Josef Mengele el " El Ángel de la Muerte
"
Nació
en una respetada familia católica bávara. Amaba el arte y la música, e hizo el
juramento hipocrático de sanar a los enfermos y de no entrar a una casa sino
para sanar a sus pacientes. Eso fue lo que juró. Lo que hizo: torturar,
deshumanizar y masacrar. El Doctor Mengele envió
a cientos de miles de inocentes a la muerte en los campos de concentración
nazi, donde era conocido como "El
Ángel de la Muerte". ¿Qué sistema social, jurídico y político pudo
crear a un hombre como Josef Mengele? Un
médico responsable de seleccionar a miles de judíos para primero experimentar y
luego exterminarlos en los campos de concentración de Auschwitz . Un hombre que realizaba los más dolorosos experimentos
sobre gemelos, con la esperanza de descubrir el secreto de los nacimientos
múltiples, para así crear genéticamente la Súper Raza Aria que dominaría al
mundo durante los mil años que, según Hitler,
duraría el Reich.
Para
tratar de comprender la personalidad de Mengele y develar sus
malignos impulsos, debemos ver cómo era el mundo el 11 de marzo de 1911, día en
que nacía el Ángel de la Muerte Josef Mengele, el
médico macabro de Auschwitz .
La
Alemania que vio nacer a Josef se encontraba al filo de la Gran Guerra de 1914. Mientras su padre Karl prestaba servicio militar en el frente, su madre Volgoria controlaba el negocio familiar
de venta de implementos agrícolas, y criaba a sus tres hijos: Josef, Karl y
Hallois.
La
guerra terminó en 1918 con la derrota de Alemania
y el humillante Tratado de Versalles, que redujo el territorio y el
poderío militar germano. Pero la ética germana para el trabajo no se extinguió,
y en pocos meses Alemania era una
nueva nación. Karl Mengele regresó a
reconstruir su empresa en Gÿinzburg,
e hizo de ella la más grande en la región, y a su familia una de las más
respetadas en Bavaria. Aún hoy se
los respeta, a pesar del infame criminal de Auschwitz .
Karl Mengele pasaba poco tiempo en la gerencia de su planta, sus
horas transcurrían en el laboratorio, inventando máquinas que permitieran
automatizar todas las labores agrícolas. En cierta forma compartía con su
primogénito el gusto por la investigación, quien la pondría en práctica años
más tarde en los campos de Auschwitz ,
inclinado sobre los microscopios, silbando una tonada familiar, y perdido en la
macabra pasión de su proyecto de investigación.
Un buen estudiante.
En
la década del ‘20, Alemania era el
centro cultural y artístico del mundo. La medicina y la música florecían y Berlín era considerada una de las
ciudades más refinadas, sobrepasando incluso a París. Nuevos conceptos sobre la evolución de la raza humana se
discutían. Las teorías de Darwin
eran contrastadas con los nuevos descubrimientos y una nueva ciencia causaba
revuelo: era la EUGENIA o EUGENESIA: el estudio de los cruces
genéticos.
Ese
ambiente sería de extrema importancia en la vida posterior de Mengele. Desde joven supo que el negocio familiar no era
para él. "El padre de Mengele era de duro carácter.
Cuando llegaba a la fábrica lo hacía gritando. Era una persona muy dura. Y su
madre estaba hecha con el mismo molde. Era una devota católica, piadosa, aunque
muy recta de carácter y de dura disciplina. Mengele siempre tuvo
el impulso por hacer algo muy especial, para probarse y superarse a sí mismo.
No tenía amor ni calor hogareño. Un ex compañero de escuela recordaba que desde
aquellos tiempos, Mengele decía que debía hacer algo especial, que definitivamente
pruebe su capacidad académica" (Gerald Astor, actor y autor del libro "El último nazi").
La
familia Mengele tenía cuantiosos recursos, y su
fábrica empleaba a 1.200 personas. Josef Mengele asistió a
una escuela pública, y posteriormente al Gymnasyum,
destinado a quienes tenían aspiraciones académicas. "Era un estudiante brillante y
extraordinariamente ambicioso. Siempre intentaba hacer algo fuera de lo común,
para ser un gran científico" (Julius Disbach, ex compañero de clases de Mengele).
Otro amigo de esa época lo describió como agresivo y muy patriótico.
En
1930, Mengele ingresó a la Universidad de Münich, ciudad que se convertiría en un centro de la
agitación política. Allí, fue impactado por un discurso de Hitler sobre la superioridad de la raza germana. En esos
tiempos muchos estudiantes se unieron al movimiento nazi. La "herencia"
y la "eugenia" eran términos aplicados normalmente por la
comunidad científica, que en su mayoría apoyaba a Hitler y a su concepto místico del pueblo alemán, pueblo que no
podía florecer si parásitos como los judíos, gitanos y otros, los contaminaban.
El antisemitismo ganaba impulso y la comunidad científica parecía estar de
acuerdo. Pureza hereditaria, eutanasia, esterilización de los indeseables y
superioridad racial mediante la eugenesia, ocupaban a la comunidad científica. La
eugenesia se convirtió en una palabra sagrada. Este término fue creado
por el primo de Charles Darwin, Francis Caultin en 1833, y literalmente
significa "buenos genes". El propósito de Caultin, basado en sus estudios sobre mejoramiento de animales, era
aplicar estos conocimientos para mejorar la raza humana, para una mejor
sociedad, con gente más exitosa: gente superior. Aunque no hubiera sido su
intención, Caultin sembró una de las
semillas fundamentales del Holocausto, con un siglo de
anticipación.
Nadie
abrazó esta idea con mayor pasión que Mengele. En 1934 se
unió al Partido Nazi, pero siguió
con sus estudios y recibió el Doctorado
en Filosofía, para luego aprobar los exámenes de ingreso a Medicina. Se trasladó a la Universidad de Frankfurt y comenzó a
investigar en el Instituto de Herencia
Biológica e Higiene Racial bajo la tutela del doctor Ottmar von Verschuer, ardiente nazi y especialista en la ciencia
eugenésica, mediante la cual se crearía la raza superior. Durante esta época, Mengele publicó un buen artículo sobre la genética y los
niños, y al igual que su mentor, se concentraba en el estudio de los gemelos.
En el sudeste de Polonia, las
puertas de los campos de concentración de Auschwitz
llamaban a Mengele.
Allí, el científico encontraría gemelos en abundancia, quienes no tendrían otra
opción más que participar en sus mortales experimentos genéticos. Pero Auschwitz es el final de un largo camino, y varios
años habrán de transcurrir hasta que Mengele se convierta en
el “Ángel de la Muerte” para
más de 4.000 hombres, mujeres y niños indefensos.
El sagrado juramento
La
transición de la magia a la Ciencia de
la Medicina fue un proceso gradual que duró siglos. La medicina era el arte
de la curación en la antigua Grecia,
y era celebrada por los griegos con el juramento de Hipócrates, Padre de la Medicina. Este juramento
ha llegado a nuestros días, y es pronunciado por todo nuevo médico: "El régimen que adopto será para el bien
de mis pacientes, y no para su perjuicio. No administraré drogas a ningún
paciente ni entraré a casa alguna, sino para beneficio de los enfermos".
Es difícil imaginar que Mengele alguna vez haya
pronunciado estas palabras. Pero sí hizo el juramento, que era reverenciado por
los médicos alemanes, a pesar de contradecirse con su antisemitismo. Una
extraña dualidad existía en la Alemania
Nazi.
Héroe nacional
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Josef Mengele se hizo miembro del cuerpo de elite Waffen SS, una organización que exigía
pureza racial en sus miembros, cónyuges y familiares, preferiblemente hasta la
4° generación. Mengele se había enamorado de Irenna Schumbaimm, de quien más tarde
afirmaría: "Era hermosa y bien educada... fue el amor de mi vida".
Cuando él decidió casarse con Irenna,
hubo un interrogante acerca de sus antepasados, porque uno de ellos fue hijo
extramatrimonial y había dudas acerca de sus ancestros. Mengele
debió redactar documentos afirmando que no existían rastros de impurezas
raciales ni sangre judía, algo que sería un pecado imperdonable para un oficial
nazi de su jerarquía, proveniente de una familia aria pura, y además católica.
Por otra parte Irenna provenía de
una familia luterana. Todo esto hacía su situación extremadamente incómoda.
¿Quién hubiera pensado que el novio, cuyo atractivo aspecto ario sólo era
afectado por la separación de sus dientes incisivos, se convertiría en el nazi
más buscado y esquivo de la historia, con una recompensa total de US$ 3,4
millones por su cabeza, por crímenes contra la humanidad?
Mengele terminó el servicio militar obligatorio con su
grupo de elite SS en los Alpes Tiroleses. Volvió a sus estudios
en Frankfurt, donde vivía junto a Irenna en una hermosa casa cerca del
río Main. En septiembre de 1939
comenzaba la Blitzkrieg y Polonia caía en manos de Alemania en menos de un mes. Mientras
la guerra se desarrollaba a favor de los nazis, Mengele
permaneció con Irenna concentrado en
su investigación biológica. Pero cuando la guerra se extendió a dos frentes,
con el ataque sobre Rusia, Mengele y su unidad fueron movilizados al frente oriental;
poco después fue herido en combate, por lo que le otorgaron condecoraciones y
se convirtió en un héroe nazi. ¡Un doctor condecorado por valor en combate,
con todo lo que ello significa! Mengele recibió, además
de las condecoraciones normales por servicio en el frente ruso, la Cruz de Hierro en Primer Grado, y luego
la Cruz de Hierro en Segundo Grado:
un honor al que muy pocos accedían.
Auschwitz
Cuando
las heridas de Mengele sanaron fue declarado no apto para
combate. Por ello, se ofreció voluntariamente como médico de campamento: es
decir como médico en los campos de concentración. ¿Por
qué querría alguien con tan elevadas calificaciones y antecedentes, ir a un
sitio como Auschwitz ? "Porque él buscaba "zwillingen" (gemelos)
para sus
experimentos y tendría a numerosos de ellos y hasta se podía dar el lujo de
matarlos. Allí, desde el principio, dispuso de 226 gemelos, con edades entre 2
y 18 años. Y podía hacer lo que quisiera con ellos." (Michael Barembaum, médico, director del
US Memorial Museum).
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Una
de las asignaciones de los médicos de campamento era recibir los trenes cargados
con judíos. Estos doctores tenían un poder terrorífico: podían decidir
instantáneamente si un prisionero iba a la muerte en la cámara de gas, si se lo
destinaba a experimentos, o si iba a trabajos forzados. La mayoría de los
alemanes llamaba a Auschwitz "Anus Mundi" o "ano
del mundo", pero para el Ángel de la Muerte era su paraíso de
investigación. En muy poco tiempo, se haría famoso por descubrir los secretos
de la vida. Y los trenes seguían llegando. Mengele era uno de los
pocos médicos de campamento que podía llevar a cabo la tarea de selección a
sangre fría, siempre en busca de gemelos.
Eva Mozes Kor, sobreviviente de Auschwitz relata "Cuando el tren se detuvo, escuchamos a
muchos nazis dando órdenes afuera. Envolviendo al campo había enormes muros con
alambres de púas. Todo allí era de un color tétrico. Uno debía obedecer
inmediatamente las órdenes o moría. Debía ser instantáneo, como un flash. Ello
decidiría entre la vida en el campo o la muerte en las cámaras de gas. Mi madre
nos sostenía a mí y a Miriam, mi hermana gemela de las manos. Nosotras nos
quedamos congeladas en ese lugar. Mi madre no nos soltó. Mi padre y mis otros
hermanos desaparecieron en la multitud, y jamás los volvimos a ver... De pronto,
apareció Mengele gritando en alemán "¡zwillingen, zwillingen!", es decir "¡gemelos, gemelos!". Se detuvo frente a nosotras y mirándonos a mi
hermana y a mí, preguntó si éramos gemelas. Mi madre no sabía qué decir; sólo
atinó a preguntar: "¿es eso bueno?" Allí, un oficial SS ordenó: "¡responda por sí o no!". Y mi pobre
madre dijo "sí, son gemelas". Mi madre fue enviada en una dirección,
y nosotras en la dirección opuesta. Cuando me di vuelta, la vi por última vez,
extendiendo sus brazos hacia nosotras..."
Eva Mozes Kor jamás volvería a ver a su
madre, y la colección de conejillos de india de Mengele
seguía creciendo. Regularmente enviaba los resultados de sus trabajos al Instituto Kaiser Willheim de Berlín, a su maestro von Verschuer. Mengele
luchaba contra el reloj para descubrir los secretos que permitieran crear una
raza aria pura, mientras la marea de la guerra se volvía adversa a Alemania.
Ciencia al servicio del odio
El
interés de Mengele en el genotipo humano rubio de ojos
azules es curioso, pues ni él ni sus superiores respondían a esa descripción. Mengele estaba fascinado por los ojos azules, y se decía
que tenía una colección de ellos en las paredes de su oficina, similar a una
colección de mariposas. Constantemente trataba de cambiar el color de los ojos
de los niños.
¿Por
qué podría alguien querer cambiar el color de los ojos? ¿Qué
hacía tan especial a los ojos azules? Mengele
intentaba responder mediante sus experimentos eugenésicos, ¿Por
qué la "raza superior aria" presentaba más cantidad de personas con
ojos azules, que con ojos de otros colores característicos de las razas
inferiores? Para resolver el intrincado rompecabezas genético Mengele tendría un poder de decisión absoluto: podía hacer
lo que quisiera.
Personificación del Demonio Nazi
Las
investigaciones de Mengele tenían un fin
claramente demarcado: lograr la absoluta perfección de la raza aria y asegurar
su reproducción. Es por ello que intentaba descifrar los secretos de los
nacimientos múltiples. Cuando se sabía que tocaba el turno de las rondas de Mengele, la tensión invadía por igual a prisioneros,
guardias y doctores de la SS. Todo
el mundo se aterrorizaba cuando comenzaba a revisar a los recién llegados, en
su frenética búsqueda de gemelos. Cuando él llegaba con su terrible voz, los
guardias nazis se aterrorizaban, y eso aterrorizaba aún más a los judíos. Mengele siempre se presentaba con su uniforme impecable y
sus botas de cuero perfectamente lustradas, muy elegante, como un caballero
refinado y aristocrático, caminando como si fuera dueño del universo,
absolutamente seguro de sí mismo, mirando a los ojos a cada uno de los recién
llegados. "Lo veíamos vestido inmaculadamente, con un par de guantes
de cuero en una de sus manos, y con un pequeño látigo para cabalgar en la otra.
La relación entre "sujetos" y "amo" es muy difícil de
explicar, y aún luego de haberla vivido, no puedo explicarla"
(Eva Mozes Kor).
Mengele sabía el efecto que causaba en las mujeres, y
calculaba perfectamente sus ademanes para lograr el resultado deseado. GiSSela Weird, una doctora judía
prisionera, recuerda: "Mengele se deleitaba
presentándose ante nosotras, exquisitamente perfumado... tan elegante y
atractivo... Vestía hermosas camisas de color azul. Muchas mujeres decían: “me
encantaría pasar la noche con él”. Era su forma de hacernos enloquecer: se debe
estar loco para respirar el humo de los crematorios, y seguir viendo en él a un
hombre tan atractivo como para pasar la noche".
En
otras ocasiones, su lado oscuro surgía descontrolado. Un sobreviviente lo
recuerda ejecutando a un joven de 17 años, por robar carbón. Mengele le disparó en ambas rodillas, luego lo tomó del
cabello y le disparó en la cabeza. "Robar está prohibido, y ustedes deben respetar las reglas
de este lugar" dijo, para luego salir caminando como si
nada hubiera ocurrido.
A
excepción de ocasionales visitas, Irenna
Mengele no convivía con su esposo. Auschwitz era muy poco
cosmopolita para ella, por lo que es dudoso que conociera cabalmente lo que
ocurría, como así también que Mengele le hubiera sido
fiel durante su estadía en el campo. "Mengele gustaba
seleccionar las más bellas mujeres judías para pasar sus horas libres. Las
hacía pasar una bella noche, tocando el piano. Pero en todos los casos, por la
mañana, las mataba" (Siegfried
Halbreich, sobreviviente). Mengele era un
excelente pianista. Incluso se conoce una grabación suya, cantando y tocando. A
menudo, tocaba para los invitados, mientras las notas se paseaban, macabras,
por el campo, hasta el amanecer.
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¿Estaba
Mengele loco, o
sufría otro desorden mental? ¿Acaso la búsqueda de los secretos genéticos
humanos, destruyeron todos los restos de conciencia en él? Las
opiniones varían, pero algo es seguro: Josef Mengele fue la
personificación del peor demonio. Se convirtió en un verdadero símbolo del
terror nazi. Es absolutamente imposible leer la acusación hecha contra él en la
ex Alemania Oriental, que describe cabalmente sus atrocidades, sin siquiera
dejar caer una lágrima. "Fuimos completamente sobrepasados por su monstruosidad"
(Eli M. Rosenbaum, director de la Oficina de Investigaciones Especiales del
Departamento de Justicia del Gobierno de los Estados Unidos). Lo más
importante es ver que su mente operaba como la de un científico, concentrándose
en sus estudios y experimentaba dejando de lado los sentimientos. "Realmente no
pienso que Mengele tuviera remordimientos por lo que hacía. Pienso que en su
mente de científico, justificaba lo que hacía. El nos inyectaba hasta cinco
inyecciones juntas, para ver qué pasaba. Muchas veces uno simplemente se moría.
No teníamos idea de qué eran esas inyecciones" (Eva Mozes Kor). Mengele
inyectaba en las venas toda clase de substancias, como fenoles, cloroformo,
nafta, insecticidas... Algunas veces, directamente en el corazón. El mataba a
los objetos de sus experimentos para hacerles autopsias. Hacía vivisecciones,
para estudiar los límites de resistencia a los traumas y el dolor en los seres
humanos. Una vivisección, es lo mismo a hacer la autopsia en un ser vivo. De
más está decir que lo hacía con la persona consciente y sin anestesia...
Obviamente, nadie sobrevivía. De esta forma, los experimentos de Mengele cobraron hasta 60 víctimas diarias.
Demente
o no, los experimentos de Mengele llegaron a su
fin. El invierno se acercaba y el Ejército
Rojo avanzaba hacia el campo de muerte. El 26 de noviembre de 1944, Einrich Himmler, máximo jefe de las SS, telegrafió a todos los Comandantes de Campo ordenando
suspender las muertes. Así comenzaría la huida de Mengele,
desde Auschwitz hacia una vida de constante tortura.
Últimos servicios al Führer
Antes
del desmantelamiento del campamento, Mengele hizo su
selección final, enviando a 461, de un total de 509 prisioneros recién
llegados, a una muerte instantánea. Fue su último servicio en Auschwitz . Con el sonido de los
cañones rusos cada vez más fuertes, Mengele reunió sus
registros y anotaciones, y el 18 de enero de 1945, el Ángel de la Muerte
desapareció para siempre.
"Los
experimentos duraron hasta el momento mismo en que se dio la orden a todos los
nazis, de abandonar el campo. Esa fue la última vez que vi a Mengele" (Eva
Mozes Kor). Así comenzó uno de los más grandes movimientos evasivos de la
historia.
Constante huida
Mengele dejó su uniforme de oficial de la SS, y vistió el de oficial de la Wehrmatch (ejército alemán) y se
dirigió a una unidad hospital que iba hacia el sur. Cuando finalmente, en mayo
de 1945 Alemania capituló, Mengele terminó en dos campos de prisioneros de los
aliados, ignorado por sus captores. Ello se debió a que él había pasado por
alto muchos de los trámites necesarios para ser parte de las SS. Esos trámites, capturados por los
oficiales aliados de Estados Unidos,
eran utilizados para determinar qué sujeto era arrestado en forma automática.
No hay documento que explique por qué Mengele carecía del
tatuaje obligatorio de oficial de las SS,
que se hacía en la parte interior del brazo izquierdo, dos pulgadas por debajo
de la axila. Antiguos doctores de las SS,
confirmaron que no estaba tatuado. Otro de los elementos que jugó a su favor
fue la urgencia con que los aliados liberaron a millones de prisioneros de
guerra alemanes. Mengele se retiró calladamente entre
la multitud, usando un nombre falso, y con la ayuda de su familia trabajó en
una granja de la zona de Rosenheimm,
cercana a su ciudad natal de Gÿinzburg.
Entre 1945 y 1949, fue visitado varias veces por Irenna. Ella no estaba feliz con la situación, aún cuando en 1942
dio a luz un hijo de Mengele, producto de
una de sus visitas a Auschwitz .
Las
listas de criminales de guerra circulaban por la República Federal de Alemania
y los doctores y oficiales de las SS
estaban siendo juzgados. Mengele estaba
atemorizado y pidió a Irenna que
huyera del país con él. Irenna se
negó. Decepcionado pero resuelto, huyó a Italia
en 1949; poco después abordó un buque que lo llevó a Buenos Aires. En Argentina
se sentiría seguro, gracias a una organización secreta conocida como ODESSA,
encargada de otorgar salvoconductos a antiguos oficiales SS. La presencia de comunidades alemanas ofrecía confianza, y
ciertas zonas de Argentina le
recordaban las montañas de su Baviera
nativa. Mengele se sentía como en casa, en su
residencia en la zona de Florida, en
Buenos Aires, viviendo bajo el
nombre de Helmut Gregor. Más tarde
en la década del ‘50, consideró que la caza de criminales de guerra había
terminado, y comenzó a decir su nombre. Incluso, habría llegado a obtener la
nacionalidad Argentina. Inició una
compañía de implementos agrícolas con su verdadero nombre... ¡Hasta
figuró en la guía telefónica!
Su
padre lo visitó y le informó que Irenna
demandaba el divorcio, a lo que él accedió. ¿Qué otra cosa podría hacer?
Era sólo una formalidad. Irenna
tendría su libertad y él seguiría adelante con su vida en Argentina. Tiempo después su abogado le informó que el Gobierno
alemán había mandado cartas al Gobierno argentino, solicitando la extradición
de nazis. Mengele cayó en pánico. Con la ayuda de ODESSA
huyó al Paraguay, donde tramitó su
ciudadanía. Bajo las leyes Paraguayas
ya no podía ser extraditado. En aquellos tiempos, este país era gobernado por
el dictador Alfredo StroeSSner,
descendiente de alemanes y admirador de los nazis. Seguro, aunque intranquilo, Mengele se dejaba ver en las calles de Asunción.
En
1960, en Argentina tuvo lugar el
secuestro de "Otto" Eichmann, a manos de
un comando de la policía secreta israelí. Eichmann
estuvo a cargo de la sección judía de la Gestapo y de los traslados a los campos de concentración. En Paraguay, Mengele
ya no se sentía seguro, e incluso antes de enterarse de la noticia, se ocultó
aún más. El MOSSAD, servicio secreto israelí y creador intelectual del
secuestro de Eichmann, estaba tras
sus huellas. En aquellos días, era un hecho público que perseguían a otros
jerarcas nazis, por lo que Mengele debió huir...
el juicio de Eichmann hacía eco en
sus oídos...
Eichmann fue sentenciado a la horca, y Mengele sintió también la soga en su cuello. Por ello,
decidió viajar al Brasil, donde se
ocultaría durante el resto de su vida, ya no como el Ángel de la Muerte, sino
como un hombre atemorizado, solitario y fugitivo. Cuando llegó a Brasil en la década del ‘60, su vida se
disuelve. Durante los siguientes años se reportaron varias apariciones. Fuentes
confiables como el Departamento de
Estado de USA, el Centro Simón WeiSSenthal
y el MOSSAD israelí identificaron a Mengele en lugares y estilos de vida aparentemente
contradictorios con su historia, con documentos falsos, bajo nombres como José
Mengele, Helmut
Gregor, o Wölgang Gërhard, con
la ayuda y protección del as de la Luftwaffe,
Hans Lücklobe, líder de la ODESSA que
también había ayudado a otros nazis como KlauSS
Altmann o "Barbie". Dos novelas se basaron en Mengele:
"Los niños del Brasil"
y "Hombre maratón",
ambas llevadas al cine, aumentando su reputación a proporciones míticas e
interfiriendo con la búsqueda que llevaban a cabo los Gobiernos de Alemania, Estados Unidos e Israel.
Impunidad
Las
recompensas ofrecidas por Alemania,
el Centro Weisenthal e Israel para
su captura, sumaban US$ 3,4 millones, cifra que hoy en día debiera ser
multiplicada por doce, una suma impresionante, pero que no dio resultados. En
junio de 1985, la noticia del descubrimiento de la tumba de Wölfgang Gërhard recorrió al mundo. Los
restos que habían permanecido bajo tierra desde 1979 fueron exhumados. El
equipo forense concluyó que eran los restos de Josef Mengele,
el nazi más buscado desde la Segunda
Guerra. Si esto era cierto, ¿cómo fue su vida desde su huida del Paraguay
en 1960, hasta su presunta muerte en 1979? En Brasil fue puesto en contacto con refugiados bávaros, todos ex
pertenecientes al movimiento nazi que se habían refugiado en Brasil luego de la guerra. Ellos se
alegraron al encontrar a Mengele en la frontera,
donde lo instruyeron sobre su nueva "identidad". Se disfrazó como un
suizo de apellido Stammer,
comerciante de implementos agrícolas. Una familia adoptiva que verdaderamente
llevaba el apellido Stammer, lo
estaría esperando. Además, fue entrenado para mantenerse anónimo, ocultarse y a
quiénes recurrir si alguien intentara detenerlo.
Mengele pasó dieciséis años viviendo con los Stammer en una granja cercana a Sâo Paulo, adquirida por la firma
alemana Mengele. En 1976 la convivencia con sus
familiares adoptivos se tornó imposible, por lo que solicitó una nueva familia.
Peter y Geza BoSSert se ofrecieron
para acoger a Mengele en su hogar, donde permaneció hasta
su muerte. Según testigos, Mengele pasaba sus
horas construyendo botes y jugando con los hijos de sus anfitriones. Su temor a
ser atrapado crecía, y siempre dormía en su pequeña y oscura habitación, con
una pistola al alcance. En 1976 recibió la visita de su hijo Rolf, quien luego declararía para una
revista alemana "Mi padre asegura que nunca hizo algo incorrecto en Auschwitz
. Dice que sólo seleccionaba prisioneros para trabajar, y nada más. Odio lo que
hizo, pero es mi padre, y quiero creer en él".
Su muerte
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Según
la evidencia descubierta en 1985, 1979 sería un año marcado en la vida de Mengele. "En 1979 fue invitado a pasar un día de playa, a 50 millas
de Sao Paulo. Mengele se introdujo en el mar, hasta que el agua alcanzó sus
rodillas. En ese momento desapareció. Sufrió un ataque cardíaco, cayó al agua y
se ahogó. Cuando fue llevado a la playa, y a pesar de los esfuerzos, no pudo
ser resucitado". Geza
BoSSert hizo los arreglos para que Mengele fuera enterrado
en el cementerio de Ambu, bajo una
lápida que lleva el nombre de Wölfgang
Gërhard, y allí permaneció hasta su exhumación en 1985.
Expertos
forenses de Estados Unidos, Alemania e Israel se encargaron de las investigaciones. Se enviaron muestras
óseas a Inglaterra, donde existen
bancos de datos para su comparación. Esa comparación se retrasó muchos años
debido a que la ex esposa de Mengele, Irenna, y su hijo Rolf, se negaban a dar muestras de sangre. "Fue allí que
decidí ir a Alemania con mi hermana gemela, y durante tres semanas protestamos
frente a la fábrica Mengele. Yo simplemente dije: ¡nosotros entregamos la
sangre de millones en Auschwitz ! ¡Cómo pueden negarse a dar una simple gota,
para el estudio de la verdad!" (Eva Mozes Kor). Finalmente las autoridades alemanas presionaron a Rolf y a su madre, y se obtuvieron las
muestras requeridas. El examen de ADN dió
un resultado: el hombre sepultado en Ambu,
Brasil, fue el padre biológico de Rolf Mengele.
En
1992, el Departamento de Justicia,
cumpliendo con una solicitud del Departamento
de Estado de los Estados Unidos, publicó dos grandes volúmenes titulados
"En cuanto al tema Josef
Mengele". El informe concluía que Estados Unidos nunca tuvo relaciones con Mengele,
y que las investigaciones forenses determinaban que los restos exhumados en Brasil, correspondían a Mengele. Los gobiernos de Alemania e Israel
estuvieron de acuerdo con el informe. Otro extracto del informe del Departamento de Estado de los Estados
Unidos de 1992, concluye con que el hecho que el Ángel de la Muerte haya
sido capaz de perpetrar sus crímenes, para luego morir familiarmente como un
anciano en Brasil, evidencia de una
enorme conspiración para la impunidad.
A
pesar de todo ello, muchas de las víctimas o sus descendientes quedaron
inconformes con la forma de la muerte, e incluso con la veracidad de la misma.
"La
muerte de Mengele no se condice con el sentido de justicia. Si pensamos que
murió, quisiéramos que haya muerto de cáncer u otra enfermedad, muy lentamente,
órgano por órgano, y sólo luego de una muy larga y dolorosa agonía. Sin
embargo, y aunque hubiera estado consciente durante el ataque cardíaco, su
muerte se habría consumado en sólo dos o tres minutos. La muerte fue
terriblemente benévola con él, e injusta con nosotros" (Michael Rosembaum).
La
doctora GiSSela Weird, sobreviviente
de Auschwitz , quien hizo sus
estudios de medicina en la Alemania
de preguerra, afirmó: "Sé que todos los estudiantes de medicina realizan el
juramento de Hipócrates. Es como una página de la Biblia que Mengele ensució".
De hecho, alguna vez Mengele pronunció las
palabras sagradas del juramento hipocrático: "Si cumplo acabadamente con este juramento, ganaré para siempre
reputación entre los hombres, por mi vida y mi arte. Si lo transgredo, que lo
opuesto recaiga sobre mí". En cierta forma, su juramento se ha
cumplido: el Ángel de la Muerte, demonio-médico de Auschwitz , es un sinónimo universal de muerte y genocidio.