EPÍLOGO
13 Fantasmas
13 carpetas, 13 denuncias, 13 coincidencias,
13 violaciones, 13 víctimas, ningún
culpable. No se trata de la colilla de
una película, se trata de una información que nunca se ha hecho pública hasta
la aparición de este libro.
Se trata de 13 casos de
violaciones, ocurridas en la ciudad de Córdoba, que tres fuentes de diferentes
organismos provinciales confirmaron que están siendo investigadas en la
Justicia provincial y pueden ser atribuidas a un mismo delincuente. Se trata
del secreto mejor guardado de la Justicia de Córdoba.
Aquí, una
explicación.
Mientras este libro estaba en imprenta, el fiscal Juan Manuel Ugarte se preparaba para dar a conocer
la resolución final del caso. Técnicamente, el delincuente Marcelo Mario Sajen debe ser absuelto porque no se
encuentra con vida. Aunque el funcionario judicial considera "probado"
que es culpable de 94 hechos de abuso sexual con y sin acceso carnal y
privación ilegítima de la libertad, Sajen, con su muerte, logró escapar de
la condena.
Cuando ese expediente se cierre, quedarán sobre la mesa del fiscal
numerosos casos de violaciones ejecutadas en distintos sectores de la ciudad
que no pertenecen a la serie de Sajen y que fueron cometidos por otros
delincuentes sexuales de los muchos que existen en Córdoba. Mención aparte merece otro
depravado que aún no fue identificado y que fue bautizado por los medios de
comunicación como el violador serial de ancianas, cuyo caso está en manos del
fiscal Carlos Matheu.
Sin embargo,
quizá no sea el único violador serial suelto.
A lo largo
de este trabajo pudimos analizar en detalle todos los ataques atribuidos a Sajen y llegamos a la conclusión de que muchos de los casos ocurridos
en la Ciudad Universitaria, que el imaginario popular
considera cometidos por Marcelo Sajen, en realidad fueron ejecutados
por otros delincuentes sexuales.
Nos encontramos, buscando una respuesta a este interrogante, con
una noticia reveladora otorgada y confirmada por las tres fuentes (una
perteneciente a la Policía Judicial, otra de la Policía de Córdoba y la tercera de los Tribunales). Dos de esas fuentes fueron más
allá y afirmaron: "En
algunos de esos casos hay muestras de ADN cuyo patrón genético es coincidente".
De confirmarse esto, estaríamos en condiciones de afirmar que en Córdoba ya existe otro delincuente sexual serial, cuya identidad y serie
permanecen desconocidas.
"Nadie te
lo va a confirmar porque es un secreto guardado bajo siete candados que se
abren con siete llaves diferentes cada uno. Todo esto es posible porque desde
que murió Sajen éste otro sujeto no ha vuelto a atacar, al menos en nuestra
provincia",
finalizó la fuente más dispuesta a hablar del tema.
Al ser consultado al respecto, el fiscal Ugarte -siempre preocupado para que no se
den a conocer los métodos de trabajo que permitieron atrapar a Sajen porque "pueden ser útiles en otro momento"- señaló que eran
afirmaciones "sin
fundamento" y
pidió no generar "pánico" en la población.
Así y todo, después de un largo análisis, decidimos que era válido
darlo a conocer.
Durante la primera parte del año 2005 hubo al menos dos violaciones
en sectores de la ciudad donde solía atacar Sajen. La primera ocurrió en febrero,
cerca de las facultad de Ciencias Químicas dentro del predio de la Ciudad Universitaria. El segundo ataque sucedió en
pleno Parque Sarmiento, donde funciona un instituto
terciario llamado Leguizamón. El o
los autores de esos ataques permanecen desconocidos. Anteriormente hubo otro
caso, entre los muchos que se denuncian periódicamente, cometido por un delincuente
sexual que, a diferencia de Sajen, utilizó un preservativo para no
dejar huellas de semen en el lugar del hecho o en las víctimas.
No se trata aquí de generar pánico, se trata de asumir urgencias y
estar atentos. En el comienzo de este libro, Ana aseguró que temía que otro delincuente sexual de las mismas
características de Sajen pudiera existir amparado por un
sistema incapaz de reconocerlo. Quizá ese delincuente ya esté en la calle.
Cierre
Un niño que
habría sido víctima de la violencia familiar y fue obligado a dejar la escuela
primaria en tercer grado para cumplir con
obligaciones de adulto. Un individuo que en la etapa de formación de su
personalidad fue testigo -y víctima- de escenas de violencia física
(y
posiblemente sexual) hacia sus seres más queridos. Una persona que
creció en un ambiente donde llorar era un crimen y robar -al igual que golpear-
convierte a cualquiera en alguien respetado.
Marcelo Mario Sajen se formó en su casa y en la
calle, vinculándose como pudo a su padre, la misma persona que presuntamente
abusaba de él. Ese hombre que fuera de su casa, y según algunos, era "amable,
querido y respetado" pero que puertas adentro, según otros, "maltrataba
a su mujer y amenazaba a sus hijos" fue quien le mostró a Marcelo cómo actuar y presumiblemente le dio con sus actos lo más
parecido a una educación que incluía también la sexual.
Después ese niño dejó de ser una víctima y se convirtió en un
victimario mientras actuaba ante los ojos de un sistema que no supo reconocer
estos factores y los dejó pasar, colaborando en la formación de un delincuente
que se convertiría en delincuente sexual y a la larga en un violador serial.
ese adolescente tan parecido a su papá llegó a Pilar y conoció a Zulma, una niña que, al igual que
cuando la mamá de Marcelo conoció a don Leonardo, tenía sólo 14 años.
Se casaron, tuvieron hijos y en 1985 Marcelo cometió su primera violación,
dando lugar a un nuevo engaño cuando su mujer y sus familiares prefirieron
decirle a todo el mundo que la víctima de Sajen era "una amante despechada",
antes de aceptar que la persona que amaban necesitaba someterse a un
tratamiento.
La cárcel y el sistema que llevan a ver Las aventuras de Chatrán y permiten salir en libertad a un violador
antes de que cumpla su condena se convierten en cómplices, que no le proponen
siquiera la necesidad de hablar de su problema y lo entregan nuevamente al
mundo con una esposa, tres hijos y ninguna respuesta.
llega 1991, el año del quiebre. El año del suicidio de su hermano
ante sus propios ojos, el año del primer ataque sexual después de quedar libre,
el año de la muerte de su padre y del nacimiento de su hija más querida (¿casualidad?).
El mismo año en el que Marcelo se convierte, según sus
compañeros de delito en "un hijo
de puta violento, con el que daba gusto salir a trabajar".
Para 1997, la bestia ha comenzado a desplazar definitivamente al
padre "ejemplar", al amante "exigente" e incluso
al delincuente de cartel, para ganar las calles y violar, golpear, abusar y
dejar marcas imborrables en las vidas de todas sus víctimas.
aquí está otra vez el sistema que, con la notable incapacidad de
sus integrantes, sigue "educando" al delincuente, colaborando - con
su negligencia, su desinterés y sus defectos- con el perfeccionamiento
de su método de ataque, alimentando en Sajen la impresión de que puede hacer
lo que quiera sin que a nadie le preocupe.
En el año 1999, ya convertido en violador serial, cae tras cometer
un robo en Nueva Córdoba, 20 minutos después de abusar
sexualmente de una joven a pocas cuadras de allí. Sin embargo, ni la Policía ni
la Justicia se dan cuenta. Otra vez el sistema mira hacia otro lado porque con
sólo dar un nombre falso, Sajen logra esconder sus antecedentes
por un buen tiempo.
después de tres años, sin haber cumplido la pena por completo,
otra vez la libertad... y otra vez violar... y otra vez el sistema que no hace
nada.
Así llega la víctima 30, la 31, la 50...
Hasta Ana, la joven de
20 años que nos ayudó a escribir la introducción de este libro. Sólo ella
motorizó los movimientos que llevaron a que en torno a la investigación se
reunieran personas capaces que -sin dejar de desconfiar entre sí, aunque con
un indudable deseo de trabajar- terminaron finalmente atrapando al violador
serial en tres meses.
Pero hay que decir que el violador estaba allí desde antes y el
sistema no supo verlo. No supo reconocerlo y nada nos indica que las cosas
hayan cambiado hacia el futuro. En las páginas de este libro se alcanza a
vislumbrar la feroz interna de intereses y celos que existe entre los
diferentes organismos y personas que forman parte de las instituciones
encargadas de llevar seguridad y justicia a la población. Eso no ha cambiado.
No somos jueces, no somos policías, no somos los encargados de
llegar a la verdad. Por eso queremos pedir disculpas si en algún momento de
este libro parece que quisiéramos juzgar, o decretar si algo está bien o está
mal.
Intentamos publicar en este trabajo los análisis de ADN que están en manos del fiscal Juan
Manuel Ugarte, pero el
secreto de sumario pareció ser siempre el pretexto preferido del funcionario
judicial y del abogado de las víctimas, Carlos Krauth, para no darlo. Qué saludable
hubiera sido para la población que estos resultados hubieran sido difundidos
como el rostro de Sajen, en aquella conferencia de
prensa del 28 de diciembre de 2004, a fin de desalentar cualquier fantasma de
sospecha sobre la dilucidación del caso.
No obstante, pareciera que ambos disfrutaran de cierto placer al
administrar la difusión de la verdad, como si tuvieran algo que esconder. Si
alguno de ellos entiende esto como una provocación, que recoja el guante.
De todos modos, eso ya no nos preocupa, sabemos que "nuestro
ADN" de la vida de Marcelo Sajen es tan valioso como el que ellos
tienen en sus escritorios. Si lo necesitan aquí lo tienen, no tenemos nada que
esconder.
Nos alejamos de esta investigación con algunas satisfacciones: fue
a través de nuestra sugerencia que algunos de los responsables de investigar el
caso asumieron la necesidad de realizar una autopsia psicológica de Sajen, estudio que permitirá conocer algunos detalles de su
personalidad y así ponerlos bajo la lupa de especialistas. Además, muchas de
nuestras preguntas a las fuentes vinculadas a la causa, despertaron la
necesidad de abrir nuevas líneas de investigación en torno a la misma y,
finalmente, algunos investigadores (los que no tienen vergüenza de hacerlo)
suelen llamarnos para que les expliquemos detalles de la vida de Sajen que ellos desconocen o no alcanzan a comprender.
Como periodistas cubrimos este caso para los medios en los que
trabajamos y fuimos víctimas de la trampa de la noticia diaria, que obliga la
mayoría de las veces a quedarnos con la parte superficial de las cosas.
Decidimos escribir un libro cansados del periodismo que se limita a utilizar
los dos puntos para reproducir lo que dicen los otros. Queríamos entender un
poco más, saciar nuestra curiosidad, dudar con más elementos.
Nos hemos concentrado en contar historias que hacen a la historia
general del caso del violador serial y creemos haber dado a nuestros lectores
armas suficientes para sentirse más preparados para entender esta historia.
Tenemos más claro que nunca que todo lo que un hombre puede saber de su prójimo
es de segunda mano.
Si alguna víctima sintió dolor o molestia al leer nuestros relatos
de los ataques, le pedimos disculpas, pero tienen que entender que la mayoría
de la gente no tiene la menor idea de lo que ustedes sufrieron y para explicárselo
estábamos obligados a contarlo, a veces con dureza. Todos los nombres que hemos
usado para contar sus experiencias son ficticios.
Ojalá, también despertemos la alerta necesaria para que los
organismos responsables sean conscientes de que algún violador serial quizá ya
está siendo formado en un hogar violento, ya sea en algún barrio marginal o
bien en un exclusivo country. La manera de reconocerlo no está en mirar hacia
otro lado, sino en mirar hacia adentro de la sociedad.
Según la causa que lleva adelante el fiscal Ugarte, entre 1991 y 2004 Marcelo Mario Sajen atacó al menos a 94 mujeres en
las calles de la ciudad de Córdoba. Desmintiendo publicaciones
erradas al respecto, es importante entender que 70 fueron abusadas (en
este grupo se encuentran todas las que fueron obligadas a mantener relaciones
sexuales sin que necesariamente hubiese penetración) y las restantes
resultaron privadas de su libertad o víctimas de un robo calificado. Algunos
investigadores aseguran que si se sumaran las cifras en negro (víctimas
que no hicieron la denuncia) el número de hechos ascendería a entre 170
y 200.
Desde que emprendimos el camino de este libro intentamos responder
dos preguntas básicas: ¿cómo se convirtió Marcelo Sajen en un violador?; ¿cómo llegó a
convertirse en un violador serial?
La respuesta principal a la que hemos llegado es que hubo señales
-tanto
en el entorno íntimo de Sajen primero, como en la sociedad después- que no fueron reconocidas.
Porque los primeros miraron hacia otro lado y porque, posteriormente, el
sistema mismo con su profunda incapacidad fue construyendo a Sajen a medida que no lo buscaba o que lo tenía en sus manos, sin
reconocerlo como el delincuente sexual serial que era.
Anexo 1 Qué fue de ellos
Gobernador José Manuel De la Sota. La caída del violador serial le permitió recuperar la imagen de Córdoba como un lugar seguro. Esto se derrumbó en los meses siguientes
luego del trágico motín de la Penitenciaría y de la fuga de Martín Luzi del penal de Bouwer. Aunque Luzi luego fue recapturado, las sospechas sobre la complicidad del
personal penitenciario en la fuga demuestran que hasta el día de hoy la
seguridad sigue siendo un problema sin resolución para su gobierno. En agosto
de 2005 se vio obligado a remover la cúpula de la Policía (desplazó a unos 40 comisarios de alto rango) y a la del Servicio Penitenciario. Su íntima alianza con Juan Carlos
Blumberg dejó de ser
prioritaria, a medida que acercó su proyecto político al del presidente Néstor Kirchner. Se divorció de Olga
Riutort y formó
pareja con la ministra de la Producción, Adriana Nazario.
Carlos Tomás Alesandri. Sigue siendo una figura de peso en el Gobierno que no necesita
pedir permiso para entrar a la oficina de De
la Sota para hablar
con él. Con el caso Sajen, Alesandri demostró que a su reconocida
capacidad de obedecer a rajatabla las órdenes de su jefe y a su cintura
política, se le pueden agregar otras cualidades. Dejó su puesto como Ministro de Seguridad apenas días
antes de que se desatara la peor crisis policial de los últimos años y un mes
antes de la fuga de Luzi. Ahora se desempeña al frente de
la Agencia Córdoba Turismo. Sigue juntándose con sus amigos
en una parrillada de barrio Alto Verde,
donde un mediodía de fines de 2004 se le ocurrió la idea de someter a ADN a todos los policías. Analiza escribir un libro sobre el violador
serial. Aunque comenta que lo escribiría en colaboración con Federico Storni, jefe de los investigadores de la Policía Judicial, éste último lo niega.
Héctor David.
"Chirola", como le
dicen sus amigos, asumió en la cartera de Seguridad ni bien se fue Carlos Alesandri. Durante la peor etapa del
violador serial se desempeñó con claroscuros en la Secretaría de Justicia. Su gran mérito se mantuvo en secreto y
consistió en entablar una excelente relación con el abogado patrocinante del
grupo Podemos Hacer Algo, Carlos Krauth. Su llegada al nuevo cargo
estuvo marcada por un episodio gracioso e inolvidable: al tomarle juramento a
las nuevas autoridades del Servicio
Penitenciario leyó el
mismo discurso que el día anterior había leído el gobernador a los nuevos jefes
policiales. En aquel momento se dijo que se intentaba dar un "mensaje
unificado", pero altas fuentes de la Casa
de Gobierno aceptaron
que "Chirola" metió la pata.
Gustavo Vidal Lascano. El Fiscal general de Córdoba mantuvo su enfrentamiento con Alesandri hasta que aquel abandonó su
cargo en el área de Seguridad. Por
otro lado, su enfrentamiento con el director de la Policía
Judicial, Gabriel Pérez Barberá, se agudizó cuando Vidal Lascano nombró como segundo jefe de ese
organismo a un hombre de sus entrañas como Jorge
Jofré, ex titular del Tribunal de
Conducta Policial. En Tribunales se comenta que Vidal
Lascano aspira a
ocupar el cargo de Ministro de Seguridad
y Justicia.
Gabriel Pérez Barberá. El jefe de la Policía Judicial fue perdiendo poder dentro de la
estructura que conduce. Rindió bien un examen para ocupar un cargo como Fiscal de Cámara en la Justicia provincial.
El abogado se refugia de la interna escuchando a la banda inglesa dark The Cure, mientras lee literatura
en alemán e inglés. Todo indica que con la partida de Alesandri del área de Seguridad y la llegada de Jofré a la Policía Judicial, sus horas están contadas al
frente de ese organismo. Se rumorea que ante esta realidad, Barberá "pactó" con Vidal Lascano un "alto al fuego" hasta
su partida, el cual duró poco tiempo. Mientras tanto, el funcionario sigue
haciendo equilibrio en el cargo y aguanta mucho más de lo que sus enemigos
imaginaban.
Jorge Mario Rodríguez. Luego de que se confirmara que el violador serial no era un
policía, el amigo del gobernador De la Sota respiró aliviado. Meses después,
en la primera mitad del
2005. dejó su puesto como Jefe de la Policía de Córdoba y pasó a desempeñarse como Secretario de Seguridad en reemplazo de
Horaldo Senn, quien fue trasladado a la Agencia Córdoba Ambiente. Pese a la cataratas de errores, bloopers y muestras de
incapacidad que tuvo a la hora de dirigir a la Policía, sigue siendo la persona
que le recomienda al gobernador qué hay que hacer en materia de seguridad en la
provincia. Pese a no trabajar en la Jefatura, y aunque sigue sin contar con el
respeto de muchos de sus ex subordinados,
continúa siendo clave en la toma de decisiones dentro de la Policía. Las
personas que asaltaron a su hijo fueron detenidas a horas del hecho, pero
debieron ser liberadas a los dos
días por falta de pruebas.
Juan Manuel Ugarte. Con la caída de Sajen se convirtió en una celebridad de la Justicia. Aquel hombre que
escapaba de los medios durante la investigación, llegó entonces a conceder
entrevistas a cuanto periodista golpeara la puerta de su fiscalía. Después de
unos días de vacaciones, al igual que Pérez
Barberá, Ugarte rindió para convertirse en fiscal de cámara. Dicen que hasta juez
no para. Insiste en asegurar que el caso del violador serial fue resuelto (en
sólo tres meses) con un método "criollo" que le
pertenece. Ese protagonismo que él mismo se otorga sigue generando el rechazo
de muchos de los que participaron en la investigación. Asegura que algún día
escribirá su propio libro sobre el caso del violador serial.
Maximiliano Hairabedian. El joven doctor en derecho sigue trabajando como Fiscal de instrucción. Es uno de los
fiscales más respetados de la Justicia de Córdoba.
Pedro Caballero. Sigue siendo funcionario de la Justicia de Córdoba. Mantiene un perfil bajo.
Alemanes. Los investigadores de la Policía
Federal Alemana Vick Jens y Michael Shu regresaron a Córdoba en julio de 2005 a realizar un balance del trabajo que
confeccionaron en colaboración con la Policía
Judicial. Aunque esa
tarea se realizó, su visita terminó siendo un fracaso. Aparentemente la idea de
los alemanes de conformar un
equipo de cordobeses capaz de hacer análisis operativos de la misma calidad que
los que se hacen en Alemania, no
pudo realizarse por culpa de la interna entre Vidal
Lascano y Pérez Barberá. Según fuentes cercanas a la
causa, el fiscal general no quiso que en ese proceso de capacitación
participaran personas cercanas al jefe de la Judicial e intentó "elegir"
a los integrantes. Esto fue calificado de inexplicable por los alemanes que se
terminaron yendo del país. Toda su colaboración en el caso del serial se
financió con fondos propios de la propia Policía
Federal Alemana.
Rafael Sáenz de Tejada y Cesar
Bergese. Fueron contactados por este
libro, pero dijeron que de la causa hablaba el fiscal. Siguen siendo
considerados harina de otro costal por la Policía y cuentan con la confianza de
algunos fiscales. Pidieron no ser nombrados en este libro a no ser que fueran identificados
por el propio fiscal Ugarte.
Gustavo Nievas. El ex fiscal esperaba al cierre de la impresión de este libro que
la Justicia se pronunciara finalmente sobre las denuncias existentes en su
contra. Sigue profesando el evangelismo y volvió a ejercer como abogado
penalista. Asegura que el éxito de Ugarte en la causa del serial no hubiera llegado sin los aportes que él
hizo al caso.
Policías. La fuga de Martín Luzi y el acuartelamiento policial en
reclamo de mejoras salariales, ocurridos en agosto de 2005, derivaron en que la
plana mayor de la institución (por entonces dirigida por Iban Altamirano, quien había reemplazado a Rodríguez) fuera echada. En esa purga
cayeron los comisarios Miguel Martínez y Pablo Nieto, jefes de Operaciones y
de Investigaciones, respectivamente. El cargo que ostentaba
este último fue ocupado por el comisario Eduardo "Bebucho" Rodríguez, uno de los investigadores del caso del violador serial. Por primera
vez en su carrera, Rodríguez siente que el sillón que ocupa
es de su tamaño.
Oscar Vargas. El comisario inspector, luego de
la resolución del caso del violador serial, dejó su cargo como jefe del Departamento Delitos Especiales y pasó
a desempeñarse como jefe del Departamento
Homicidios. Los cambios producidos por la purga descripta anteriormente lo
ubicaron a los pocos meses como subjefe de Investigaciones Criminales. Cada día fuma más y en el armario de su nueva oficina
tiene guardados los apuntes de la búsqueda del serial. Algunos lo escucharon
decir que le gustaría escribir un libro sobre el caso.
Rafael Sosa. También fue beneficiado por la purga policial (pasó
de jefe de la División Homicidios a ser titular del Departamento Homicidios) y ahora es uno de los
comisarios inspectores más jóvenes de la Policía. Sigue siendo un apasionado en
su profesión y una de las pocas personas considerada unánimemente capaz por
los otros actores de la causa. Fue padre de su cuarto hijo y dice que aunque el
caso del violador serial es "apasionante", su trabajo al
frente del Departamento Homicidios no le da tiempo de detenerse en algo que quedó en el pasado.
Carlos Krauth. El abogado querellante que
representó al grupo Podemos Hacer Algo
mantuvo un par de reuniones con las víctimas después de la muerte de Sajen, pero después se alejó de ellas. Nunca les cobró por los
servicios, según dijo. Tras la resolución del caso este hombre que se define
como "apolítico" colaboró activamente con la Secretaría de
Justicia para la creación de un banco de ADN que hasta octubre de 2005 no había
visto la luz. Mientras algunas de las integrantes de Podemos Hacer Algo
aseguran que Krauth se muestra más cercano al
Gobierno de Córdoba que a ellas, él asegura que
encontró en Héctor David y en Carlos Alesandri a personas con ganas de trabajar
y con buenas intenciones. Nos pidió que no criticáramos a las instituciones y
que reconociéramos las "cosas positivas que dejó la investigación
del violador serial". Su mayor aporte a la causa fue no
aprovecharse de las víctimas para hacer política. Es la única persona
vinculada a esta historia capaz de hablar de sí mismo y de sus cualidades,
tanto o más que el fiscal Ugarte.
Podemos Hacer Algo. Las chicas que impulsaron el grupo ya no están tan unidas como
antes. Tras la muerte de Sajen, han intentado llevar adelante
diferentes proyectos vinculados siempre a la necesidad de colaborar con las
víctimas de hechos de abuso sexual.
Daniel Sajen. El hermano del violador serial fue absuelto en julio de 2005 del
cargo de portación de arma de uso civil y recuperó la libertad. Había sido
detenido el mismo día en que se supo que Marcelo Mario Sajen era el serial. Estando en
prisión fue padre nuevamente. Mientras estuvo en la cárcel aseguró que su
detención era totalmente injusta porque desde hacía tiempo llevaba una vida
honesta. Asegura que, al menos desde el cielo, su papá puede verlo así.
Leonardo Sajen. El hermano mayor de Marcelo Sajen recuperó su libertad a
principios de 2005, luego de purgar una larga condena por homicidio en ocasión
de robo, delito que hasta el día de hoy dice que no cometió. Se volcó a la fe
de los Testigos de Jehová, credo que profesa su madre, Rosa Caporusso. Dice que todo ha sido un "complot
de De
la Sota" y que
su hermano no era el violador serial. Lo mismo piensan sus hermanos Eduardo y Stella Maris Sajen.
Rosa Caporusso. Le ha dicho a sus íntimos que su hijo Marcelo no murió sino que está durmiendo
y que algún día va a regresar a la Tierra. No quiere hablar del caso.
Andrés Caporusso. Vive con miedo, teme que algunos sus familiares crean que entregó
a su sobrino Marcelo.
Zulma Andrea Villalón. Semanas después de la muerte de Marcelo, su madre falleció. Vendió el Fiat Uno en el que su marido fue
filmado por la Policía. La viuda de Sajen sigue sin dormir en la
habitación que compartió con su esposo y cuida a sus hijos celosamente. Tras la
muerte de Marcelo pidió disculpas a las víctimas
en una entrevista televisiva y hasta el día de hoy no quiere hablar del tema
del violador serial delante de sus hijos. Tiene la intención de dejar todo e
irse a vivir a Pilar, nuevamente. Dice que hasta que
no se lo demuestren, seguirá desconfiando de lo que dice la Justicia. No dejó
que Adriana Castro fuera al sepelio ni al entierro
de Sajen.
Andrea del Valle Castro. La amante de Marcelo Sajen sigue viviendo en su humilde
casa del barrio José Ignacio
Díaz 1a Sección, junto a
sus dos hijos. Está convencida de que Marcelo no es el violador serial. Los
fines de semana se reúne con algunos de los hermanos de Marcelo y con doña Rosa Caporusso. Dice que también es visitada por el hijo mayor de Sajen.
Marcelo Mario Sajen. Murió el 30 de diciembre de 2004. Sus restos fueron velados ese
mismo día ante una multitud que concurrió a su propia casa, en barrio General Urquiza. La ceremonia se realizó a cajón abierto. Al
día siguiente, Sajen fue sepultado en el cementerio
de Pilar. Los celos de Zulma, que no quiere que Adriana Castro visite a su marido ni siquiera
muerto, la convencieron de que debía mudar los restos hacia otro sector del
mismo cementerio, cerca de donde están sepultados "los angelitos", como
se llama a los niños fallecidos. Su tumba no tiene identificación.
Anexo 2
Recompensa para nadie
A poco de que
Marcelo Mario Sajen muriera el 30 de diciembre de
2004, X X. -el conductor de la Renault Kangoo que, junto a su esposa,
ayudó a la Policía a ubicar a Sajen en barrio Santa Isabel 2a
Sección- reclamó a la Justicia y
al Gobierno de la Provincia de Córdoba el pago de la recompensa de 50 mil pesos.
X.X. dijo que, gracias a su
información, y a los dos llamados efectuados por su esposa desde un celular
aquella tarde del 28 de diciembre de 2004, la Policía pudo dar finamente con el
violador serial.
A la hora de justificar su reclamo, el hombre añadió que aquel día
a la mañana, durante la conferencia de prensa realizada en la Casa de las Tejas, el gobernador José Manuel De
la Sota había
vuelto a ofrecer la recompensa a toda aquella persona que colaborara en atrapar
al serial. X.X. entiende que él en efecto
colaboró.
Desde el Gobierno, no piensan así. De
la Sota señaló en
varias oportunidades que haber identificado a Marcelo Sajen como el violador serial fue
gracias al trabajo realizado por la Justicia, la Policía provincial y la Policía Judicial. Así que descartó abonar los 50
mil pesos a los numerosos cazarrecompensas que salieron públicamente a
reclamar el dinero, como así también a algunas de las más de 1.800 personas que
llamaron al 0800 555 8784 y que
también reclamaron el monto.
Por otra parte, aunque De la Sota no lo dijo abiertamente, es
sabido que el Gobierno sospecha que X.X. habría estado en realidad con Sajen en las últimas horas y que al final lo habría "entregado"
a la Policía para cobrar la recompensa.
En su declaración ante el fiscal Juan
Manuel Ugarte, X.X. dijo que aquel 28 de diciembre él estaba con su esposa en su casa
- cercana
al Cottolengo Don Orione- cuando vio en un informativo por televisión
el rostro del violador serial. El hombre comentó que conocía a Sajen porque había estado preso con él en la Penitenciaría entre principios de 1999 y 2000.
Señaló que aquella tarde, cerca de la hora 20, tomó su Kangoo y con su esposa fue a llevar a
un albañil que estaba trabajando en su casa hasta la vivienda de aquél. En el
camino, según X.X., se topó con Sajen mientras caminaba a las apuradas, por lo que le dijo a la mujer
que llamara al 101 con el celular.
Incluso, declaró que se quedó en la zona y que orientó a los móviles policiales
hacia el lugar donde se dirigía Sajen.
La esposa de
X.X. declaró también en la causa en forma coincidente, al igual que
el albañil que iba con ellos.
Desde el
Gobierno se dispuso que la recompensa de 50 mil pesos no será otorgada a nadie
y menos a X.X.
"A ese tipo no le creemos, no puede venir a pedir eso. Él lo
entregó a Sajen y después hizo llamar a su esposa a la Policía. No va a ver una
mísera moneda",
comentó una muy alta fuente del Ministerio
de Seguridad. "¡Qué
casualidad que el tipo sale en su auto y justo se lo cruza a Sajen y que
casualidad que encima lo conocía desde antes!", señaló, por su parte,
otra alta fuente de la Policía de Córdoba, quien agregó que la mayor duda sobre los dichos del matrimonio
está centrada en que hay testigos que dicen haber visto a Sajen, en sus últimos momentos con vida, en un vehículo de
características similares a la Renault
Kangoo.
El fiscal Ugarte prefiere no opinar sobre si se
debe pagar o no la recompensa a X.X.
En tanto, Carlos Alesandri, en una reunión con
investigadores realizada en la Casa de las
Tejas, y en la
que estuvieron presentes los autores de este libro, dijo que la recompensa no
se pagará de ninguna manera a nadie y menos a ese matrimonio.
Anexo 3
Fue suicidio
En una resolución fechada el 18 de abril de 2005, y que consta de
48 páginas, el fiscal Ugarte explicó cómo los estudios realizados por el Ceprocor determinaron que Marcelo Mario Sajen era el violador serial que
abusó de casi un centenar de mujeres en Córdoba desde 1991 hasta 2004. También
consignó cómo fueron las últimas horas del delincuente y dedicó una gran
cantidad de páginas para explicar su muerte y acabar con cualquier duda que se
tejiera en torno al final de Sajen.
Ugarte concluyó que Sajen se mató él mismo, disparándose
un tiro en la sien con una pistola calibre 11.25, sin que mediara la participación
de terceros.
Basándose en estudios realizados por peritos de la Policía Judicial y en distintos testimonios, el
fiscal desechó las dudas que se habían originado en torno al disparo efectuado
por Sajen al verse rodeado por la Policía y que se basaban en tres putos
claves: por qué los médicos del Hospital
de Urgencias señalaron en un primer momento que el disparo había sido efectuado
desde el costado derecho de la sien, mientras los policías decían que fue
realizado desde el lado izquierdo; por qué la cápsula de la bala no apareció en
un primer momento en el jardín donde el serial se disparó; y por qué si Sajen llevaba el arma en la mano izquierda al dispararse, la misma fue
hallada luego en su mano derecha por los policías que llegaron luego al lugar
donde se suicidó.
Ugarte concluyó en primer lugar que en los últimos días Marcelo Sajen había manifestado a su círculo
íntimo su voluntad de suicidarse si se veía cercado por la Policía. Aunque,
vale decirlo, a estas personas -como se consignó en la investigación-
Sajen les dijo que los policías lo buscaban porque supuestamente había
golpeado a su esposa.
Posteriormente, sobre la base de los informes periciales de la Secretaría de Policía Científica de la Policía Judicial, el funcionario judicial concluyó
que Sajen se disparó en el lado izquierdo de la sien apoyándose el caño de
una pistola calibre 11.25 Colt, número 74.202. El proyectil provocó "una herida anfractuosa estrellada de tres centímetros
aproximada (boca
de mina de Hoffman) con
tatuaje, con probable signo de Puppe" en el costado izquierdo de la sien. El plomo le atravesó la
sien y salió despedido por el costado derecho, lo que generó las
contradicciones anteriormente señaladas. Ugarte explicó que Sajen presentaba en el costado derecho
de su cráneo una "herida
elíptica de 1,5 centímetros aproximadamente de bordes evertidos sangrantes
(...) compatible con orificio de salida de proyectil de arma de fuego".
Otra duda que existía era por qué el Dermotest (prueba
que sirve en parte para determinar si una persona disparó un arma de fuego)
practicado a Marcelo Sajen dio negativo. De hecho, el informe
técnico químico de la Policía Judicial señaló que no se determinó la
presencia de residuos de bario, plomo y antinomio en las manos. El perito balístico
Gustavo Molina hizo el mismo test y
también le dio negativo. En la resolución, Ugarte mencionó, basándose en los estudios balísticos, que no siempre un
disparo de arma deja rastros de pólvora en el tirador y añadió que por lo
general en "casos similares los exámenes de dermotest suelen arrojar resultados
negativos".
El estudio químico sí demostró el hallazgo de pólvora en la gorra
que Sajen llevaba puesta al momento del disparo.
Ugarte explicó que la cápsula vacía fue ubicada por la Policía Judicial, al día siguiente al suicidio,
en el frente de una vivienda ubicada en calle Tío Pujio al 1875, es decir la casa vecina al jardín donde Sajen se disparó.
Por otra parte, en su resolución, el fiscal remarcó que el violador
serial no estaba enfermo de Sida ni de ninguna otra enfermedad
infecto-contagiosa.
En uno de los párrafos sobresalientes de la resolución, el fiscal Ugarte señaló: "En cuanto a que esta persona, identificada (legal - DNI mediante-, técnica
-cotejos de sus huellas dactiloscópicas-, pericial -perfil genético a un
descendiente suyo- y testimonialmente -por declaraciones de familiares
colaterales-) como Marcelo Mario Sajen, es el
denominado 'Violador Serial', ninguna duda cabe, por cuanto se cuenta también con datos
científicos, suma y claramente concluyentes.
»En
efecto, obran las pericias practicadas sobre numerosas evidencias consistentes
en semen con espermatozoides recogidos del cuerpo de las propias víctimas, de
sus prendas, o de los lugares mismos de los hechos donde habían sido
ultrajadas, el que al ser sometido a las pertinentes pericias para establecer
el perfil de ADN resultaron absolutamente coincidentes y definitivas.
Coincidentes, en cuanto a que dicho semen pertenecía a una única
persona y definitivas en el sentido de que esta persona es MARCELO MARIO SAJEN".
Fuentes
Capítulo I - El final
El relato del suicidio de Bichi Sajen está reconstruido en base a lo
que nos contaron testigos del hecho, al relato de Adriana Castro y a la nota publicada en la
contratapa de La Voz del
Interior en su
edición del 1 de julio de 1991, bajo el título "Cuando iban a detenerlo, se quitó
la vida". En esa nota el periodista escribió Sallent el apellido que
debió escribirse Sajen.
Capítulo II - Regresar del infierno
El relato del regreso de Ana está basado en la descripción de la
propia joven plasmado en el correo electrónico que se publica completamente en
el capítulo XVII. Los datos
geográficos de los movimientos que hicieron víctima y atacante fueron
confirmados a través del Protocolo de Análisis
Operativo de la causa, que realizó el personal de la Policía Judicial en colaboración con detectives
alemanes. También nos basamos en el diálogo por el sistema de chat que
mantuvimos con Ana y en las
entrevistas con las amigas de ésta.
El regreso de Marcelo Sajen a su casa nos fue referido por Zulma Villalón, quien aseguró con lujo de detalles cómo Marcelo ejecutaba con "cariño y disposición" esas
actividades hogareñas. El relato de la mañana siguiente es una reconstrucción
basada en la descripción de Zulma sobre cómo eran comúnmente las
mañanas de Marcelo y en base a una afirmación de la
mujer: "El día que el serial había atacado a esa chica que se hizo famosa Marcelo durmió acá. Yo me hubiese dado
cuenta si hubiera habido algo raro". Algo similar a lo anterior ocurre con la referencia a los
asados y a los rutinarios paseos dominicales en familia y en el Parque Sarmiento. La costumbre de Marcelo de besar la nariz de sus hijos más pequeños fue referida por Zulma con sus hijos presentes.
La asistencia a misa fue
confirmada por el padre Martins. El
hombre aseguró que si bien no tenía registrados a los Sajen, muchos feligreses le confirmaron que eran habitué de su
parroquia.
Capítulo III - Una familia de barrio
La descripción del barrio General Urquiza y de su transformación está basada en las
palabras de los propios vecinos. Los hijos del matrimonio Sajen negaron ser chicos golpeados.
El episodio de la buena conducta
de Cacho Cristaldo fue contado por
el propio Cristaldo. La referencia
de General Urquiza como un lugar "más turbio de lo que fue en sus
inicios" corre por cuenta del actual comisario del precinto de la
calle Asturias.
Además de las afirmaciones de los
vecinos, de Andrés Caporusso y de José
Luis Rivarola (Jota) sobre la violencia familiar y los golpes que recibían los Sajen en su casa, en la causa que lleva adelante el fiscal Ugarte consta la declaración de la
abuela de Marcelo, María Ester Sánchez, a los comisionados policiales. Allí la mujer les
confiesa que su hija, Rosa Caporusso, vivía "un calvario" a raíz de la
violencia que don Leonardo ejercía contra ella.
No pudimos encontrar registros de
denuncias sobre esos abusos en los archivos policiales. La denuncia contra el
padre de Marcelo por supuesto intento de abuso
sexual fue aportada a esta investigación por el Comisario General Eduardo Rodríguez. La otra denuncia, por robo
calificado, fue explicada por Daniel, el Nene, Sajen: "Vivíamos en Pilar y en el campo de al lado se
rompió uno de los silos. Nos cruzamos a jugar con el maíz y llegó la Policía.
Mi viejo tuvo que poner la cara y lo imputaron. Fue un malentendido". La amistad entre Marcelo y Jota es conocida en el barrio. No así
sus supuestos amoríos.
Capítulo IV - Atacar
La reconstrucción del ataque sufrido por Susana se logró en base al relato de la propia Susana y a la Sentencia Número
Seis, firmada el 22 de abril de 1986 por la Excelentísima Cámara Tercera en lo Criminal de Córdoba.
Lo mismo ocurre con la búsqueda del delincuente que se relata a
posteriori. Algunos pormenores del caso nos fueron relatados por el fiscal Juan Manuel Ugarte, quien participó en la
instrucción de la causa. La detención de Marcelo, las golpizas que éste habría
sufrido en la comisaría y la afirmación de que Sajen conocía a la joven que atacó,
fueron referidas por Zulma, quien confirmó, además, que
ella fue personalmente a la casa de los padres de Susana a pedirles que levantaran la denuncia contra
su marido. En el juicio Sajen declaró no conocer a la joven,
al igual que Susana, quien dijo que nunca antes lo
había visto. La joven confirmó la visita de Zulma
a
la casa de sus padres.
Capítulo V - La cárcel a los 19
La temporada carcelaria de Marcelo Sajen está basada en su totalidad en
el prontuario carcelario 15.364, que
consta de algo más de quinientos folios. A esa documentación se le sumaron los
testimonios surgidos de las entrevistas con personas cercanas a su ex abogado Diego Albornoz. Además, y como en todo
este trabajo, se utilizó la información aportada por Zulma Villalón, Eduardo Sajen, Leonardo Sajen y Daniel Sajen. Este
último fue quien aportó el dato de que una persona de apellido Sarmiento habría "protegido"
a Sajen dentro de la cárcel.
El caso de Silvana está
suficientemente explicado en el propio libro. Resta decir que tuvimos acceso a
muchas otras llamadas al 0800 Justicia
y que en ese material, además de brujos, videntes y mujeres denunciando a sus
maridos, hay muchas denuncias de víctimas que luego fueron sumadas a la causa.
Capítulo VI - De regreso
Las referencias al cambio de personalidad de Marcelo Sajen al salir de la cárcel surgieron
de las entrevistas con sus hermanos, su mujer y sus amigos. El relato de cómo
los Sajen fueron "perdiendo el rumbo" surgió de
las entrevistas con Daniel y con Eduardo y fue confirmado por los vecinos. La importancia del año 1991 en
la vida de Sajen se logró a través del cruce de
información. Los datos sobre las contravenciones cometidas por Sajen se consiguieron en la mesa de entrada de los Tribunales II. Las fuentes utilizadas para contar el
suicidio de Bichi Sajen ya fueron citadas más arriba. El
primer ataque atribuido al serial, producido 50 días después del suicidio de su
hermano, fue confirmado por el fiscal Juan
Manuel Ugarte, el
comisario inspector Oscar Vargas, el comisario Rafael Sosa y personal de la Policía
Judicial. La muerte
del padre de Sajen el mismo día del nacimiento de
la hija preferida de Sajen fue especificad o, por todas las
personas cercanas al delincuente, como un día "trascendental" en la
vida de Marcelo Sajen.
Capítulo VII - El otro Sajen
Las relaciones extramatrimoniales
de Sajen son comentario común en el barrio. Aunque serían más, nos
concentramos en las tres mujeres con las que pudimos hablar personalmente: Yolanda (su nombre ha sido cambiado),
Adriana y Paola. La
descripción de la Villa Miseria El Chaparral no pretende ser ofensiva para con sus
habitantes, es simplemente el relato de una persona llena de miedo y
prejuicios a la hora de visitar ese lugar. Los nombres de los hijos de Sajen no son publicados para proteger su identidad.
"Carlos" es un nombre de fantasía
solicitado por el mismo delincuente como condición para prestarse a hablar con
nosotros. Sus afirmaciones no pretenden ser una apología del delito, sino una
introducción a un mundo que, si bien todos sabemos que existe, la mayoría de la
población no conoce en su totalidad. Los antecedentes policiales del sujeto
fueron confirmados por fuentes de la divisiones Homicidios, Robos y Hurtos y personal dependiente de la Dirección de Investigaciones Criminales. Las referencias de Carlos apuntando a Marcelo como un gran delincuente fueron puestas a consideración de su
hermano Daniel y éste las confirmó en su
totalidad, por más que explicó que no cometió hechos a la par de Marcelo y que se guiaba por lo que "se dice en el ambiente".
El método utilizado por Sajen para delinquir "quebrando
a sus víctimas" fue confirmado por algunos de los investigadores
que participaron de la causa. El episodio de los golpes de Marcelo a Zulma en el interior del penal de San Martín fue confirmado por un compañero de pabellón de Sajen.
Las apreciación de que Sajen se ganaba la vida como delincuente fue confirmada por diversos
allegados a él, tal el caso de sus hermanos Daniel y Eduardo. Este último asegurando simplemente
que Marcelo "era moquero". Además, resulta importante destacar los
dichos del tío del violador serial, Andrés Caporusso, quien relató ante el fiscal Juan Manuel Ugarte: "Nadie de la familia ignoraba que
Sajen se dedicaba a robar autos, él
mismo contaba cómo hacia para robarlos y cómo los hacía arrancar. Él decía siempre
'trabajaba' solo, no es verdad lo que dicen los diarios he que trabajaba con
los policías de Nueva Córdoba", según consta en la
resolución firmada por el fiscal, el 18 de abril de 2005. En el mismo dictamen, figura la siguiente expresión de Caporusso: "Sajen no trabajó nunca, siempre se dedicó a robar y que con eso mantenía
a las dos familias que tenía, inclusive a la otra mujer que vivía cerca de la
canchita Los Eucaliptus (...). Si bien nunca hablé con Zulma de la actividad delictiva de su esposo, toda la familia sabía que
Sajen no trabajaba sino que robaba,
fundamentalmente autos".
La concubina de Caporusso, Mariela Mercedes Quintero,
declaró en la causa que Sajen le comentaba a su marido que él
"andaba en la de él", refiriéndose a que se dedicaba a
robar autos.
Los hijos de Marcelo participaron de algunas de las charlas que tuvimos con Zulma y, en sintonía con su madre, aseguraron sentirse cansados de la
manera en que los medios y la justicia manipulaban el nombre de su ser
querido, sin mostrar pruebas. Insisten en que Sajen es inocente.
Capítulo VIII - Temporada de caza
La
reconstrucción de este período de tiempo entre 1998 y 1999 se realizó en base a
las múltiples entrevistas realizadas. El relato breve que acompaña cada ataque
surge de la lista de 69 víctimas de abuso (después se quitaría una y se agregarían dos)
de las 94 que forman parte de la causa.
Capítulo IX - Un lobo suelto
El relato a
manera de cámara subjetiva que ocupa gran parte de este capítulo surge en base
a la profunda investigación de los casos adjudicados a Sajen. La descripción de una persona desbordada por los problemas
-aunque evidentemente fruto de la especulación de estos periodistas- está
basada en los testimonios de las personas que estuvieron con el delincuente en
los momentos previos al ataque y a la detención. Todo el relato del ataque se
basa en la denuncia original de la víctima, cuyas iniciales preferimos proteger.
Las frases puestas en boca de Sajen a lo largo de ese relato surgen
de esa misma declaración. El relato de la persecución que termina con la
detención de Sajen nos fue referido por el dueño
del local. Aunque en muchos detalles su descripción de los hechos no se condice
con la que se realizó en el juicio donde él no fue citado, publicamos ambas
versiones. La nota periodística de La Voz del
Interior que relató
parte de este hecho fue realizada por una ex colaboradora de ese diario, la
periodista Ivanna Martin.
Capítulo X - Volver tras las rejas
La estadía del delincuente en la
cárcel también surge de una lectura minuciosa de su prontuario carcelario
15.364. El aporte de un nombre falso para engañar a los investigadores fue
confirmado por la Negra Chuntero.
La vida de Sajen en la cárcel de Encausados
fue relatada por diferentes presos que compartieron la vida penitenciaria con
el violador serial. De testimonios similares nos nutrimos para contar los
incidentes de Sajen dentro de ese penal, del penal
de Bouwer y de la Penitenciaría de barrio San Martín. Los términos de la condena surgen del expediente S-20/99,
firmado por la Cámara Octava del Crimen
en los autos caratulados Sagen, Marcelo Mario o Brene, Gustavo Adolfo p.s.a. Robo calificado.
El aporte de Marcelo Sajen para lograr la detención del presunto
asesino del empleado de Epec, Hugo Murúa,
fue confirmado por los comisarios Rafael Sosa y Oscar Vargas. Incluso Zulma, que no dio especificaciones, aseguró que alguna vez había
ayudado al comisario Sosa, con quien aseguró tener
"confianza".
Capítulo XI - Nueva Córdoba
El relato del primer ataque surge del "Protocolo de análisis operativo
realizado por la Policía Judicial de Córdoba, en colaboración con
investigadores de la Policía Federal de Alemania (BKA, según su sigla)". Lo mismo ocurre desde esa
página en adelante con todos los ataques relatados. El relato de A., la chica que pudo ver a Sajen y escapó, fue confirmado por los policías Vargas y Sosa. Nada sabían de él el fiscal Ugarte y sus comisionados. La reunión
de los policías más importantes de la División
Inteligencia Criminal fue confirmada por cuatro fuentes diferentes que
participaron de ese encuentro.
El regreso de Marcelo a su casa, de madrugada y con el
televisor envuelto en el cubrecamas de Marcela, surge del análisis posterior de
los acontecimientos, ya que el mismo televisor fue secuestrado de casa de Sajen dos años después.
Capítulo XII - Milena
El relato de Milena se consiguió en una entrevista (quizá
la más profunda que se le realizó a una víctima de Sajen) que realizó a manera de
colaboración y en el inicio de este trabajo nuestra colega Florencia Ripoll.
Capítulo XIII - El año de la bestia
La escasa dedicación por parte de toda la Policía de Córdoba en interesarse en el caso del
violador serial y en su captura nos fue confirmada, precisamente, por distintas
fuentes de la fuerza. Además, basta con analizar las páginas policiales de los
diarios existentes en ese momento, La Voz del
Interior, La Mañana de Córdoba y Hoy Día Córdoba, para confirmar la coyuntura de inseguridad (asaltos, Homicidios, secuestros) que en 2003 aquejaba a toda la
ciudad y monopolizaba el interés de las autoridades.
Capítulo XIV - Manual de un violador
Para la elaboración de este tramo de la obra nos basamos en la
carpeta de análisis de casos elaborada por los investigadores alemanes que
habían venido a Córdoba, como así también en las
numerosas entrevistas (personales y telefónicas) que se mantuvo
con los principales investigadores del caso, como así también el fiscal Juan Manuel Ugarte, y el fiscal General de Córdoba, Gustavo Vidal
Lascano.
Finalmente, resultaron de gran importancia los contactos mantenidos con
víctimas del violador serial y allegados a ellas.
También nos
valimos de algunas noticias de los diarios La
Voz del Interior, Día a Día, La Mañana de Córdoba y Clarín, en las que se publicaban detalles sobre los casos de
violación del serial. Estas informaciones fueron corroboradas con nuestras
fuentes del caso. La historia de Lucrecia
es una transcripción literal (sólo cambiamos algunos detalles que pudieran
dejar en evidencia la verdadera identidad de la víctima) de una
entrevista mantenida por un investigador de la Policía
Judicial con una
joven mayor de edad violada por Marcelo Sajen en el Parque Sarmiento.
Capítulo XV - Mirando hacia otro lado
La elaboración del identikit del sospechoso de rasgos
norteños por parte de un solo joven (que se cruzó con la novia de su mejor amigo
mientras era llevada por el violador serial) fue relatada por el ex
fiscal de instrucción Gustavo Nievas y confirmada por distintos
investigadores. La escena de elaboración del retrato hablado con el dibujante
de la Policía Judicial nos fue referida por voceros con
acceso a la causa.
En relación al ex policía Gustavo Machuca, condenado por violador serial,
nos basamos en los fundamentos del fallo al que tuvimos acceso. La violación de
Lorena, la chica del barrio Villa Revol, y los padecimientos posteriores
vividos por ella y sus padres fueron referidos por la propia familia a uno de
los autores. El relato de la otra chica, que alcanzó a escapar de Sajen, nos fue referido por el periodista Miguel Durán, quien se contactó con los padres de la joven y
publicó el caso en La Voz del
Interior.
Capítulo XVI - El primer fiscal
Los sucesos que tienen como protagonista al ex fiscal Gustavo Nievas fueron señalados por el propio abogado, como así también por
fuentes judiciales de los Tribunales II y voceros de la Jefatura de Policía que tuvieron trato con él.
Asimismo, nos basamos en las publicaciones periodísticas de la época de los
diarios Día a Día, La Mañana de Córdoba y La Voz del
Interior. El relato
de la joven que fue violada cerca del CPC
Pueyrredón fue obtenido de la
transcripción de una entrevista que le hizo un investigador de la Judicial.
Fuentes judiciales y de la propia Policía confirmaron el caso de
la estudiante de Villa María que tuvo un intento de suicidio, luego de haber sido violada por
el serial. Las circunstancias que rodean a lo sucedido con Gustavo Camargo, el hombre inocente que estuvo
varias semanas preso acusado injustamente de ser el violador serial, nos fueron
referidas por el ex fiscal Nievas,
Investigadores
policiales y por su entonces abogado defensor, Picardo Moreno.
Capítulo XVII - De Ana al Código Azul
La disputa entre el fiscal Villalba y la Policía de la Provincia fue
reflejada por los medios y en especial por La
Voz del Interior en una nota
firmada por Miguel Durán. La reunión
en la que el comisario Jorge Rodríguez se enteró de las afirmaciones de
Ana nos la refirió una persona de su entorno más cercano. El diálogo entre el
fiscal y Pablo Nieto nos lo relató el propio Nieto.
La relación política entre Carlos
Blumberg y José Manuel De
la Sota y la
estrategia de mostrar a Córdoba como una provincia más segura
que otras, surge de un análisis de las noticias que eran tapa de los diarios en
aquellos tiempos. Las personas que nos dijeron que De
la Sota lloró
después de leer el correo electrónico de Ana
nos aseguraron que el gobernador nunca lo aceptaría en público y ellos mismos
lo negarían ante los medios.
El diálogo entre el gobernador De
la Sota y sus
personas de confianza para averiguar dónde atacaba él depravado nos fue confirmado
por tres altas fuentes del Ministerio de
Justicia y la Fiscalía General. En seis ocasiones (una personal y cinco telefónicas)
nos comunicamos con el secretario de prensa del municipio, Mario Bartolacci, para intentar tener un
encuentro con el gobernador. El periodista insistió en saber qué queríamos
hablar con su jefe: "¿No nos van a pegar, no?",
preguntó en dos oportunidades. Nunca llegamos a De
la Sota.
La reunión entre los fiscales y el gobernador con las autoridades
de Justicia y Seguridad fue confirmada por todos los asistentes. El episodio
del obsequio de la computadora fue confirmado por Gabriel Pérez Barberá, Federico
Storni y Carlos Alesandri. Los diferentes roles de los
tres fiscales en la causa fueron señalados por los investigadores. La
conformación del Grupo Podemos Hacer
Algo fue relatada por las amigas de Ana,
por Ana, por la víctima que llamamos
Milena y por el abogado de ésta, Carlos Krauth. El clima de inseguridad
reinante en la provincia sale a la luz leyendo los diarios de la época.
La visita de Marcelo a Tribunales
II fue
relatada por la misma Zulma. El trabajo de los alemanes y la
interna que puso en evidencia son una realidad confirmada por muchas fuentes.
Como esa disputa todavía no tiene un "ganador", las fuentes pidieron
mantenerse en el anonimato.
El apodo de
"El Zurdito" para referirse a Ugarte era moneda común cuando éste comenzó su carrera judicial. El
relato del mal momento pasado por la víctima en el interrogatorio fue confirmado
por la joven, Ana (que a
raíz de ello nunca declaró), y seis personas más, cercanas a la causa.
Capítulo XVIII - Abrir las piernas
La denuncia por supuesto abuso
contra José Caliba, el Yacaré, nos fue confirmada por vecinos del barrio, por el ex presidente
de Escuela Presidente Roca, Sergio Devalis, y por el periodista deportivo Hugo Carie, quien, además, fue jugador de la institución. Incluso
el mismo Caliba dijo haber estado en
la cárcel y culpó de eso a los "chusmeríos" del barrio. Lo
cierto es que el hombre fue absuelto de culpa y cargo y es reconocido como un
buen profesor de fútbol por sus jugadores. La descripción de la Villa Los Eucaliptos tampoco tiene como intención ofender a las
personas que allí viven.
La descripción de Jota no pretende ofender a esa
persona, ni a cualquiera que opte por una sexualidad diferente. Lo mismo hay
que decir del relato que hace referencia a los travestís ubicados sobre la ruta
9, que a la larga fueron fundamentales para llegar a Jota.
Durante toda la investigación, hasta la llegada de la tesis del
período ventana, el fiscal y sus comisionados insistieron en que el violador
serial estaba vinculado al mundo de los travestís. Jota, a quien ellos nunca llegaron a
contactar, es quizás la confirmación de esa teoría.
Capítulo XIX - Trabajar
Como se explicó en las fuentes del capítulo VII, los investigadores
siempre vincularon a Sajen al mundo del robo de automotores.
Lo mismo señaló Carlos y el hermano de Marcelo, Daniel Sajen. Tampoco este capítulo pretende
ser una apología del delito. Inclusive después de su muerte la Policía Judicial y la Policía de calle
investigaron al entorno de Sajen sobre este tema. Algunas de esas
Investigaciones continúan realizándose.
La reunión entre Olga y
las chicas de Podemos Hacer Algo nos
fue referida por las jóvenes que participaron del encuentro. El detalle de las
prendas de hombre que fueron llamadas "basura" por la ex
mujer de De la Sota, fue contado por Julieta y María, las dos mejores amigas de Ana, la víctima del serial.
La falta de
apoyo al fiscal luego del ataque de barrio Iponá fue referida por el propio Ugarte, por el fiscal general Gustavo Vidal Lascano y por algunos de los policías
que no creyeron en Ugarte. Gabriel Pérez Barberá defendió a su equipo de trabajo, que estaba en Carlos Paz ese día. La
desconfianza de Ugarte hacia la Policía era algo que se manejaba por todas las personas
del círculo íntimo del fiscal.
Capítulo XX - La cacería
El juicio por el que será juzgada Mara Sajen todavía no se realizó. Por
tanto la mujer es inocente y la referencia a ella que se pone en boca de los
policías en este capítulo no intenta atentar contra esa inocencia ni por parte
de ellos, ni por parte nuestra. Las afirmaciones de que Sajen sabía que lo perseguían fueron confirmadas por todas las
personas que lo vieron entre el 22 y el 28 de diciembre.
Capítulo XXI - El ocaso
Para reconstruir lo sucedido aquel 28 de diciembre de 2004 - fecha
de la caída de Marcelo Sajen- nos basamos de las entrevistas
mantenidas precisamente con cada uno de los principales protagonistas de esta
historia. Para llegar a la reconstrucción de aquellas horas se realizó, al
igual que como se hizo al analizar la última semana, un cruce meticuloso y
sistemático de datos y de situaciones comentadas por las distintas fuentes.
También se utilizó para la reconstrucción los puntos sobresalientes
de la resolución efectuada por el fiscal Ugarte, que data del 18 de abril de 2005. Vale consignar que aquella
jornada nosotros estuvimos abocados al caso del violador serial en los diarios
en que nos desempeñamos, por lo que reutilizamos nuestros apuntes de aquel día
y los recuerdos vividos y que aún permanecen frescos e inalterables en la
memoria.
La Marca de
la Bestia agradece: A nuestras
fuentes, que dejaron de lado sus miedos para ayudarnos a llegar a la verdad. A Paula Cantarero, nuestra mirada inteligente que supo ver errores y enojarse para
ayudarnos a reconocerlos. A Jorge Londero, por el ánimo, el apoyo y la
alegría; a las víctimas (y algunas de sus amigas) que
creyeron en este proyecto y aportaron información, a Florencia Ripoll por la mejor entrevista que se le ha hecho a una víctima del
violador, Serial (Milena), a Natalia
Riva, a Daniel Crespín, a Silvana
Bruno, Lucas Alonso, Natalia Lazzarini, Juan Colombato, Sergio Carreras, Juan
José Pérez Castellano, Lichi, las chicas del archivo de La Voz del Interior,
los fotógrafos de La Voz del Interior y de Día a Día, a David Scháfer, a
Fernando Agüero, a Pablo Rotelli, a quienes nos alentaron a seguir. Un agradecimiento especial a
quien nos asesoró legalmente, el doctor Miguel Julio
Rodríguez Villafañe.
Agradecimientos
Dante: a las personas que me dieron la
oportunidad de hacer periodismo o me lo enseñaron: Daniel
Luca, Luis "Chiche" Rodríguez, Guillermo Lehmann, Gustavo Chavarini,
Alcides Pérez, Gabriela Halak, Gabriel Ávalos, Archi Londero, Virginia Guevara
y Miguel Durán. A Graciela Fernández, Cristina Loza y Cristina Bajo, a Patricia
Rodríguez, a mis
queridos compañeros de Día a Día, a mi
Papá que, aunque
no lo crea, siempre es importante.
Agradecimientos Claudio: a Rossana, Andrea,
Soledad, Eugenia Zorrilla, Eugenia Grillo, Romina Martoglio, Paula Jerez, el
Cacique Mandarina, Pan Triste, Tiro Loco, Anguila, la banda de fotografía y aquella gente de la Redacción de La Voz que colaboró con todo esto. Un gracias
especial al Tubo por la sapiencia, el aguante y la confianza de siempre. Al pelado del bar de
la Colón por todos los cafés y los desayunos donde planeábamos qué hacer.
A toda la gente que ayudó desinteresadamente, aportó ideas, críticas y pilas en
este proyecto.