prestaba atención, era una moneda corriente. Yo me di cuenta
con el tiempo de que la gente (yo formaba parte de esa
"gente"), no se da cuenta
de las cosas que pasan hasta que pasan cerca o hasta que le tocan a uno. Y
hasta que las cosas no te pasan, sentís como una inmunidad a ser blanco de
ellas. Incluso después de mandar el mail, recibimos respuestas de gente que
pensaba que lo nuestro era mentira, que andábamos buscando fama... la gente que
no lo pasó, casi no lo entiende y eso daba mucha bronca... Ir a la policía y
que te digan "ah, sí, es el violador serial, claro, si siempre
ataca a fin de mes y hoy es 28. Donde te atacó a vos ya atacó a otras 15 chicas".
Eso daba mucha bronca, y fue un disparador para que nos
pusiéramos en marcha y decidiésemos hacer algo por detenerlo...
Dante Leguizamón. Dice:
En este país es común que a la gente que señala lo que está mal, los
responsables de que esas cosas estén mal, la traten de "loca". Vos
¿has sufrido eso?
Ana dice:
No tanto así, fue mayor el reconocimiento
de la gente ante una actitud valiente.
Dante Leguizamón. Dice:
Me refiero a los que tenían el poder
Ana dice:
Mirá... sinceramente creo que el sistema
está preparado de una forma que no permite a la gente criticarlo, y mucho
menos, intentar cambiarlo. Para esto te ponen todo tipo de limitaciones, para
que te calles, para que no molestes. Está en los objetivos de cada uno y en la
fuerza (por supuesto) para seguir adelante y no quedarte ante la primera
respuesta barata de un tipo que lo único que quiere es que te calles.
Dante Leguizamón. Dice:
¿Estabas en pareja cuando fuiste atacada? ¿Lo estás ahora? En
ese aspecto (pregunto sin ánimo de invadirte) ¿cómo
te influyó lo que pasó?
Ana dice:
No, no estaba en pareja, ni lo estoy ahora,
pero el ataque no es un impedimento en absoluto. Lo fue en su momento, pero
gracias a la terapia, pude ir superándolo.
Dante Leguizamón. Dice: ¿La terapia ha sido útil...?
Ana dice:
Sí, claro que lo fue, y lo sigue siendo.
Voy todas las semanas, mi psicólogo es una gran ayuda y por suerte encontré un
terapeuta muy profesional.
Dante Leguizamón. Dice:
¿Te costó avanzar sobre lo que pasó? Viste que uno tiene muchas más
máscaras (Anas) de las que cree y te lo dice un paciente en
tratamiento.
Ana dice:
Sí, claro, siempre es más importante uno,
porque la voluntad para seguir yendo la pongo yo.
Dante Leguizamón. Dice:
Te hago una pregunta antes de entrar en el tramo final... Estas
respuestas me las está dando Ana (el personaje) o la persona que está detrás de
ella...? ¿Qué sentís en este momento? Ana dice:
La que escribe ahora soy yo. Pero también
es inevitable traer de vuelta a Ana, para protegerme de algunas cosas.
Dante Leguizamón. Dice:
Entiendo perfectamente pero me gusta más saber que sos vos. Respeto a
Ana
pero
más a vos... ¿Qué creés que necesita esta historia (la de Sajen, la tuya, la del violador serial) para cerrar? ¿Qué
esperarías que tenga un libro sobre este caso?
Ana dice:
Lo importante es y seguirá siendo que la
gente no se olvide nunca de que con lucha se pueden lograr las cosas. Que
callarse y cruzarse de brazos no sirve de nada, nunca. En ese momento fui yo,
sería muy lindo que la gente se dé cuenta de que pueden ser ellos también. De
que no hay que callarse estas cosas, inspirar a la gente para que se movilice.
Sería ideal poder darle una lección al sistema y que éste responda como se le
pide, pero... difícil que el chancho silbe. En un país donde la corrupción y la
falta de moral son moneda corriente, no se puede esperar mucho.
La lucha, lamentablemente, la tiene que
iniciar uno mismo desde las pequeñas cosas, como mandar un mail o hacer la
denuncia (por muy terrible que sea, siempre cuidándose
la espalda).
Dante Leguizamón. Dice:
¿Creés que las condiciones están dadas para que dentro de cinco o diez
años surja otro Sajen o las cosas han cambiado? ¿Será
posible que vuelva a pasar lo mismo?
Ana dice:
¡Obvio! Lo único que más o menos cambió es
la atención a la víctima para hacer las denuncias y todo ese procedimiento...
pero, para evitar los ataques, no se hace nada. No hay la misma seguridad que
en ese momento... ¿Hace falta que la gente ande paranoica y el tema estalle en
los medios para que realmente alguien se ponga a trabajar? Sí, definitivamente
esto puede volver a pasar. Cada vez que se conoce una nueva violación en esos
lugares es como remontarse a esos días, es horrible pensar que siguen pasando
estas cosas, que alguien más está sufriendo por un enfermo junto al sistema que
lo apaña. Escuchar que vuelve a pasar, es volver a pensar en ese momento.