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Hombres y Mujeres Asesinos
Blog dedicado especialmente a lecturas sobre Casos reales, de hombres y Mujeres asesinos en el ámbito mundial.
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Este Blog, no es de carácter científico, pero si busca seriedad en el desarrollo de los temas.

Está totalmente dirigido a los amantes del género. Espero que todos aquellos interesados en el tema del asesinato serial encuentren lo que buscan en este blog, el mismo se ha hecho con fines únicamente de conocimiento y desarrollo del tema, y no existe ninguna otra animosidad al respecto.

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Mostrando 11 a 20, de 188 entrada/s en total:
//19 de Diciembre, 2011

Javed Iqbal

por jocharras a las 22:16, en Hombres Asesinos
Javed Iqbal


El peor asesino en serie en la historia de Pakistán, juzgado según la Ley del Talión.


Javed Iqbal fue detenido en diciembre de 1998 después de que en un acto de exhibicionismo enviase una carta a la Policía en la cual confesaba haber estrangulado a un centenar de jóvenes. Además de mofarse de la incapacidad de las autoridades de atraparlo y ponerlo entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en pedazos los cuerpos de sus víctimas, de las que abusaba sexualmente antes de asesinarlas, y luego depositaba los restos en una tinaja con ácido para hacer desaparecer los cadáveres.

Esta carta desencadenó una auténtica caza al asesino, que se prolongó durante un mes y concluyó con la captura de un ingeniero químico de 42 años llamado Javed Iqbal, que se convirtió así en el criminal más buscado en los 53 años de historia independiente de Pakistán, donde son muy raros los casos de asesinatos en serie.

El 30 de diciembre, en otro acto de exhibicionismo típico de este tipo de criminales, Iqbal se había presentado en las oficinas de "The News", un periódico de la ciudad Paquistaní de Lahore. En la redacción de dicho periódico declaró que no sentía remordimientos por haber matado a 100 niños, pero que podría haber matado a 500 y que si sólo asesinó a 100 fue porque no quiso ir "más allá". Confesó a los periodistas que había actuado así en protesta por los malos tratos que sufrió de las Fuerzas de Seguridad, y que temía por su vida si se entregaba directamente a la Policía, por ese motivo había acudido al periódico local.

 


Las primeras investigaciones policiales acerca de este caso de desaparición de menores condujeron pronto a la casa que el ingeniero compartía con sus cómplices. Allí se encontraron unas fotografías de 100 niños muertos y las ropas que muchos de ellos llevaban cuando desaparecieron. Asimismo se hallaron los restos de dos cadáveres en una tinaja azul.

Casi todas las víctimas procedían de familias muy pobres o eran mendigos, y en algunos casos habían pasado meses de la desaparición hasta que las familias presentaron las denuncias. La gran mayoría fueron identificadas por sus familias a las que fueron mostradas las fotografías. El presunto asesino afirmó que las fotografías eran tomadas por sus dos cómplices que, según añadió, eran homosexuales, aunque negó que él lo fuera.

Durante el juicio, el ingeniero negó la versión de los hechos relatada en la carta que había enviado a la policía, y afirmó que había sido detenido por error.


 
En el trascurso del mismo un total de 105 testigos de la acusación prestaron declaración ante el tribunal, mientras, la defensa no presentó ninguno.
Al final, la sentencia emitida por el juez de acuerdo con la "Sha’aria", (Ley del talíon)(tradicional ley islámica) lo ha hallado culpable y ha solicitado el "ojo por ojo y diente por diente".

La sentencia del tribunal de Lahore es que el asesino deberá ser ejecutado en el parque público más popular de la ciudad de la misma manera que él ejecutó a sus víctimas.


"Morirá estrangulado delante de los padres de los niños a los que ha matado, y su cuerpo será cortado en cien pedazos que serán depositados en ácido, como usted hizo con los niños", han sido las palabras del juez.

Uno de los cómplices de Iqbal, Sajid Ahmad, de 17 años fue también condenado a muerte porque participó en cada uno de los asesinatos. También Mamad Nadeem, de 15 años fue hallado culpable de los crímenes de trece de las víctimas ha sido condenado a 182 años de prisión (14 por cada uno de ellos), al igual que Mamad Sabir, de 13 años, a 63 años de cárcel. 

 Tras oír la sentencia en una sala abarrotada de público, Iqbal juró por su honor que era inocente, luego firmó el fallo y fue conducido a la prisión.

Su abogado defensor, Najeeb Faisal Chuadhry, declaró a la prensa que pensaba apelar a la sentencia y si fuera necesario llevaría el caso ante el Tribunal Supremo. En este caso, la ejecución se podría demorar durante años.

La sentencia fue criticada duramente por grupos de derechos humanos e incluso por el Concilio de Ideología Islámica, pero la corte de Lahore no dio paso atrás.

Como quiera que sea la sentencia jamás llegó a cumplirse. La mañana de 8 de octubre de 2001, apenas cuatro días antes de que la Sha'aria rindiera su veredicto final, las autoridades de la prisión de Kot Lakhpat hicieron pública la muerte de Javed Iqbal y su cómplice Sajid Ahmad, ambos fueron encontrados en sus celdas ahorcados, al parecer, con sus sábanas.

Las autopsias revelaron que ambos habían sido golpeados y algunas declaraciones de guardias y custodios no parecían ser del todo verdad, pero a fin de cuentas las autoridades dictaminaron "suicidio".

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//19 de Diciembre, 2011

Richard Speck

por jocharras a las 21:04, en Hombres Asesinos

Richard Speck


El protagonista de hoy suele encasillarse como uno de los asesinos en serie más brutales de la historia americana aunque si bien es cierto sólo mató en una noche a ocho chicas estudiantes de enfermería, de todos modos su hazaña no desmerece para relatar su cruel matanza como uno de los asesinos, eso sí, más despiadados de América.

Nuestro amigo nació el 6 de diciembre de 1941 en Kirkwood, Illinois. donde vivió sus primeros años hasta que su familia se mudó a Dallas, (Texas). El 7º de ocho hermanos, sufre la pérdida de su madre con tan solo 6 años. El ambiente familiar no es el más propicio para su desarrollo pues su padre, hombre de bien pero alcohólico perdido no sería buena influencia para nuestro chico. En su adolescencia fue arrestado 10 veces por robos y alteraciones del orden. Gamberro, brusca broncas y pequeño delincuente, no tardó en abandonar la escuela técnica para trabajar como jornalero, carpintero y basurero.

Se casa a los 20 años con Shirley Malone  de 15. Tuvieron una hija que quedó bajo la custodia de su madre en 1966 tras la separación solicitada, como no, de Shirley, tras continuos abusos tanto a ella como a su madre. Se presumía que duraría poco el matrimonio pues estuvo largo tiempo en prisión.

En julio de 1966 se establece en Chicago para buscar ayuda en su hermana y encontrar trabajo en un barco que partiera a Nueva Orleans. Su hermana le da 25 dólares y lo lleva al departamento de contrataciones de la Unión Marítima. Durante 4 años intentó sin éxito conseguir trabajo en un barco.

El departamento de contrataciones de la Unión se encontraba muy cerca del 2319 de la calle 100, donde ocho estudiantes de Enfermería vivían en una casa perteneciente al Hospital de la Comunidad de Chicago. Una de las estudiantes, Cora Amurao, estaba en la cama cuando golpearon en la puerta de su habitación. Abrió la puerta y se encontró cara a cara con nuestro hombre, Richard Speck, apuntándole directamente con un arma.

La joven filipina, estudiante de intercambio, junto con sus dos compañeras, fue llevada hasta una habitación trasera con otras tres enfermeras. Speck les aseguró a las chicas que no tenía intención de agredirles pues solo quería dinero para llegar a Nueva Orleans. Las chicas rápidamente cumplieron con lo pedido.

El hombre armado habló deliberada y claramente, pero apestaba a alcohol. Speck les dijo a las chicas que se acostaran. Metódicamente, ató a cada una, mano con pie, con sábanas despedazadas. Mientras tanto les aseguraba: "No se asusten, no voy a asesinarlas".

Richard Speck desató los tobillos de Pamela Wilkening y la sacó de la habitación. Al poco tiempo, Mary Ann Jordan y Suzanne Farris llegaron y se les hizo unirse a sus compañeras enfermeras.

Las dos últimas fueron retiradas de la habitación. La próxima en salir fue Nina Schmale. Pasaba un período de 20 a 30 minutos entre la ausencia de cada chica y la vuelta de Speck. Durante uno de estos períodos, Cora Amurao rodó debajo de la cama para esconderse, cosa que salvó su vida.

Merlita Gargullo, Valentina Pasion, Patricia Matusek y Gloria Davy fueron llevadas individualmente fuera de la habitación. Mientras tanto, Cora Amurao estaba acostada en silencio debajo de la cama, totalmente aterrorizada mientras escuchaba los sonidos de violación y asesinato. Finalmente, el silencio se apoderó de la casa.

A las seis de la mañana Cora Amurao escapó de su escondite. Saltó los cuerpos de sus compañeras hasta un alféizar al ras del piso que iba a lo largo del frente de la casa. La señorita Amurao gritaba: "Ayúdenme, ayúdenme. Todo el mundo está muerto. Soy la única viva en el barco". En su estado de terror, pensó por un momento que estaba de vuelta en Filipinas.

La extraña visión de una chica gritando histérica, pronto atrajo a un transeúnte a la casa del horror. Cora Amurao era la única de las nueve chicas que sobrevivió a Richard Speck. Sus ocho compañeras estaban muertas, todas violadas y acuchilladas o sofocadas hasta morir.

La trágica escena de las víctimas mostraba a Gloria Davy desnuda y atada con unos nudos demasiado perfectos, con un paño alrededor del cuello y su cabeza colgando del sofá, en sus nalgas habían rastros de semen. Patricia Matusek desnuda en el baño, sus braguitas blancas bajadas mostraban el vello púbico. Nina Schmale en la habitación junto a las demás, había tanta sangre derramada que apenas se les reconocían, su vestido levantado hasta el pecho con las mismas ataduras y nudos de iguales características, algo profesionales. Pamela Wilkening de 18 años, amordazada y apuñalada en Corazón, cuello y pecho, su cuerpo yacía en el reguero de sangre. Mary Ann Jordania con tres apuñaladas en el pecho, cuello y ojo. Valentina Paison de 24 años, tumbada hacia abajo, con profundos cortes en su garganta y sobre ella, como si de una muñeca se tratase, se lanzó a Merlita Gargullo, apuñalada y también estrangulada.

 Cora Amurao

Cora describió a Speck a la policía, alto, rubio y con voz cansina del meridional. Su descripción y los detalles de los asesinatos múltiples recibieron mucha publicidad. Veinte minutos después de que el informe fuera entregado a los patrulleros, la policía supo que un hombre que cuadraba con la descripción había dejado dos bolsos en una gasolinera. Había mencionado que estaba buscando trabajo en la Unión Marítima Nacional. Un chequeo con la Unión confirmó que un tal Richard Speck estaba buscando una litera en un barco que saliera para Nueva Orleans. La fotografía de Speck estaba fichada con la Guardia Costera de EEUU. Cora escogió una foto de un grupo de retratos de la policía.



  Gloria Davis       P. Matusek      P. Wilkening     Mary A. Jordan  


Suzanne Farris   Nina Schmale   Merlita Gargullo Valentina Pasion


El FBI comunicó a la policía de Chicago el detalle del brazo izquierdo de Speck , tatuado con las palabras "Born to raise hell" . Sus huellas digitales concordaban con varias huellas tomadas de la residencia de las enfermeras.

Speck logró juntar los 90 centavos para quedarse en el hotel Starr en la calle West Madison en el distrito Skid Row de Chicago. Se registró como B. Brian. Allí, Speck leyó un recuento de los asesinatos y, enseguida, se cortó su muñeca derecha y su codo izquierdo. Mientras su sangre caía sobre el piso, gritó a través de las delgadas paredes al hombre de la habitación de al lado: "Ven a verme, tienes que venir a verme. Hice algo malo".

El vecino no respondió. Speck salió arrastrándose de la habitación, chorreando sangre. Un empleado llamó a la policía. Speck fue llevado inmediatamente al Hospital Cook County.

El doctor LeRoy Smith miró la lista de pacientes, B. Brian y pensó que se parecía bastante al fugitivo del que todos hablaban que había matado a ocho enfermeras. El doctor lavó un poco la sangre seca que cubría el tatuaje. Descubrió las palabras "Born to raise hell". El doctor Smith se acercó y preguntó: "¿Cuál es su nombre?". Obtuvo la tenue respuesta: "Richard Speck". Así es como se dio caza a nuestro asesino.

Richard Speck se recuperó para presentarse a juicio por ocho cargos de asesinato. A un jurado de Illinois sólo les costó 46 minutos para hallarlo culpable por los ocho cargos. Fue sentenciado a muerte.

En 1972, cuando la pena de muerte fue prohibida momentáneamente en EEUU, Speck estaba sentenciado a morir. Fue sentenciado nuevamente de 400 a 1.200 años en prisión.

El 5 de diciembre de 1991, Richard Speck murió en prisión por un ataque cardíaco. Como nadie reclamó su cuerpo, fue quemado por los oficiales de la prisión.

 

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//19 de Diciembre, 2011

Issei Sagawa

por jocharras a las 21:02, en Hombres Asesinos

Este japonés había mencionado en algunas entrevistas que era el tipo de hombre que la mayoría de mujeres no encontraría atractivo. Sabedor de su falta de atractivo físico y de su extrema timidez, estaba obsesionado con tener a su lado "la mujer perfecta". El libro "Asesinos Caníbales" de Moira Martingale, describe a Issei Sagawa como un estudiante japonés inteligente, obsesionado con las mujeres altas de rasgos occidentales. Su fantasía se hizo realidad mientras estudiaba Literatura Inglesa en la Universidad de Wako en Tokio, allí se relacionó con una mujer alemana que daba clases de idiomas. "Cuando me encontré a esta mujer en la calle, me pregunté si podría comerla". Un día de verano, se coló en su apartamento e intentó matarla. Para su deleite, ella estaba dormida y tenia ropa pequeña que cubría algo de su cuerpo. Busco algo para apuñalarla o golpearla y descubrió un paraguas. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, la mujer se despertó y lo descubrió, gritó desesperada provocando la huída del intruso por lo que empezó a investigar y vigilar a sus potenciales víctimas para planear sus ataques. Su fantasía se vuelve hacer realidad cuando viaja a París y encuentra a la mujer que nunca pudo sacar de su mente. Su piel blanca, la forma carnosa de sus nalgas y sus bonitos senos le habían enamorado. Empezó a conquistarla. Sagawa creía que el amor que sentía por las mujeres que le gustaban lo podía demostrar comiéndoselas.

Mientras estudiaba en el Censier Institute de Paris en 1981, Sagawa conoce a una mujer alemana, alta, rubia y bonita llamada Renee Hartevelt. Declaró luego que cuando se sentó a su lado en clase, se enamoró inmediatamente y no podía dejar de pensar en la piel blanca de sus brazos. Era la mujer perfecta para lo que tenía en mente, pero tenía que ser cuidadoso y preparar mejor su plan. Renee tenía 25 años, hablaba tres idiomas y con un futuro prominente. Sagawa le pidió que le enseñara alemán, su padre era multimillonario y podría pagarle cualquier sueldo. Ella aceptó. Le gustó su inteligencia, su conocimiento de pintura y literatura europea, le escribió cartas de amor, le invitó a conciertos y exposiciones de arte. Sagawa era bajito, con rasgos femeninos y además cojeaba.

Cierto día invitó a Renee a cenar en su apartamento, le pidió que le leyera un poema de un escritor alemán, después de que ella salió, Sagawa olió y lamió el lugar donde ella se había sentado y juró que se la comería, esto le permitiría poseerla para siempre. A los pocos días la volvió a invitar a cenar, grabó la lectura de su poema preferido con la voz de Renee, el 11 de julio de 1981 se preparó para hacer realidad su última fantasía. Al llegar a París, había comprado un rifle calibre 22 para su protección, hizo sentar en el suelo a Renee al estilo japonés para beber el té, en la bebida mezcló un poco de whisky, hablaron durante varias horas esperando que el licor en el té hiciera su efecto. Sagawa declaró su amor a la bella alemana y trató de llevarla a la cama. Lo rechazó y le explicó que solo quería ser su amiga.


Sagawa se levantó desconcertado y mientras Renee se sentaba en una silla, trajó un libro de poemas para que lo leyera y el caníbal japonés empezó a ejecutar su macabro plan, grabó las últimas palabras y le disparó con su rifle en el cuello, cayó de la silla y le continuó hablando. Desvistió el cadáver y se contentó porque ahora ya no se negaría a su amor. Con un cuchillo le cortó el pezón izquierdo y un pedazo de nariz para comerlos. "Corté su cadera", escribió luego en su cuento titulado, "En la Niebla" y se preguntó donde debería morder primero, seleccionó las nalgas pero las encontró difícil de morder. Describió paso a paso su ritual, la apariencia de grasas, músculos y su sabor. Cuando la grasa salía por los cortes hechos con el cuchillo, la describió de consistencia y apariencia del maíz amarillo, la olió y encontró que no tenía ningún olor. Siguió cortando para encontrar la carne mas profunda, puso dos filetes en su boca "su sabor es de un rico pescado crudo similar al sushi, no he comido nada más delicioso", se encontraba feliz de haber cumplido su fantasía.


Usando un cuchillo eléctrico empezó a cortar a Renee en partes, hizo varios filetes para mordisquearlos crudos, el resto lo guardó en su refrigerador. Preparó una comida rápida de carne humana frita con mostaza, tomó fotografías del cadáver mutilado y tuvo relaciones sexuales con lo que quedaba de él. "cuando yo la abrazo", grabo en una cinta de audio, "ella suspira y le digo que la amo". Cuando cocinaba y comía de sus restos, escuchaba la grabación que Renee había hecho de la lectura del poema, su ropa interior la usaba como servilleta para limpiar su boca. Al cocinar un seno le dio asco por su apariencia grasosa y encontró que los muslos eran más deliciosos. Exhausto finalmente, tomó lo que quedaba del cadáver, lo llevó a su cama y durmió con él.


A la mañana siguiente descubrió que el cuerpo no olía mal y continuó comiendo, en particular el brazo que le gustó mas del cuerpo, recortó el ano y lo puso en su boca, pero su olor muy fuerte le hizo escupir, intentó comerlo friéndolo, pero eso no disminuyó su olor, se dio por vencido y lo devolvió al cadáver. Después de un cierto tiempo, varias moscas grandes pulularon alrededor del cadáver, Sagawa tomó esto como señal que había perdido a Renee. La "luna de miel" había terminado. Con un hacha la cortó en pedazos más pequeños para meterla en una maleta. Mientras la desmembraba se excitaba y con la mano del cadáver procedió a masturbarse. Cortó su nariz, sus labios y su lengua a mordiscos y las guardó para sus fantasías sexuales posteriores. Escribió: "Yo quiero su lengua, no puedo abrir su mandíbula, pero puedo alcanzarla entre sus dientes”. El paso final de Sagawa fue explorar los órganos interiores los cuales quemaron sus manos con los ácidos digestivos, con una hacha cortó la cabeza y escribió: "Ahora comprendo que soy un verdadero caníbal".

A la media noche del segundo día guardó todos los pedazos bajo llave en su maleta, llamó un taxi y pidió que lo llevase a Bois de Boulogne, llevó la maleta al parque y trató de tirarla al lago pero le era muy pesada. Cuando descubrió que varias personas lo miraron se asustó, las tiró rápidamente y huyó. Una pareja que paseaba por el lugar vio una mano de mujer llena de sangre y llamaron a la policía.

Cuando la policía llegó a su apartamento dos días después del asesinato con una orden de captura, abrieron el refrigerador y encontraron pedazos de un cuerpo de una mujer, incluso los labios.

  

Sagawa confesó lo que había hecho y añadió que tenía una historia médica con una enfermedad mental. De hecho, sus descripciones fueron detalladas y el juez decidió que él no era competente para juzgarlo: estaba realmente loco. Sagawa fue condenado a un periodo indefinido de prisión en el asilo Paul Guiraud, los tres psiquiatras que lo evaluaron dijeron que nunca se curaría. Su multimillonario padre, Akira Sagawa, presidente de Kurita Water Industries en Tokio, hizo un trato para que en 1984 su hijo fuera transferido al hospital psiquiátrico Matsuzawa en Japón. El fiscal creyó que allí estaría preso de por vida, pero solo permaneció preso 15 meses y quedó en libertad en agosto de 1985, de nuevo, gracias a su padre.

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//20 de Noviembre, 2010

Stanley Williams

por jocharras a las 11:06, en Hombres Asesinos

 

 Stanley Williams

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Una vez más nos llega desde los Estados Unidos un motivo para sentirnos avergonzados de pertenecer a la especie humana. Stanley ‘Tookie’ Williams, un asesino rehabilitado, ha sido ejecutado en la prisión de San Quintín (California) mediante una inyección letal. Anoche, el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, le negó el perdón.

¿Quién era este hombre? Stanley Williams fue uno de los fundadores de la tristemente famosa banda callejera de los "Crips", en 1981 fue condenado a muerte por matar de un disparo dos años antes al dependiente Albert Owens, y por el asesinato de los propietarios de un motel de Los Ángeles y la hija de ambos durante un atraco, también en 1979 siendo condenado a muerte en 1981 por los cuatro asesinatos cometidos. Tras ingresar en prisión, Williams sufrió lo que él describía como una "transición redentora", renunciando a la vida de bandas y dedicándose a educar a los jóvenes sobre sus peligros. Desde entonces se convirtió en un símbolo de esperanza y determinación para la juventud desfavorecida, especialmente mediante la publicación de una serie de libros para niños en los que hablaba de los peligros de la vida en las bandas. Había sido candidato al Premio Nobel de la Paz por su trabajo todos los años desde 2001.

Sr. Williams, sólo quiero darle las gracias. Porque leí su libro cuando estaba en el reformatorio y realmente me hizo pensar en las elecciones que estaba haciendo; usted me ayudó a comprender que las bandas y la violencia no son el camino [...] Por eso sólo quiero darle las gracias. Es usted una inspiración para mí.

Se trata de uno de los múltiples mensajes de agradecimiento que Williams recibía de jóvenes que habían leído sus libros. Él siempre se declaró inocente de los crímenes por los que había sido condenado… Supongamos que fuese culpable: ¿por qué ahora, 24 años después de ser condenado, debe morir? ¿No está suficientemente reinsertado? ¿No es mejor para todos que esté viva una persona que difunde de forma tan eficaz la no violencia? ¿No hay remisión posible, no hay lugar para el arrepentimiento?

Quienes defienden la pena de muerte suelen argumentar que es "necesaria" para persuadir a futuros criminales. Esta muerte persuadirá a muchos, sin duda, pero no en contra sino a favor de cometer actos violentos. Porque dejar de hacerlo no sirve, al parecer. La Justicia, con actos como éste, demuestra ser vengativa, desproporcionada, cruel y, en definitiva, injusta. Y si la estancia en prisión tiene como fin, ya que no la reinserción, la protección de la sociedad frente a quienes pueden causarle daño, en este caso la sociedad se ha "protegido" de un gran aliado.

No queda más que preguntarse, como de costumbre, cómo es posible que los Californianos eligieran gobernador a un macarra como Schwarzenegger. Porque, sí, Arnold es un cretino impresentable, pero fueron sus votantes quienes lo pusieron donde está. Decepcionante electorado, una vez más, el norteamericano…

Sólo espero que la obra de Stanley Williams quede en el recuerdo y siga ayudando a más jóvenes. Que sigan dándole premios, aunque sean póstumos, y que su mensaje se difunda eternamente. A mí, al menos, sí me ha llegado. Gracias por eso, Stanley.

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//20 de Noviembre, 2010

Ted Kaczynski

por jocharras a las 11:26, en Hombres Asesinos

Ted Kaczynski

Unabomber: el matemático terrorista


Cualquier persona que tenga un rato para bucear en la historia de las matemáticas, concretamente en la vida de los matemáticos, encontrará muchas personalidades extrañas entre ellos (de hecho cualquier persona de a pie ya suele ver como alguien extraño a todo el que esté relacionado con las matemáticas). Pero algunas de estas personalidades están muy por encima de la media de extrañeza hasta dentro de los matemáticos (recordemos a los que se suicidaron). Sin duda éste es el caso de Ted Kaczynski.

Biografía

Ted Kaczynski
Theodore John Kaczynski nació en Chicago, Illinois, el 22 de mayo de 1942. En sus años de colegio se detectó a través de un test de inteligencia que tenía un coeficiente intelectual de 167. Por ello le adelantaron de curso, hecho que según el propio Kaczynski marcó su vida para siempre. No encajó en una clase con niños mayores que él, sufrió violencia verbal y bromas pesadas por parte de sus compañeros. De todas formas las relaciones sociales nunca fueron el punto fuerte de Ted. De pequeño tenía miedo de la gente y de los edificios. Hasta su madre se planteó incluirle en un estudio sobre el síndrome de Asperger (una forma poco habitual de autismo, la misma que padece el genial director cinematográfico Tim Burton según su propia mujer).

El bachillerato lo cursó en el Evergreen Park Community High School de Illinois. Kaczynski realizó un gran trabajo académico, pero las matemáticas le resultaban demasiados fáciles (como no podía ser de otra manera). Por ello fue incluido en una clase de matemáticas más avanzadas, hecho que no obstaculizó el rápido dominio que Ted alcanzó de dichos estudios. Esto unido a su inclusión en una escuela de verano de inglés le permitió acabar el bachillerato dos años antes de lo habitual. Con 16 años, en 1958, Kaczynski accedía a la Universidad de Harvard.

Además de conseguir unos grandes resultados, Ted participó en estudios de personalidad llevados a cabo por el doctor Henry Murray y subvencionados por la CIA en los que, de forma encubierta, se sometía a los participantes a una gran carga de estrés. Los abogados de Kaczynski atribuyen a estos estudios gran parte de culpa de la inestabilidad emocional y aversión al control mental del matemático.

Con todos y con esto Kaczynski se graduó en 1962, matriculándose a continuación en la Universidad de Michigan para realizar un máster y un doctorado en matemáticas. Su especialidad era la teoría de funciones geométricas, rama del análisis complejos. Con su tesis doctoral, titulada Boundary Functions (funciones de frontera), logró resolver un problema que uno de sus profesores no fue capaz de resolver, recibiendo un premio por el mejor trabajo académico del año en 1967. Este profesor, George Piranian, comentó más adelante sobre él:

No es suficiente decir que era listo.

Y Maxwell Reade, profesor retirado miembro del tribunal de tesis de Kaczynski, dijo sobre ésta:

Es posible que unas diez o doce personas de todo el país la entiendan o la aprecien.

En resumen, estamos hablando de un auténtico genio.
Kaczynski cuando era profesor
Kaczynski estuvo un par de años impartiendo clases en la Universidad de California, Berkeley, y en 1969, a la edad de 26 años, dimitió de su cargo sin motivo aparente. Se fue a una residencia de sus padres en su estado natal y dos años después se construyó una cabaña en los bosques de Montana y se fue a vivir allí, sin apenas contacto con el mundo exterior, sin electricidad ni agua corriente, y sin apenas dinero (sólo con las pequeñas aportaciones económicas que recibía de su familia). Es decir, se convirtió en un ermitaño. Y ahí comenzó todo.

Unabomber

Kaczynski permaneció exiliado en los bosques de Montana durante 25 años. Ya hemos que padecía una timidez excesiva, pero esa no era la única característica reseñable de su personalidad: mostraba una gran fascinación por los sonidos corporales y tenía costumbre de balancearse. Pero no fue esto lo peor de la forma de ser de Ted. Durante su vida desarrolló una enorme oposición a la sociedad tecnológica. Luchaba (y todavía lo hace) por el regreso a la vida salvaje a través de una completa y permanente destrucción de la sociedad industrial moderna en cada parte del mundo, para reemplazar esta sociedad impersonal, esclava y alienada por otra de pequeños grupos sociales.

Lo detestable del asunto fue la manera elegida por Kaczynski para llevar a cabo esta cruzada: poner bombas. La primera de ellas fue enviada en mayo de 1978 como carta bomba a Buckley Crist, profesor de la Universidad de Northwestern. Su explosión, afortunadamente, sólo le causó daños en una mano a un vigilante de seguridad.

La segunda fue enviada en mayo de 1979 a la misma universidad, hiriendo en este caso a un estudiante.

Pero fue la tercera, en noviembre de 1979, la que encendió la alarma en mayor medida. Kaczynski colocó un artefacto explosivo en un avión que volaba de Chicago a Washington. Aunque la bomba comenzó a humear (lo que conllevó que el piloto tuviera que realizar un aterrizaje forzoso y que varios pasajeros fueran atendidos por inhalación de humos), un fallo en el mecanismo del temporizador provocó que no explotara.

Este tercer atentado hizo que se conocieran los otros dos. Hecho que unido a que un atentado contra un avión está considerado delito federal en Estados Unidos hizo entrar en escena al FBI. El nombre utilizado para el mismo fue UNABOM (University and Airline Bomber).
Retrato robot que se hizo de Kaczynski junto a la foto de su ficha policial
El FBI interrogó a unos 10000 sospechosos, se realizaron diversos perfiles sobre el terrorista la mayoría de los cuales apuntaban hacia un hombre de inteligencia superior a la media y con estudios en ciencias, se realizaron retratos robot, se habilitó un número de teléfono para que cualquier persona que pudiera tener información sobre el caso la revelara…pero ninguna de esas medidas dieron los frutos esperados. En total se calculan que se gastaron unos 50 millones de dólares en las investigaciones. Mientras tantos los atentados se sucedían:

  • Junio de 1980. Percy Wood, presidente de United Airlines, resulta herido por un envío postal.
  • 1981-1982. En estos dos años tres nuevos ataques dejan dos heridos en las universidades de Vanderbilt y Berkeley.
  • 1985. En este año se producen cuatro atentados más: un paquete bomba estalla en la Universidad de Berkeley, otro es desactivado en las oficinas de Boeing en Washington, un docente es herido en la Universidad de Michigan y en una tienda de ordenadores de California muere el dependiente al inspeccionar un paquete.
  • 1987. Otro dependiente resulta herido en Salt Lake City.
  • 1993. Dos personas más heridas a causa de sendos paquetes explosivos.
  • 1994. Thomas Mosser, vicepresidente de una empresa de publicidad, muere por otro atentado postal.
  • 1995. Muere Gilbert P. Murray, presidente de la Asociación Forestal de California, al abrir otro paquete bomba.

Como se puede ver la lista de damnificados (tres muertos y más de veinte heridos y mutilados) a causa de los paquetes bomba de Unabomber (nombre por el que fue bautizado Kaczynski por los medios) es sobrecogedora.

En este mismo año 1995 Unabomber envió un manifiesto al Washington Post y al New York Times, pidiendo su publicación a cambio de dejar su actividad explosiva. Dicho escrito se titulaba La sociedad industrial y su futuro (por razones evidentes también se conoce como Manifiesto Unabomber). En él Kaczynski muestra su repulsa hacia la sociedad tecnológica, analiza los problemas sociales que conlleva y destaca la pérdida de libertad del individuo causada por dicho sistema. En su conclusión aboga por la destrucción del sistema tecnológico e industrial de la época dejando marcadas las líneas para lograrlo.

En este enlace podéis consultar el texto completo (extensísimo, por otra parte).

Detención de Ted Kaczynski

Aunque su publicación no estuvo libre de polémica, al final fue lo que le condenó. Su hermano David, aunque no podía creerlo, reconoció la manera de escribir de Ted y lo denunció al FBI. Al no tener ninguna otro línea de investigación convincente pidieron a David la ubicación de la cabaña de Ted y después de registrarla lo detuvieron. David recibió por ello la recompensa de un millón de dólares que se ofrecía por su captura, donando gran parte de dicha cantidad a las familias de las víctimas. Ted asumió durante el juicio la responsabilidad por los tres muertos y los más de veinte heridos por sus acciones terroristas, librándose así de la pena de muerte.

En 1998 Theodore John Kaczynski fue condenado a cadena perpetua, pena que sigue cumpliendo en la actualidad.

Producción matemática

Después de repasar el historial terrorista de Kaczynski puede que su actividad matemática pierda parte de su sentido, pero de todas maneras creo que es de justicia al menos reseñarla. Todas sus publicaciones se produjeron durante los dos años que permaneció como profesor, antes de iniciar su vida de ermitaño.

Las investigaciones de Kaczynski sobre funciones circulares eran absolutamente brillantes, aunque a pesar de esto fue muy reservado en sus primeros envíos de artículos a revistas matemáticas (ni sus profesores ni sus compañeros de clase fueron informados). Cuando dichos artículos comenzaron a aparecer en revistas matemáticas importantes, sus profesores y los estudiantes quedaron estupefactos. Valgan de muestra estas palabras de Jeol Shapiro, compañero de Kaczynski y profesor en la actualidad:

Mientras la mayor parte de nosotros estábamos intentando a duras penas aprender a organizar sentencias lógicas en forma de argumentos coherentes, Ted se hallaba silenciosamente resolviendo nuevos problemas y creando nuevas matemáticas. Era como si pudiera escribir poesía mientras el resto de nosotros estaba intentando aprender gramática.

La última frase es lo bastante gráfica para que podamos entender la dimensión de los trabajos de Kaczynski. Os dejo para terminar los títulos de los más importantes, algunos de los cuales estan comentados aquí:

  • Boundary Functions (Funciones de frontera). Su tesis doctoral.
  • Another proof of Wedderburn’s theorem (Otra demostración del teorema de Wedderburn), publicada en American Mathematical Monthly.
  • Distributivity and (-1)x=-x (proposed problem) (Distributividad y (-1)x=-x (problema propuesto)). También en American Mathematical Monthly.
  • Boundary functions for functions defined in a disk (Funciones de frontera para funciones definidas en un disco). Publicado en Journal of Mathematics and Mechanics.
  • Distributivity and (-1)x=-x (problem and solution) (Distributividad y (-1)x=-x (problema y solución)). De nuevo en American Mathematical Monthly.
  • On a boundary property of continuous functions (Sobre una propiedad de contorno de las funciones continuas). Publicado en Michigan Mathematics Journal.
  • Note on a problem of Alan Sutcliffe (nota sobre un problema de Alan Sutcliffe). Publicado en Mathematics Magazine.
  • The set of curvilinear convergence of a continuous function defined in the interior of a cube (El conjunto de convergencia curvilínea de una función continua definida en el interior de un cubo). Publicado en Proceedings of the American Mathematics Society.
  • Boundary functions and sets of curvilinear convergence for continuous functions (Funciones de frontera y conjuntos de convergencia curvilínea en el caso de funciones continuas). Publicado en Transactions of the American Mathematics Society.
  • Boundary functions for bounded harmonic functions (Funciones de frontera en funciones armónicas acotadas). También en Transactions of the American Mathematics Society.

Fuentes:

  • La maravilla de los números, de Clifford A. Pickover (Colección Desafíos Matemáticos de RBA).
  • Theodore Kaczynski en la Wikipedia (en español).
  • Theodore Kaczynski en Palabras de Guerra.
  • Unabomber en Para Libros Medios.
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//20 de Noviembre, 2010

Hans Reiser

por jocharras a las 11:28, en Hombres Asesinos

Hans Reiser

                Hans Reiser en 2005

Hans Reiser (nacido en diciembre de 1963) es un programador estadounidense famoso por sus aportes a la comunidad de software libre en el campo de los sistemas de ficheros. En particular, es el máximo responsable del desarrollo del sistema de ficheros ReiserFS, y su nueva versión Reiser4.

En 1997, Reiser fundó la empresa Namesys, especializada en sistemas operativos y en el desarrollo y soporte de sus sistemas de ficheros.

Reiser residía en Oakland, California. El 10 de octubre de 2006, fue acusado del asesinato de su esposa, Nina Reiser, y fue encontrado culpable el 28 de abril de 2008 por un jurado popular. Cumple condena de 15 años en Mule Creek State Prison, Ione, California.

Hans Reiser, hijo de Ramón Reiser y Beverly Palmer, nació en diciembre de 1963. Creció en California y dejó los estudios antes de cumplir los 14 años, ya que discrepaba con el sistema de escolarización convencional. Más tarde, con 15 años, fue aceptado en la Universidad de California, en Berkeley, donde obtuvo un certificado de estudios en física, matemáticas y otros temas relacionados. Reiser fue uno de los miembros fundadores del "Open Computing Facility" en Berkeley. Aunque quería alcanzar cotas más elevadas en su educación, no continuó con ello, citando las mismas razones por las cuales dejó anteriormente los estudios. Por lo tanto, al no poder seguir estudiando, comenzó a trabajar en el campo de la computación mientras fundaba y construía su empresa, Namesys Inc. Previamente, Reiser trabajó en Synopsys, IBM, Premos y ARDC.

En 1999, mientras trabajaba en Rusia, conoció a Nina Sharanova, rusa de nacimiento, obstetra y ginecóloga, con la que se casó tiempo después. Tuvieron dos hijos, Rory y Niorlene.

Los Reiser se separaron en mayo de 2004, y Nina firmó el divorcio tres meses después, alegando diferencias irreconciliables y que sus hijos apenas conocían a su padre, debido a que se pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa debido al trabajo. A Nina se le adjudicó la custodia legal de los niños y a Hans un régimen de visitas a medias con Nina. El divorcio nunca fue consumado.

Nina Reiser obtuvo una orden de alejamiento contra Hans en diciembre de 2004, después de que ella alegara que Hans la había empujado, en el punto álgido de su divorcio.Recusó la orden a finales de 2005 debido al enfriamiento de sus relaciones. A cambio, Hans estuvo de acuerdo en que durante un año no pudiera "ni contactar, ni acosar, ni molestar la paz" de Nina en su casa y su lugar de trabajo, y permanecer como mínimo a 100 yardas (91 metros) de ella. En mayo, Nina alegó en los tribunales que Hans no había pagado la mitad de los gastos ocasionados por los cuidados médicos de los niños.

En septiembre de 2006 su esposa separada, Nina Reiser, desapareció bajo extrañas circunstancias. En octubre de ese mismo año, Reiser, sospechoso de homicidio, fue detenido por las autoridades de Oakland en California, quienes examinaron su casa y le tomaron una muestra de ADN en busca de evidencias.

En abril de 2008 fue declarado culpable de homicido en primer grado.

La fiscalía aceptó un acuerdo por el que Reiser revelaría la localización del cadáver de su esposa a cambio de rebajar su condena a la de homicidio en segundo grado. El acuerdo se realizó con el consentimiento de la familia de Nina, y fue ratificado por el juez Goodman. El lunes 7 de julio de 2008, Reiser condujo a la policía al lugar donde el cadáver de Nina estaba enterrado, en las colinas de Oakland. El abogado de Reiser dijo que los restos se encontraron enterrados en la ladera de una colina a menos de 800 m de la casa donde Reiser vivió con su madre, y donde Nina Reiser fue vista viva por última vez el 3 de septiembre de 2006. El detective de homicidios de Oakland, Teniente Ersie Joyner, afirmó que Reiser les condujo directamente al lugar exacto, sin ningún titubeo o duda. Reiser dijo que esperaba que existiera un cerezo marcando el lugar de la tumba. El 8 de julio, el forense identificó positivamente los restos óseos como los de Nina Reiser.

El 29 de agosto de 2008, Reiser fue sentenciado a 15 años de prisión, de acuerdo con los cargos de asesinato en segundo grado. Reiser no puede apelar la sentencia como resultado del acuerdo con el fiscal. El 5 de septiembre de 2008, Hans Reiser llegó a la prisión estatal de San Quintín para iniciar el cumplimiento de la pena. En enero de 2009, Reiser fue atacado por varios reclusos de la prisión de San Quintín e ingresado en la enfermería para su recuperación. El 28 de enero de 2009, fue trasladado a la prisión estatal de Mule Creek.
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//20 de Noviembre, 2010

Armin Meiwes

por jocharras a las 11:37, en Hombres Asesinos

ARMIN MEIWES

ARMIN MEIWES
Armin Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su madre y al final de su pubertad vivía sólo con ella, sometido a una estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de los criminales más famosos del mundo. En su juventud, el caníbal presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado su estado psicológico. Matanzas de animales en las que él participaba para darse después el gran banquete.

A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía 44 habitaciones y los amigos de Armin la llamaban la casa de los espíritus. Posteriormente ingresó en el ejército donde destacó por su disciplina. Apoyaba a los subalternos y se llevaba bien con ellos. Se llevaba a su madre con las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella en habitación separada. Tras su servicio en el ejército, trabajó como técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su trabajo también se le consideraba diligente y eficiente. Entre sus aficiones estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos en serie. Además coleccionaba partes del cuerpo de muñecas que coleccionaba en un cofre para ocultarlas de su madre.

La madre falleció en 1999 en la casa de Rotemburgo. Tras su muerte, Armin se quedó solo en el mundo y los únicos lazos familiares y sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida. A partir de este punto, Meiwes inició su carrera criminal por internet. Fotos de crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías violentas componen el archivo fotográfico de su computadora. Foros como "Gourmet" o "Caníbal –Café" le proporcionan la plataforma ideal para contar y compartir sus fantasías más profundas. Comienza la nueva doble vida de Armin como el Dr. Jekill y Mr. Hyde. El Mr. Hyde sigue siendo el buen trabajador, buen vecino y ciudadano que busca la mujer de su vida pero el Dr. Jekill aparece en escena por las noches con sus fantasías caníbales.

Así comenzaron sus primeros contactos. Primero un cocinero ofreció a dos de sus ayudantes para ser degustados. Armin habría tenido la oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la víctima, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima también estaba de acuerdo.

En el chat, conoció a Bernd Brandes, un ingeniero de Berlín. Bernd se declaraba bisexual y su comportamiento sexual no era lo que se puede llamar "normal". Violencia y tortura formaban parte de su rituales sexuales del día a día. Se citaron primero para un fin de semana donde pusieron a prueba sus instintos caníbales. Tras la despedida en la estación, Brandes lo pensó mejor y llamó a Meiwes para que lo recogiese. Quería probar otra vez.

Tras varias horas de conversación, Brandes quiso que el Caníbal le amputase el pene. "Córtalo de una vez", dijo la víctima. Con gran cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Meiwes cortó el pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con pimienta, sal y ajo.

En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin manifestó que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd experimentaba. Meiwes asesinó posteriormente a su víctima en la mesa de descuartizar y grabó todo en cámara de vídeo. Descuartizó el cuerpo y conservó la carne. Después de dos días, Armin vio cumplido su deseo de comer carne humana. Según las declaraciones a la policía, la carne humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo.

El "Caníbal" había cumplido su deseo, pero esto no era suficiente. Los meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la policía a desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que aseguraba en los foros haber probado la carne humana. En el recuento de respuestas, se registraron varios centenares de víctimas, dispuestas a dejarse devorar por un caníbal. La policía lo arrestó un año después del asesinato.

El veredicto de los psicólogos y psiquiatras muestra que Meiwes no estaba loco cuando cometió el crimen, pero consideran que la víctima no podía pensar racionalmente.

La fiscalía quiere juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e imponerle cadena perpetua. El problema es que la víctima dio su consentimiento al asesino y la defensa usará este argumento para que se considere como homicidio a petición, una especie de eutanasia ilegal, lo que llevará a una sentencia de entre 6 meses y 5 años, anulando la consideración de que fue un asesinato.

Según el profesor Arthur Kreuzer, del Instituto de Criminología de la Universidad de Giessen, el caso podría marcar un hito en la historia judicial. "Es un asesinato convenido por víctima y asesino. No creo que pueda considerarse como el peor caso de asesinato premeditado" matizó el profesor. El abogado de Meiwes citó como una carta favorable, que Armin dejó libres a cuatro personas que se habían ofrecido voluntarias para el sacrificio, por las dudas que mostraban. Su víctima dio el pleno consentimiento antes de que Armin la matase.

El caso de Armin Meiwes conmovió a todo el mundo por su crueldad. Sobre todo por la popularidad que le dieron los medios de comunicación. Pero el fallo judicial se enfrenta a problemas para condenar justamente al acusado.
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//20 de Noviembre, 2010

Dennis Andrew Nilsen

por jocharras a las 11:40, en Hombres Asesinos

DENNIS ANDREW NILSEN

DENNIS ANDREW NILSEN
"Temía despertarlo por miedo a que me abandonase. Temblando de miedo le estrangulé. El se debatía, y cuando estuvo muerto volví a llevar su joven cuerpo a la cama conmigo y fue el principio del fin de la vida que yo había conocido. Había empezado a recorrer la avenida de la muerte y a poseer un nuevo tipo de compañero de piso."
 
El caso de Dennis Andrew Nilsen es increíble. Pues fue un hombre tan atormentado por la soledad que asesinaba a sus diferentes amantes por temor al abandono.

El 3 de febrero de 1983, en el número 23 de Cranley Gardens, al norte de Londres, los ocupantes descubren que sus lavabos están atascados por enésima vez. Otras averías similares ya habían derrotado con anterioridad a un fontanero local, y ese día llamaron al fontanero de una compañía privada para que les ayudase en la tarea.

Lo primero que hizo el fontanero fue inspeccionar la fosa séptica que había junto a la casa, diciendo que en toda su vida profesional nunca había olido una pestilencia tan increíble como la que salía de allí. Al dirigir su linterna hacia el fondo del agujero de tres metros, se llevó la desagradable sorpresa de ver una capa de un líquido blanquecino viscoso salpicado por unas manchas de algo que parecía sangre. Al bajar al agujero descubrió trozos de carne putrefacta, algunos de ellos con pelo adherido a la piel. Inmediatamente se avisó a la policía, quien realizó una inspección de la fosa al día siguiente y encontró más fragmentos de carne y huesos, identificados rápidamente como humanos.

Entre los residentes se encontraba Dennis A. Nilsen, de 37 años. Dennis era un hombre alto, delgado, con los hombros ligeramente inclinados hacia adelante y pelo castaño. Tenía una actitud franca y directa, una gran inteligencia y mirada fija y penetrante. Cuando regresó del trabajo a su casa, la tarde del miércoles 8 de febrero, fue recibido por tres detectives de la policía, expresó cierta sorpresa por el hecho que la policía se interesara por algo tan insignificante como un drenaje atascado. Cuando los agentes le hablaron de los restos hallados exclamó horrorizado: "¡Dios mío, qué espanto!".
 
Uno de los inspectores se dejó llevar por su experiencia e intuición y, desconfiando replicó rápidamente diciéndole que no les hiciese perder el tiempo en pesquisas y que les mostrase el resto del cadáver. Para gran sorpresa del inspector, la respuesta de Dennis fue: "Dentro de dos bolsas de plástico en el armario. Venga, se lo enseñaré". Atónitos, le preguntaron si se trataba de un cadáver o dos, a lo que respondió, encogiéndose de hombros con resignación, que era una larga historia y que prefería contarlo en un lugar más tranquilo, en la comisaría por ejemplo, puesto que era un alivio el poder desahogarse.

Mientras era conducido a la comisaría de policía, confesó que ya imaginaba que iba a ser detenido al llegar a casa, pero que decidió resignarse a esa suerte porque "era inevitable". Ni siquiera se tomó la molestia de deshacerse de los restos humanos que quedaban en su apartamento, pues eran las evidencias para demostrar que no mentía. También reconoció haber pensado en el suicidio al principio, pero pronto desechó la idea porque si moría nunca se sabría lo que había hecho.

Su aparente autocontrol y frialdad mientras confesaba desconcertó a los agentes, quienes pensaron estar ante un verdadero psicópata sin escrúpulos, pero Dennis, al estar consciente de ello, les explicó que sólo permanecía imparcial para que su testimonio fuese lo más objetivo posible para ellos, pues si daba rienda suelta a sus sentimientos de arrepentimiento y a su angustia interior, le costaría muchísimo guardar la calma: "Nadie debe verme llorar por las víctimas, eso forma parte de mi dolor personal".

Toda su declaración fue fría y pausada alegó que su arrepentimiento estaba por dentro. El 11 de febrero comenzó un interrogatorio fuera de lo común que duró once días. El asesino en serie más prolífico de la Gran Bretaña dictaría más de 30 horas de confesión muy detallada sobre los distintos crímenes, ayudando a la policía tanto como le fue posible con detalles y descripciones para que los investigadores pudiesen identificar a las víctimas. Apenas tuvieron que interrogarle, pues él mismo había trabajado como policía en período de pruebas y sabía de sobra cómo se desarrollaba un interrogatorio. Comenzó diciendo que tenía un cargo de conciencia demasiado grande y posteriormente detalló toda su historia como criminal, no sin antes advertirles que una investigación concienzuda de su vida y obras podría producirles angustia.

Confesó que había un total de 15 o 16 cuerpos que él mismo había asesinado desde 1978: tres en Cranley Gardens y unos trece en su dirección anterior de la Avenida Melrose, en Cricklewood. Además, explicó que había intentado asesinar a otros siete jóvenes, pero no lo consiguió porque las víctimas lograron escapar y de otras se arrepintió.

Melrose 195, la residencia donde cometió sus crímenes. Dennis se mostraba profundamente arrepentido de sus hechos, e incluso agradeció numerosas veces a los policías que lo habían detenido: "Ahora me siento culpable, merecedor de castigo. Estoy convencido de que merezco toda la pena a la que un tribunal pueda condenarme. Es un alivio que me hayan detenido, porque si lo hubiesen hecho a los sesenta y cinco años, podría tener a mis espaldas cientos de cadáveres".

El asesino dijo que los jóvenes que había matado eran casi todos de ambientes marginales o vagabundos sin domicilio fijo que deambulaban por las calles de Londres sin que nadie les prestase mucha atención, por eso sus desapariciones no fueron denunciadas y nadie echó de menos su ausencia. Al preguntarle por el móvil que le había incitado a cometer esos crímenes, Dennis dijo que lo había hecho por miedo a la soledad, que no quería que algo tan agradable como es el amor, fuese algo esporádico de una noche, que necesitaba a sus amantes: "En ninguno de los casos estoy consciente de sentir odio hacia ninguna de las víctimas... recuerdo que salía en busca de compañía y amistad, pero nunca pensaba en la muerte, el asesinato o hechos pasados. Vivía únicamente para aquel momento y para el futuro. Invité algunas personas a casa y otras se invitaron solas, aunque el sexo siempre estaba en un segundo orden. Sólo deseaba una relación cálida, buscaba alguien con quién poder hablar, aunque es una sensación muy agradable y relajante tener a alguien en la cama a tu lado durante toda la noche. Después de matarlos, experimentaba un sentimiento doloroso de desesperación y una sensación de vacío. Aunque sabía que el cuerpo estaba muerto, pensaba que la personalidad estaba todavía dentro de él, consciente y atenta a mis palabras. Trataba de conseguir desesperadamente una relación que nunca estuvo a mi alcance".

Al registrar la vivienda, los agentes hallaron los demás cadáveres descuartizados tal y como Dennis les había indicado: tras decapitar los cuerpos sin vida, hervía las cabezas a fuego lento mientras escuchaba música clásica con unos audífonos. Luego, troceaba el resto de los cuerpos y tras meterlos en bolsas de plástico las guardaba en el armario. En efecto, dentro del armario hallaron dos grandes bolsas que contenían otras más pequeñas con brazos, piernas, tórax, torsos sin cabezas y, más desagradable, un corazón, pulmones, riñones e intestinos.

Con su testimonio y los restos de las víctimas los agentes tenían pruebas suficientes como para acusarlo, y le recomendaron la defensa de un abogado. Nilsen rechazó toda defensa legal en un principio, considerando que era capaz de defenderse solo, pero finalmente los mismos agentes le consiguieron un representante para el juicio. Su primer abogado le aconsejó declararse culpable, pero cuando su caso llegó al Tribunal de Old Bailey, ya había cambiado de letrado. Este le había dicho que cambiase su primera alegación por la de "responsabilidad disminuida" debida a un trastorno mental.

Dennis "amaba" a sus víctimas, se enamoraba de ellas. Ese fue el motivo que le llevó al asesinato. No estaba consciente de las muertes, según mostró en las confesiones o los poemas que escribía a los cadáveres: Una de sus víctimas descuartizadas dentro de una bolsa. "Le puse al joven los calzoncillos, la camiseta y los calcetines y volví a taparlo. Me bañé, me metí en la cama con él, lo acurruqué contra mí abrazándolo y empecé a explorar su cuerpo por debajo de las sábanas; entonces me di cuenta de que su cuerpo estaba frío y mi erección desapareció automáticamente, al día siguiente lo coloqué en el suelo de la cocina y decidí descuartizarlo, pero me resultaba imposible hacer nada que pudiera estropear aquel cuerpo maravilloso".

"Aquí, en el umbral de la abundancia, nada hay ahora. Sólo tú en mis brazos, más unas figuras sombrías que se acercan con algunas formalidades para hacerte entrar en su "sistema", y yo. Pienso en tu vida solitaria. Pronto será mañana y se meterán en nuestros asuntos La intimidad no tiene fronteras que no puedan ser franqueadas en nombre de la ley". El mismo Dennis llegó a su propia conclusión, que explicó al jurado: "Puede ser que cuando mataba a aquellos hombres me matase a mí mismo, pues me quedaba de pie muy apenado y sumido en una profunda tristeza, como si acabase de morir un ser muy querido".

Finalmente, todos los miembros del jurado estuvieron de acuerdo en declarar a Dennis Andrew Nilsen culpable de la muerte de seis personas y dos tentativas de asesinato, por lo que el juez le condenó a cadena perpetua, como mínimo 25 años de condena.
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//20 de Noviembre, 2010

José María Manuel Pablo De La Cruz Jarabo Pérez Morris

por jocharras a las 11:49, en Hombres Asesinos

JOSE MARÍA MANUEL PABLO DE LA CRUZ JARABO PÉREZ MORRIS

JOSE MARÍA MANUEL PABLO DE LA CRUZ JARABO PÉREZ MORRIS

Seguramente todos tienen razón. Jarabo es eso y mucho más. Es un señorito en tiempos de crisis, un dandy que disfruta de un tren de vida muy por encima Uno de los crímenes más atroces de la historia española fue, sin duda, el cometido por José María Jarabo.

 

Este individuo acabó con la vida de cuatro personas, una de las cuales era una mujer embarazada. Precisamente, los crímenes de Jarabo fueron los que hicieron que la tirada del periódico El Caso se acercara al medio millón de ejemplares en 1958. Era la primera vez, desde antes de la Guerra Civil, que un medio de comunicación nacional alcanzaba dicha cifra.


Los sonados crímenes de Jarabo salieron a la luz pública el 22 de julio de 1958. El día anterior habían sido descubiertos los cuerpos sin vida de cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, muertos por obra de José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris, de 33 años.


El sábado 19 de julio de 1958 España se recupera de la resaca de patria producida por la coincidencia de los actos de conmemoración del "Glorioso Alzamiento Nacional" y la "Fiesta de Exaltación del Trabajo". Las calles están vacías. El calor es asfixiante.

 
Un joven bien plantado e impecablemente vestido aprovecha la tranquilidad de la mañana para ojear el ABC en una cafetería de Madrid. Las páginas de deportes hablan de un Bahamontes que acaba de ganar el premio de la montaña en el Tour de Francia.

Se detiene en esta información para enterarse de que Jacques Goddel, director de la carrera, piensa que "si el corredor de Toledo tuviera tanto cerebro como músculo ya hubiera ganado varias veces la vuelta francesa". También presta atención a las páginas taurinas, que resaltan la presentación en la capital de Curro Romero. Y a las necrológicas, donde destacan las honras fúnebres del ex ministro Cavestany.

El silencioso lector, que se echa al coleto una copa de coñac y pide otra, no es consciente de que está a punto de provocar la saturación de esas mismas páginas cargadas de necrológicas que ahora contempla. Aún no sabe que dentro de muy poco se convertirá en el personaje encargado de enfangar de sangre la posguerra.

Ignora que la mano que cierra con un movimiento seco el periódico es la misma que, unas horas después, empuñará la pistola y el cuchillo con que se cometerá uno de los crímenes múltiples más brutales de la historia negra española. No puede imaginar que ese cuádruple asesinato que está a punto de cometer será resuelto por la policía en una de las más rápidas investigaciones jamás realizadas, y que una vuelta de garrote pondrá fin a la amarga recta final de su existencia.

El tempranero bebedor se llama José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris. Nació en Madrid hace 35 años y lleva los últimos ocho entregado al alcohol, las drogas y las mujeres. Sus amigos dicen que sabe vivir y divertirse como nadie. Que es un tipo viril capaz de cautivar a señoras y señoritas, poco le importa la condición de las mismas, basándose en su simpatía y en su carácter cosmopolita (fue educado en buenos colegios de Estados Unidos). Aseguran que es un seductor dotado de una gran planta, una enorme labia y un descomunal miembro.

Sus enemigos dicen que sólo es un crápula, un despilfarrador, un vago y un enfermo sexual de sus posibilidades. No tiene trabajo, pero se acostumbra a vivir como un rey con el dinero que su madre le envía puntualmente desde Puerto Rico. Poco a poco van aumentando sus ya cuantiosos gastos, y con los giros mensuales de mamá apenas logra sobrevivir quince días: José María se ve obligado a hipotecar el chalé familiar de la calle madrileña de Arturo Soria y se marcha a vivir a una pensión, a un cuartucho con una cama en la que desplomarse cada mañana después de una noche de parranda. Posteriormente Jarabo reconoció que en las juergas de los últimos dos años bien podía haber dilapidado quince millones de pesetas, una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que un flamante Seat 600 costaba en 1958 la friolera de 66.000 pesetas.

Cuando Jarabo salió del bar sintió que el peso de los bolsillos de sus pantalones estaba mal repartido. La cartera, vacía, no ofrecía ninguna consistencia. El forro del lado contrario estaba a punto de ceder ante un objeto que parecía de plomo: una pistola Browning FN del calibre 7,65 de fabricación belga. En ese instante recuerda que tiene muchos problemas.

Su romance con una mujer inglesa casada llamada Beryl Martin Jones había complicado la vida de ambos. Ella había colocado su matrimonio en el disparadero. El había gastado una fortuna en hoteles, cenas y regalos. Asfixiado por la falta de dinero, Jarabo le había pedido a ella un anillo de brillantes que inmediatamente había empeñado para cubrir alguna noche de pasión y lujo. Ahora ella, la única mujer a quien había querido, le reclamaba la joya, alegando que se trataba de un regalo de su marido.

Desde Inglaterra le envió una carta recordándole por enésima vez que debía devolverle la sortija. En esta ocasión adjuntaba una autorización suya como propietaria, que resultaba imprescindible para desempeñarla, y una comprometedora misiva de amor con diversas confesiones íntimas. Para colmo de males, los familiares de Jarabo amenazaban con regresar de Puerto Rico y levantar la tapa de la alcantarilla en que estaba sumergido.

Jarabo se había acercado con la carta en la mano a la tienda de empeños Jusfer, en la calle Alcalde Sainz de Baranda número 19. Como no tenía las cuatro mil pesetas necesarias para recuperar la joya, que en realidad valía mucho más, enseñó la carta y cometió el fallo de dejarla junto a la deseada sortija. Hoy, 19 de julio del 58, se había propuesto recuperar ambas cosas.

Son algo más de las nueve de la noche cuando se encamina con paso firme hacia el número 57 de la calle Lope de Rueda. No es la dirección de la tienda donde tiene empeñadas la sortija y la carta. Es la vivienda de uno de los dueños de ese negocio, un tal Emilio Fernández Díez. Jarabo, que cree que la sortija y la carta pueden estar en casa de éste, pulsa el timbre del cuarto exterior con la uña del dedo pulgar "para no dejar huellas de ninguna clase".

Paulina, la criada, abre la puerta a Jarabo sólo cuando este dice que es amigo del dueño de la casa. En el primer descuido la agarra por el cuello y la golpea con una plancha que encuentra en una mesa cercana. Forcejean. Jarabo agarra un cuchillo de la cocina y de un certero golpe en el pecho le parte en dos el corazón. La sangre irrumpe por primera vez en su vida, pero no parece impresionarle demasiado: arrastra el cuerpo inerte a una habitación junto a la cocina y se dispone a esperar a Emilio Fernández Díez, "el verdadero culpable" de sus males.

Pasan unos minutos de la diez cuando el dueño de la casa abre la puerta y llama de una voz a la criada. Nadie le contesta. Una necesidad urgente le hace encaminarse hacia el cuarto de baño. Pasa por delante del escondite de Jarabo que, tal y como tiene previsto, salta sobre su espalda como un leopardo, le inmoviliza sujetándole por la chaqueta y le pone el cañón de la pistola en la nuca. Al dueño de la casa no le da tiempo a saber quién le está apuntando. Suena un disparo y el cuerpo del usurero cae al suelo como un fardo, quedando tendido entre la bañera y el bidé.

Aún no se había recuperado de sus dos primeros crímenes cuando escucha que la puerta se abre de nuevo. No ha tenido tiempo de buscar ni la sortija ni la carta. Y ya ha matado a dos personas. Está muy nervioso. Amparo Alonso, la mujer de Emilio Fernández, acaba de entrar y se dirige al salón, donde un Jarabo que no logra aparentar tranquilidad responde a su cara de sorpresa con un "Buenas noches, soy inspector de Hacienda y estoy investigando a su marido". "Él y la criada están detenidos", continúa, "y mis compañeros se los han llevado a comisaría".

La mujer desconfía, trata de huir y chilla con fuerza. Ésa es su sentencia de muerte. El grito se clava en la espina dorsal de Jarabo, que la golpea y arrastra hasta una habitación. Sólo cuando la doblega hasta tumbarla sobre una cama saca la pistola, la encañona en la nuca y aprieta el gatillo. Amparo estaba embarazada. "La suerte estaba echada", confesó tiempo después Jarabo a la Policía.

Cuando logra relajarse se sienta en un sillón y bebe anís de una botella que encuentra en una mesa. Para confundir a la policía saca varias copas de un armario y mancha algunas con carmín. Tira por el retrete los casquillos. Limpia las posibles huellas. Bebe más anís. Sólo cuando considera que el trabajo está totalmente acabado se tumba en la cama de la única habitación que no está cubierta de sangre. Finalmente se relaja y pasa una noche entre los muertos, durmiendo un sueño incomprensiblemente plácido y profundo.

A las nueve de la mañana Jarabo abandona el improvisado panteón sin haber encontrado ni la sortija ni la carta. Para solucionar ese problema se encamina a una nueva cita, en este caso con Félix López Robledo, copropietario de la casa de empeños Jusfer. Pero antes desayuna, se toma unos coñacs, ve un par de películas en el cine Carretas, come en un restaurante chino y se echa una siesta en una pensión de la calle Escosura. Rendido por el esfuerzo de matar se toma el domingo libre y alarga el reparador sueño hasta las seis de la mañana. Dos horas después ya está en marcha. Ha desayunado su copa de brandy y comprobado que la Browning del 7,65 está cargada y en su bolsillo. Todo está en orden. Es la mañana del lunes 21 de julio.

Félix López Robledo siente cómo alguien que le estaba esperando en el portal de su tienda le sujeta por la espalda con una torpe llave de lucha. Es lo último que siente. Jarabo dispara dos tiros en la nuca del prestamista. Después registra sus bolsillos y el local y sale a la calle con las manos vacías y ensangrentadas. Se siente acabado. Ha matado a cuatro personas para nada. Más coñac y algunas drogas: cocaína, morfina... Y demasiados errores.

Aturdido por la matanza, Jarabo deja el traje, empapado en sangre, en una tintorería situada en el número 49 de la calle Orense. Luego se va de copas. Gasta dinero como si el mundo se fuera a terminar esa misma noche y despierta las sospechas de toda la gente que le conoce.

A las doce del mediodía del día siguiente, martes 22 de julio, Jarabo se acerca a la tintorería donde dejó el traje para recogerlo. Cuando llega le está esperando un dispositivo de vigilancia policial especial: el país entero está conmocionado por la noticia y el dueño de la tintorería avisó inmediatamente a la policía nada más ver la ropa. Jarabo se resiste en principio a ser detenido. Lleva un DNI falso, una pulsera y un reloj Omega de oro, juegos de llaves de las casas donde cometió los asesinatos y una pistola FN del 7,65 caliente que aún huele a pólvora.

Ya en el despacho del jefe de la Brigada de Investigación Criminal de la Dirección General de Seguridad el sospechoso, muy entero en todo momento, niega los hechos y asegura que hace semanas que no ve a las víctimas. El inspector jefe Sebastián Fernández Rivas y los policías Ramón Monedero Navalón y Pedro Herranz Rosado se encargan de interrogarle. Después de un par de preguntas de trámite le enseñan unas fotos de los cadáveres, y el sospechoso se tambalea y cae desmayado al suelo. Se derrumba. Y confiesa que ha matado por amor, por recuperar una joya y una carta de "la única mujer a la que he logrado querer". Ingresa por segunda vez en prisión: cuentan que ocupó durante algún tiempo la celda de una cárcel de Estados Unidos acusado de dirigir una casa de citas en Puerto Rico.

España entera se estremece con la orgía de sangre. Y con los detalles que rodean al criminal y a las víctimas. Los periódicos publican coleccionables con la historia del crimen, y le dedican portadas y titulares gloriosos. Los psiquiatras dicen que es "un psicópata desalmado". La gente se apelotonaba en las largas colas que se formaban en la calle para poder asistir al histórico juicio de "el último carnicero español".

Un año después, el 5 julio de 1959, todos los periódicos publicaban una lacónica noticia en portada: "En las primeras horas de la mañana de ayer, en el patio principal de la Prisión Provincial de Madrid, ha sido ejecutada, con las formalidades exigidas por la ley en estos casos, la sentencia de pena de muerte dictada contra José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris".

Condenado a cuatro penas de muerte, Jarabo murió con las vértebras del cuello descoyuntadas por la quinta vuelta de tuerca del último garrote vil que se utilizó en España. Está enterrado en el madrileño cementerio de la Almudena.

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//20 de Noviembre, 2010

John George Haigh

por jocharras a las 11:52, en Hombres Asesinos

JOHN GEORGE HAIGH.

JOHN GEORGE HAIGH
En algunos casos, los sueños son capaces de condicionar un comportamiento hasta alcanzar extremos inimaginables, sobre todo si la persona afectada tiene una mente fría y un corazón débil, como puede ser el caso de un criminal.

 

John siempre había tenido un sueño que lo venía obsesionando desde muy pequeño, una pesadilla muy extraña: se veía en un campo repleto de crucifijos que lentamente se iban transformando a su paso en árboles sin hojas con largas ramas por las que caían gotas de rocío. Al aproximarse a los árboles, podía ver como las gotas que cubrían las ramas no eran agua... eran sangre. Los árboles comenzaban a retorcerse como si sufrieran un tormentoso daño y la sangre brotaba de los troncos, mientras una silueta borrosa que portaba una copa recogía el líquido rojo. Luego, una vez llena se le acercaba y se la ofrecía ordenándole beberla.

 

John se sentía completamente indefenso ante la situación. No era capaz de mover un solo músculo y quería librarse de la pesadilla. El ser, le dice que la única manera de librarse de él, es matar, para así saciar su verdadera sed.

 

La cruel pesadilla le estaba destrozando los nervios y cada vez se sentía menos dueño de sus actos. El quería ser libre, no volver a soñar... y terminó asumiendo que para hacerse libre tenía que hacerla real.

 

En 1949, Haigh vivía en una confortable pensión londinense, pasando casi desapercibido por los demás locatarios. Su aspecto físico, moreno, corpulento y muy bien parecido, además de una agradable sonrisa, hacía que todas las mujeres se fijaran en él. Les había hecho creer que era el dueño de una fábrica metalúrgica, por lo que además lo respetaban y eso le agradaba.

 

Pero las cosas no le iban muy bien. Apenas tenía dinero y la dueña de la pensión le había llamado varias veces la atención. Por si fuera poco, esos terribles sueños no dejaban de acosarle.

 

Olivia Durand-Deacon era una de las elegantes viudas de mucho dinero que se sentían interesadas por él, pero más que por su físico, por la actividad que le habían dicho que ejercía: agente comercial. La señora quería que le sirviese de intermediario para llevar a cabo un negocio de uñas artificiales. Cuando se hacen amigos, le enseña una muestra de unas uñas hechas de papel, preguntándole si creía que podían tener éxito comercial. El hombre promete interceder por ella ante un posible negocio y citarla con otro agente comercial. Cuatro días después la condujo a Crowley con el fin de discutir la fabricación de las uñas artificiales haciéndole creer que la cita tenía lugar allí. Quedaron en el pueblo, en dónde la recogería para ir a la fábrica.

 

Antes de la cita, compró un tonel de acero diseñado para resistir la corrosión de los ácidos, luego 153 litros de ácido sulfúrico, y lo hizo enviar a un almacén abandonado en Crowley

.

En realidad a donde conduciría a Olivia no sería a la fábrica, sino a unos almacenes semiabandonados para el depósito de mercancías. La mujer nunca hubiese imaginado que un hombre tan correcto tenía la extraña especialidad de disolver a sus amistades en ácido sulfúrico.

 

Al día siguiente todo el mundo preguntaba preocupado por Olivia, la mujer no tenía por costumbre pasar noches fuera de la pensión y, mejor dicho, nunca; pero en esta ocasión, no había dado "señales de vida".

 

Haigh respondía con aire sorprendido que no había acudido a la cita, que tras esperarla durante una hora se había ido sin verla. Y como seguía sin aparecer, se ofreció junto a otros pensionistas para ir a la policía a denunciar la desaparición de la viuda.

 

Tuvo que hacer dos largas declaraciones en la comisaría, no mostrándose reticente o nervioso y siempre afirmando que la viuda no había acudido a la cita. No tenía nada que temer, pues pensaba que las precauciones que había tomado lo pondrían al abrigo de toda sospecha.

 

Pero el escepticismo y las sospechas del comisario de policía lo llevaron por otras pistas. Por el hecho de que no acababa de gustarle el hombre y dejándose guiar por la intuición, decidió llevar a cabo una serie de investigaciones rutinarias que le ayudaron a descubrir algunos cabos sueltos que Haigh no había tenido en cuenta: tenía antecedentes penales por estafa y robo, además de que se descubrió que no era el tal jefe de la empresa que decía, pues terminaron localizando al verdadero jefe, y declaró que sólo le contrataba de vez en vez como representante.

 

En los almacenes, los policías encontraron tres bombonas de ácido sulfúrico, además de un delantal, unos guantes de caucho y un revólver que recientemente había disparado una bala. También hallaron otras pruebas macabras, como huellas de sangre en la pared y el delantal, un charco de grasa en un bidón vacío de ácido, y para colmo de sospechas, el recibo de una tintorería por un abrigo de astracán.

 

Expertos analistas de Scotland Yard analizaron cuidadosamente los restos de grasa y dos partes casi intactas de una dentadura, que finalmente fueron identificadas por el dentista de la mujer.

 

Haigh mantenía su disfraz de inocencia respondiendo amablemente a cada interrogatorio, aunque la policía de Scotland Yard sabía que mentía en sus declaraciones y que todas las pistas halladas le apuntaban como el asesino. Pero al darse cuenta que no podía seguir ocultando el crimen por mucho más tiempo, termina haciendo unas siniestras declaraciones:

"Si le confesara la verdad no me creería, es demasiado extraño. Pero se la voy a confesar. La señora Durand no existe. Ustedes no encontrarán jamás ningún resto de ella ya que la disolví en el ácido, ¿cómo podrán probar entonces que he cometido un crimen si no existe cadáver? Le disparé a la cabeza mientras estaba mirando unas hojas de papel para confeccionar sus uñas postizas, después fui por un vaso y le hice un corte con mi navaja en la garganta. Llené el vaso de sangre y me lo bebí hasta saciar mi sed. Luego introduje el cuerpo en el tonel llenándolo después de ácido sulfúrico concentrado Después me fui a tomar una taza de té. Al día siguiente el cuerpo se había disuelto por completo, vacié el tonel y lo dejé en el patio".

 

Lo que Haigh no sabía era que la policía londinense, en un minucioso trabajo de investigación, sí había encontrado restos del cadáver y lo habían incluso identificado.

Después de su detención y confesión, la policía sospechó de otros cinco crímenes acaecidos un año antes en similares condiciones. Finalmente también se declaró culpable de esos crímenes, alegando además que a todas las víctimas les había bebido la sangre. En el juicio, su abogado defensor intentó utilizar la pesadilla del hombre y el acto de vampirismo como recurso, queriéndolo hacer pasar por demente que se veía obligado a matar por una obsesiva ilusión vampírica, pero no dio resultado. Si bien los psiquiatras reconocieron sus rasgos paranoides como síntoma precursor de una aberración mental que le acarreaba una alteración completa de la personalidad, trastornándole el carácter y la conducta, el hombre había explotado económicamente a sus víctimas, bien vendiendo objetos que robaba o adueñándose de bienes u otorgándose falsos poderes.

 

Para los jueces se trataba de algo más que de una mente enferma que bebía la sangre de sus víctimas; era un personaje frío y calculador que premeditaba sus crímenes y actos, fingiendo una locura que lo convertiría en irresponsable ante la ley. Finalmente es sentenciado a la pena de muerte, a la que el acusado ni siquiera apela; es ahorcado en la prisión el 6 de agosto de 1949.

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