Javed Iqbal
El peor asesino en serie en la historia
de Pakistán, juzgado según la Ley
del Talión.
Javed Iqbal fue detenido en diciembre
de 1998 después de que en un acto de exhibicionismo enviase una carta a la
Policía en la cual confesaba haber estrangulado a un centenar de jóvenes.
Además de mofarse de la incapacidad de las autoridades de atraparlo y ponerlo
entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en pedazos los cuerpos de sus
víctimas, de las que abusaba sexualmente antes de asesinarlas, y luego
depositaba los restos en una tinaja con ácido para hacer desaparecer los
cadáveres.
Esta carta desencadenó una auténtica caza al asesino, que se prolongó durante
un mes y concluyó con la captura de un ingeniero químico de 42 años llamado Javed Iqbal, que se convirtió así en el
criminal más buscado en los 53 años de historia independiente de Pakistán,
donde son muy raros los casos de asesinatos en serie.
El 30 de diciembre, en otro acto de exhibicionismo típico de este tipo de
criminales, Iqbal se había presentado
en las oficinas de "The News",
un periódico de la ciudad Paquistaní de Lahore. En la redacción de dicho
periódico declaró que no sentía remordimientos por haber matado a 100 niños,
pero que podría haber matado a 500 y que si sólo asesinó a 100 fue porque no
quiso ir "más allá".
Confesó a los periodistas que había actuado así en protesta por los malos
tratos que sufrió de las Fuerzas de Seguridad, y que temía por su vida
si se entregaba directamente a la Policía, por ese motivo había acudido al
periódico local.
Las primeras investigaciones policiales
acerca de este caso de desaparición de menores condujeron pronto a la casa que
el ingeniero compartía con sus cómplices. Allí se encontraron unas fotografías
de 100 niños muertos y las ropas que muchos de ellos llevaban cuando
desaparecieron. Asimismo se hallaron los restos de dos cadáveres en una tinaja
azul.
Casi todas las víctimas procedían de familias muy pobres o eran mendigos, y en
algunos casos habían pasado meses de la desaparición hasta que las familias
presentaron las denuncias. La gran mayoría fueron identificadas por sus
familias a las que fueron mostradas las fotografías. El presunto asesino afirmó
que las fotografías eran tomadas por sus dos cómplices que, según añadió, eran
homosexuales, aunque negó que él lo fuera.
Durante el juicio, el ingeniero negó la versión de los hechos relatada en la
carta que había enviado a la policía, y afirmó que había sido detenido por
error.
En el trascurso del mismo un total de
105 testigos de la acusación prestaron declaración ante el tribunal, mientras,
la defensa no presentó ninguno.
Al final, la sentencia emitida por el juez de acuerdo con la "Sha’aria", (Ley del talíon)(tradicional ley islámica) lo ha
hallado culpable y ha solicitado el "ojo por ojo y diente por diente".
La sentencia del tribunal de Lahore es que el asesino deberá ser
ejecutado en el parque público más popular de la ciudad de la misma manera que
él ejecutó a sus víctimas.
"Morirá
estrangulado delante de los padres de los niños a los que ha matado, y su
cuerpo será cortado en cien pedazos que serán depositados en ácido, como usted
hizo con los niños", han sido las palabras del juez.
Uno de los cómplices de Iqbal, Sajid
Ahmad, de 17 años fue también condenado a muerte porque participó en cada
uno de los asesinatos. También Mamad Nadeem, de 15 años fue hallado
culpable de los crímenes de trece de las víctimas ha sido condenado a 182 años
de prisión (14 por cada uno de ellos),
al igual que Mamad Sabir, de 13 años, a 63 años de cárcel.
Tras oír la sentencia en una sala abarrotada de público, Iqbal juró por su honor que era inocente,
luego firmó el fallo y fue conducido a la prisión.
Su abogado defensor, Najeeb Faisal Chuadhry, declaró a la prensa que
pensaba apelar a la sentencia y si fuera necesario llevaría el caso ante el Tribunal
Supremo. En este caso, la ejecución se podría demorar durante años.
La sentencia fue criticada duramente por grupos de derechos humanos e incluso
por el Concilio de Ideología Islámica, pero la corte de Lahore no
dio paso atrás.
Como quiera que sea la sentencia jamás llegó a cumplirse. La mañana de 8 de
octubre de 2001, apenas cuatro días antes de que la Sha'aria rindiera su veredicto final, las autoridades de la
prisión de Kot Lakhpat hicieron pública la muerte de Javed Iqbal y su cómplice Sajid Ahmad,
ambos fueron encontrados en sus celdas ahorcados, al parecer, con sus sábanas.
Las autopsias revelaron que ambos habían sido golpeados y algunas declaraciones
de guardias y custodios no parecían ser del todo verdad, pero a fin de cuentas
las autoridades dictaminaron "suicidio".