Jack El Destripador
En el otoño de 1888 se sembró el terror en las calles del
East End
de
Londres. Durante 10 semanas este barrio fue el escenario de una
serie de crímenes, lo que años más tarde fue denominado el "
otoño del
terror", nombre con el que bautizó un autor de la época a estos días
sangrientos, que conmovieron hasta a la reina
Victoria, quien encomendó
al
Ministro del Interior en un documento, que era prioridad apresar al
asesino de prostitutas.
Es así como los crímenes perpetrados por el siniestro personaje
Jack The Ripper (
nombre con el cual firmó las cartas que enviaba a
Scotland Yard) se pierden en las transitadas calles de una marginal
zona de
Londres y llenan de espanto y conmoción a una sociedad
victoriana que nunca supo, en definitiva, quien fue en realidad «
El
Destripador».
Su primer crimen oficial, por así decirlo, el que reconocen todas
las crónicas, tuvo lugar el 31 de agosto, aunque en su día se sospechó
que por lo menos dos asesinatos anteriores menos publicitados habrían
sido también obra suya.
Mucho se ha dicho sobre este famoso asesino, se han intentado
reconstruir perfiles considerando a
Jack un desequilibrado mental y
obseso sexual, con fuertes motivaciones sádicas.
En realidad, el asesino de
Whitech construye de sí mismo una
historia prosaica puesto que nunca habrá certezas sobre sus genes, por
qué empieza a matar y tal vez lo mas interesante: por qué deja de
hacerlo.
Jack el destripador es el paradigma asesino serial, un fantasma que
se pierde en noche y la bruma londinense, un hombre q nunca fue visto,
que no pudo ser detenido y que su repentina desaparición no implica en
absorto que haya muerto.
Por este motivo este caso en particular en los anales de la
historia de
Scotland Yard es un enigma, un misterio que terminó
convirtiéndo casi en una leyenda.
Al
destripador han llegado a atribuírsele 14 asesinatos algunos
anteriores a 1888 y otro posteriores al mismo año. Es sólo en 5
crímenes donde no existen dudas que fueron cometidos por el mismo
homicida.
Muchos criminólogos y especialistas en asesinos seriales no están
de acuerdo acerca de la verdadera lista de crímenes, generalmente se
habla de 5 a 6 muertes. De las seis victimas que se consideran de
autoría, existen dudas acerca de la primera, una prostituta de 35 años,
Martha Tumer, que aparereció con la garganta cortada en una escalera
del edificio
George Yard de Whitechapel, el 6 e agosto de 1888.
Esta mujer, que fue ferozmente atacada, o mostraba las mutilaciones
características de s asesinatos siguientes. Las desafortunadas que
clasifican como victimas perteneciente a
Jack Destripador fueron:
Mary
Ann Nicholls,
Annie Chapman,
Elizabeth Stríde,
Catheríne Eddowes y
finalmente
Mary Kelly.
El lunes 6 de agosto, varias semanas antes del primer crimen
oficial del
Destripador,
Marta Tabram, una prostituta de 39 años, había
sido hallada muerta con 39 puñaladas; y algunos meses antes,
Emma
Smith, una prostituta 45 años, había sido agredida salvajemente en la
cabeza y le habían introducido un objeto en la vagina. Seguramente
estos dos crímenes no tenían nada que ver con nuestro asesino, más que
nada porque la firma del
Destripador era más ritualista que los simples
golpes y puñaladas, pero aún así, el terror ya se había apoderado de
las almas de los habitantes del distrito londinense.
El asesinato final de la lista de cinco fue el mas terrorífico. En
dicha ocasión, por única vez,
Destripador estuvo solo con su víctima
en cuarto, teniendo todo el tiempo para desarrollar su macabra tarea.
Del informe ofrecido por la policía se desprende que la prostituta fue
mutilada en forma errante:
"
La garganta había sido cortada de tajo con cuchillo, casi
separando la cabeza del cuerpo, el abdomen fue parcialmente rasgado y
ambos s separados a cuchillazos del cuerpo; el brazo derecho como la
cabeza, colgaba del cuerpo solo por la piel. La nariz había sido
desprendida, la frente despellejada, y los muslos descarnados hasta los
pies."
"
El abdomen había sido cortado de arriba hacia abajo, con un
cuchillo y el hígado y las entrañas, arrancados. Las entrañas y otras
partes del cuerpo habían desaparecido pero el hígado y los
intestinos... según se dice estaban colocados entre los pies de la
pobre víctima. El asesino había puesto encima de una mesa la carne de
los muslos y de las piernas, junto con los pechos y la nariz, y una de
las manos de la víctima había sido hincada en el estómago".
Mientras
Jack asolaba los barrios de prostitutas sin dejar rastros,
el pasatiempo favorito de los londinenses era descubrir quién se
encontraba detrás del criminal, hasta que en el mes de septiembre de
1888 el asesino se da a conocer enviando una carta a la
Agencia Central
de Noticias de Londres, la cual llevaba la firma de
Jack The Ripper.
La esquela decía: «
Anduve oyendo que la policía ya sabe quién soy.
Me he reído al verlos decir que están en la dirección correcta [...]
Amo mi trabajo y ya quiero empezar de nuevo. Pronto volverá a escuchar
de mis divertidos juegos /. . .. Suyo sinceramente, Jack, el
destripador».
Ese mismo mes, el destinatario de otra carta es
Charles Lusk, jefe
del comité que patrullaba el barrio de los crímenes, esta decía:
«
Lusk puede buscar en todo el infierno pero no me encontrará aunque
estoy frente a su nariz todo el tiempo. Su viejo amigo Jacky».
Eso no fue todo: también le envió un paquete y una nota: «
Desde el
infierno. Mister Lusk, le envío la mitad de un riñón que tomé de una
mujer. La otra la freí y la comí. Estaba muy bien.Agárreme si puede".
Durante octubre envía un postal manchada con sangre, que es
publicada por el periódico
Star, decía: «
Van a escuchar del trabajo de
Jacky mañana, un evento doble esta vez. Jack".
Finalmente,
Jack salió de escena tan anonimamente como había
entrado. Sobre la verdadera identidad de este homicida se barajaron
finitas hipótesis.
Según una teoría,
Jack The Ripper practicaba la magia negra y como
parte de un ritual debía asesinar a siete mujeres de forma tal q sus
siete cuerpos formaran una «
Cruz del Cal no de siete puntas», con la
punta superior ha el oeste.
Aparentemente, después de matar a la tercera o cuarta, el asesino
adquirió el poder hacerse invisible. Este hecho puede probarse y que en
uno de los casos la policía escuchó los alaridos de una de las
víctimas, pero al llegar había rastros del asesino a pesar que la calle
tenía solo una vía de escape. Esta teoría no pudo sostenerse ya que las
mujeres únicamente fueron cinco. Pudo ser un médico quien cometió los
crimenes, enfurecido con las prostitutas que habrían contagiado a su
hijo con una enfermedad venérea que luego le causó la muerte.
El domingo 30 de septiembre, se descubría otro cadáver en la calle
Berner sobre la una de la mañana. Tras pedir ayuda a la policía, vieron
que se trataba de una mujer, cuyas faldas habían sido levantadas por
encima de sus rodillas. Un forense llegó a la escena del crimen con su
ayudante un cuarto de hora más tarde. Entre los dos detallaron sus
conclusiones de la exploración:
"
La difunta yace sobre su lado izquierdo, su cara mira hacia la
pared derecha. Sus piernas han sido separadas, y algunos miembros están
todavía calientes. La mano derecha está abierta sobre el pecho y
cubierta de sangre, y la izquierda está parcialmente cerrada sobre el
suelo. El aspecto de la cara era bastante apacible, la boca ligeramente
abierta. En el cuello hay una larga incisión que comienza sobre el lado
izquierdo, 2 ½ pulgadas por debajo del ángulo de la mandíbula casi en
línea recta, seccionando la tráquea completamente en dos, y
terminándose sobre el lado contrario... "
El asesino no se había ensañado tanto esta vez como en las
anteriores. Posiblemente había sido interrumpido mientras la degollaba
y hubiese huido antes de completar su ritual.
La joven prostituta fue identificada como
Elizabeth Stride, de
origen sueco, que había venido a
Inglaterra para ganarse la vida tras
el fallecimiento de su marido y sus dos hijos en un accidente marítimo.
Esta vez, varios testigos declararon haberla visto momentos antes
de su muerte acompañada por un hombre de unos treinta años con pelo y
bigote negros, vestido con un abrigo negro y un sombrero alto, que
portaba un bulto, como un maletín.
Mientras la policía se enfrentaba al hallazgo de este nuevo
cadáver, a pocas calles allí un guarda nocturno descubría el cuerpo de
otra víctima degollada. Su abdomen había sido abierto y los intestinos
se encontraban en el suelo, además tenía varias heridas por todo el
cuerpo. Los miembros estaban todavía calientes, la data de la muerte no
debía ser de más de media hora desde el descubrimiento del cadáver.
No había otros indicios más que un escrito con tiza blanca sobre
una pared que decía: "
No hay porque culpar a los judíos", supuestamente
obra del asesino. Antes de que la inscripción pudiese ser fotografiada,
el Comisario de la Policía londinense
Charles Warren ordenó que fuese
borrada, según él porque se trataba de una falsa pista del criminal
tratando de culpabilizar a la comunidad judía, y si algún londinense lo
leía, podía provocar una revuelta contra ellos.
La víctima era
Kate Eddowes, quien como las demás, tenía por oficio
el de la prostitución y como afición, la bebida. Sus padres habían
muerto cuando ella era joven y a los 16 años se fue a vivir con un
hombre, con quién tendría tres hijos. Los malos tratos por parte de
éste obligaron a que se fuera de casa, y su adicción al alcohol la
obligó a alquilar su cuerpo en las calles.
Como en las muertes de
Polly Nichols y
Annie Chapman, la garganta
de
Kate había sido degollada de izquierda a derecha, le habían
seccionado el vientre y extraído algunos órganos, entre ellos uno de
los riñones.
Después de esto, las cosas parecieron volver a la normalidad en
Whitechapel. No hubo ningún otro asesinato durante un mes y las
prostitutas regresaron a las calles más tranquilas. Desgraciadamente,
la paz duró poco, pues el 9 de noviembre, otra mujer apareció
salvajemente asesinada.
Se trataba de
Mary Kelly, una atractiva joven de 21 años que se
dedicaba a la prostitución para poder mantenerse a ella misma y a su
pareja, que se encontraba sin trabajo.
Esa mañana, el locatario subió a la habitación de
Mary para cobrar
el alquiler mensual, pero nadie contestó a su llamada. Decidió abrir la
puerta él mismo, horrorizándose por lo que descubrió...
Sin duda era el crimen más violento de
Jack el Destripador. El
cadáver estaba tumbado sobre la cama con múltiples heridas de arma
blanca, completamente mutilado y con la arteria carótida seccionada. La
ferocidad de este asesinato asombró a los cirujanos veteranos de
policía. El médico forense necesitó varias páginas para redactar el
informe de las lesiones y órganos extraídos.
Este asesinato creó el pánico absoluto en el barrio, haciendo
estallar episodios esporádicos de violencia en la muchedumbre. La
actividad policial era frenética, cada rincón fue registrado, cada
sospechoso detenido e interrogado a fondo, pero no por eso la policía
dejaba de ser duramente criticada. Nunca más se volvió a saber del
asesino. No hubo más cartas ni más crímenes, parecía que
Jack el
Destripador hubiese abandonado la escena del crimen para siempre, y
finalmente el caso fue cerrado en 1892, el mismo año en que el
Inspector encargado del caso se retiró.
Lo cierto es que nadie puede saber si ésta es la verdadera historia
o si es otro de los relatos que inspira este terrible personaje. Lo
único que hoy en día tenemos claro es que no se trataba de un
delincuente cualquiera. Sus hechos demuestran que era una persona con
gran inteligencia y tal vez una educación superior a la población de
Withechapel, incluso puede que fuese alguien de clase alta. Tal vez
tuviese un trastorno de la sexualidad o un trastorno mental que le
provocase esa compulsividad y obsesión a la hora de cometer los
crímenes. Su afán de reconocimiento y el hecho que resaltase con las
cartas enviadas a la prensa su inteligencia, demuestra que también era
una persona insegura y llena de complejos. Pero mientras
Scotland Yard
mantenga sus archivos en el más absoluto secreto, otros autores
seguirán suscitando sospechosos que mantengan la leyenda del
Destripador viva.