Peter Kürten alias "El Vampiro de Düsseldorf"
PETER KURTEN: Nació el 26 de mayo de 1883, en
Kóln-Mülheim. Fue el
quinto hijo de trece hermanos que vivían hacinados en un solo cuarto,
razón que desencadenó una importante promiscuidad sexual e incluso
incesto. Su padre tenía como ocupación el moldeado de arena y era
adicto a la bebida, además de golpear frecuentemente a los miembros de
su familia. Su madre, además, lo acosaba sexualmente. Cuando su padre
es condenado a trabajos forzados en 1897 por intento de incesto,
Peter
comienza a criarse vagabundeando y con poca atención; amaba a los
animales que se criaban en su granja pero un día comprendió que sentía
más placer degollándolos.
Peter tuvo que educarse en la calle, comenzando así su vida
criminal muy tempranamente. A los cinco años de edad además de la
crueldad con los animales mató a un perro y a uno de sus compañeros de
juegos que no sabía nadar lo tiró desde una barca en la que navegaban,
intentando ahogarle. A los 8 años, después de una paliza que le dio su
madre, huyó de la casa, viviendo del producto de sus robos. Regresó a
casa y trabajó como aprendiz en una fábrica.
Su contacto con lo criminal fue a temprana edad, ya que cuando sólo
contaba con cinco años intenta ahogar a un compañero que jugaba con él
en una pequeña embarcación, asimismo le gustaba colaborar con el
empleado municipal que atrapaba perros vagabundos, quien le enseñó a
masturbarlos y torturarlos llegando en una oportunidad a matar él mismo
a uno de los pobres animales. Practicó la zoofilia con cabras, ovejas y
cerdos, descubriendo que obtenía mayor placer si los acuchillaba
durante el acto sexual. Además, estaba fascinado con los incendios y se
dedicaba a leer extasiado sobre
Jack el Destripador y sus asesinatos.
En 1894 se muda con su familia a la ciudad de
Düsseldorf, donde
trabaja como aprendiz de moldeador en una fábrica, a los 14 años asalta
a una joven. que casi estrangula en los bosques de
Grafenberger. Esa
zona sería luego el escenario de sus crímenes. De allí en más
deambulará por el río
Rin con una prostituta.
Durante ese período es condenado por varios delitos pero finalmente
vuelve a
Düseldorf. Unas vez allí consigue alojamiento en la casa de la
señora
M, que tenía una hija de 16 años. Esta mujer era adicta al
sadismo, lo que aumentó el innato gusto por el maltrato que poseía
Peter. Esta relación no prospera y la mujer lo denuncia, motivo por el
cual vuelve a la cárcel, por este y otros delitos como robo y deserción
de sus obligaciones militares.
Kürten pasa casi 20 años en prisión o
realizando trabajos forzados.
Su primer homicidio tuvo lugar en 1913 cuando ingresa a la casa de
Peter Klein con intenciones de robo. Al entrar al dormitorio, buscando
joyas o dinero, encuentra a una niña de 8 años —
Christine Klein— y sin
poder controlarse la estrangula y luego le corta la garganta. El
contacto con la sangre tibia le produjo satisfacción, y limpió el
cuchillo con su pañuelo, que llevaba el monograma
PK. Las sospechas,
por supuesto, recayeron sobre el padre de la niña, que poseía las
mismas iniciales.
Peter contrae matrimonio en 1923 se instala en una casa de la calle
Mettmanner Strasse Nro 71. No tuvo hijos y era considerado por sus
vecinos como una persona seria, honesta y amable, con la única
particularidad de maquillarse para disimular sus edad. Desde su
casamiento y hasta 1929, asaltó y casi estranguló a varias mujeres,
pero estas no lo denunciaron por vergüenza.
Su sed de sangre no se detendría y el 9 de enero de 1929, en horas
de la noche, atacó a
Apollonia Kuhn hundiéndole unas tijeras que se
rompieron por la presión impuesta por
Peter. Los gritos desgarradores
de la mujer alertaron a unos paseantes, que pudieron rescatarla pero
Kürten lograría escapar. El 8 de febrero engaña a
Rosa Ohlinger de 9
años a quien lleva a una zona oscura de las cercanías de la iglesia
Vinzenz, la fuerza violentamente con las tijeras hasta matarla. Horas más
tarde regresa al lugar del crimen para verter petróleo sobre el cuerpo
y lo incendia, logrando así nuevamente el orgasmo.
Otras de sus víctimas sería
Rudolf Scheer, quien deambulaba
alcoholizado y tiene un encuentro con
Kürten. Tras un airado cruce de
palabras, el asesino lo ataca con las tijeras y bebe la sangre que mana
de las heridas. Un domingo de agosto de 1929 organiza una cita con la
prostituta
María Hahn. Durante el encuentro la estrangula, le clava las
tijeras en la garganta, y absorbe la sangre de la víctima. El cuerpo de
la joven es encontrado gracias a un carta que envía el propio
Kürten a
la policía con un poema y un plano indicando el lugar exacto. Siempre
se alejaba del lugar de los hechos con una sonrisa o canturreando una
canción ya que no era la penetración o el contacto físico erótico lo
que lo satisfacía sino el asesinato y la sangre,
Vuelve a matar el 24 de agosto, cuando seduce a las jovencitas
Luise Lenzem de 13 años y
Gertrud Hamacher de 5, que son llevadas a un
campo cercano donde las estrangula y las apuñala, seccionando la
garganta de una de ellas. Posteriormente intenta asesinar a una criada,
Gertrud Schulte, quien recibe varias heridas. En el mes de septiembre
mata a
Ida Reuter a golpes de martillo, después de haberla violado. La
siguiente desafortunada fue
Elizabeth Dorrier, que recibió golpes de
martillo, y finalmente
Gertrud Alberman de 5 años, a quien estrangula y
acuchilla con las tijeras 35 veces.
Su mayor traspié lo comete cuando se encuentra en la calle con
Maria Butlies. Ese 14 de mayo de 1930 la joven llegaba a
Düsseldorf en
busca de un albergue estudiantil. Temerosa, porque ya se conocían las
andanzas del «
vampiro», buscaba la dirección del lugar en sus bolsillos
y un señor que observaba la escena se acerca para ayudarla, pero es
interrumpido por
Peter, quien se ofrece a acompañar a la muchacha. Así,
la joven caía en sus garras.
Kürten la lleva primero a su casa, donde
nunca había llevado a ninguna víctima, le ofrece pan y leche, y luego,
con la excusa de conducirla hasta el albergue, la lleva a un bosque
cercano donde intenta estrangularla. Después de un forcejeo, ella logra
librarse y él se da cuenta que logró alcanzar el goce y su víctima
estaba viva y se retira del lugar murmurando: «
Así es el amor».
Sólo podía excitarse sexualmente matando mujeres. El Prof.
Berg
describió a
Kürten como "
el rey de los pervertidos sexuales",
necrófilo, sádico, incendiario y practicaba el bestialismo. Bebía la
sangre de sus víctimas. Sentía gran admiración por
Jack "El
Destripador".
La joven finalmente llega a la dirección de la pensión, pero tarda
varios días en denunciarlo.
Peter consideró, frente a los
acontecimientos que debía contarle toda la verdad a su esposa y así lo
hace una mañana de mayo de 1930, con voz serena le dice que él era la
Bestia que estaban buscando, le describe el placer que sentía al
cometer sus horribles asesinatos, la utilización de tijeras o martillos
que guardaba en el bolsillo, de su saco.
Por supuesto, su mujer no podía cree lo que escuchaba. Su esposo,
un modesto empleado y amable vecino no podía ser un homicida.
Finalmente él le propone un pacto debido a que la Informacion sobre el
Vampiro o
la Bestia de Düsseldorf tenía precio muy alto, le pide que lo
entregue. De esta manera la recompensa serviría como indemnización por
todos los sufrimientos vividos por su culpa.
Ambos tenían un plan y la
mañana del 24 de mayo de 1930 se presenta a la policía la señora
Kürten, que dijo saber a quién buscaban y que los guiaría hasta él.
Los agentes estuvieron de acuerdo, y a las tres de la tarde fueron
acompañados hasta la
Iglesia de Saint Rochus. Allí se encontraba
Peter,
de 47 años que, mirando a los policías, dijo: «
No tienen por qué
temer», y se entregó.
El juicio se abrió el 13 abril de 1931, el imputado alegó locura y
su abogado intentó convencer al jurado de que su cliente había estado
dominado por una fuerza diabólica que lo obligaba a cometer los
repugnantes asesinatos. Guando el juez le pregunta en una oportunidad
si tenía conciencia de sus actos,
Kürten le responde: «
No tengo
ninguna. Nunca he sentido un mal presentimiento en mi alma; nunca pensé
que lo que hice estuviera mal, a pesar de que la sociedad humana me
condene. Mi sangre y la sangre de mis víctimas caerán sobre la cabeza
de mis torturadores. Debe haber un Ser supremo que dio en primer lugar
la primera chispa vital a mi vida. Ese ser supremo considerará mis
buenas acciones porque vengué la injusticia. Los castigos que he
sufrido han destruido todos mis sentimientos como ser humano. Es por
ello que no tuve piedad para mis víctimas)). Y agregó: «
No tengo ningún
remordimiento. Cuando recuerdo mis actos no me avergüenzo, recordar
todos los detalles me hace disfrutar.
El 22 de abril fue declarado culpable de asesinato en nueve casos,
y de intento de asesinato en siete. Fue sentenciado según el
Código
Penal Alemán de esa época a morir nueve veces y a una condena de quince
años. Su ejecución se produjo el 2 de julio de 1931, cuando fue
guillotinado en la prisión de
Klingelputz previa confesión con el
capellán y la redacción de varias cartas a los familiares de sus
víctimas.
Después de que me decapiten, podré oír por un momento el sonido de
mi propia sangre al correr por mí cuello... Ese será el placer para
terminar con todos los placeres.
La policía trató de averiguar quién era el hombre que aterrorizaba
a la ciudad, sin conseguirlo, hasta que en cierta ocasión, viendo que
iba a ser descubierto cualquier día, confesó sus crímenes a su mujer,
que horrorizada le denunció a la policía. Así pudo ser capturado, y
juzgado en un proceso que comenzó el 13 de abril de 1931, durante el
cual intentó su abogado defensor probar que era un demente para
salvarle de la pena capital. No le sirvió de nada y el 2 de julio de
1931 fué ejecutado en la guillotina a las seis de la mañana. Durante
los días que estuvo en prisión recibió miles de cartas, muchas de ellas
cartas de amor y en la mayoría de las cuales le pedían su autógrafo.