Blog dedicado especialmente a lecturas sobre Casos reales, de hombres y Mujeres asesinos en el ámbito mundial.
Al margen
Información
Este Blog, no es de carácter científico, pero si busca seriedad en el desarrollo de los temas.
Está totalmente dirigido a los amantes del género. Espero que todos aquellos interesados en el tema del asesinato serial encuentren lo que buscan en este blog, el mismo se ha hecho con fines únicamente de conocimiento y desarrollo del tema, y no existe ninguna otra animosidad al respecto.
El administrador.
Sobre mí
Jorge Omar Charras
ajedrez, informatica, casos reales, policiales etc.
Hans Reiser (nacido en diciembre de 1963) es un programador estadounidense
famoso por sus aportes a la comunidad de software libre en el campo de
los sistemas de ficheros. En particular, es el máximo responsable del
desarrollo del sistema de ficheros ReiserFS, y su nueva versión Reiser4.
En 1997, Reiser fundó la empresa Namesys, especializada en sistemas operativos y en el desarrollo y soporte de sus sistemas de ficheros.
Reiser residía en Oakland, California. El 10 de octubre de 2006, fue acusado del asesinato de su esposa, Nina Reiser, y fue encontrado culpable el 28 de abril de 2008 por un jurado popular. Cumple condena de 15 años en Mule Creek State Prison, Ione, California.
Hans Reiser, hijo de Ramón Reiser y Beverly Palmer, nació en diciembre de 1963. Creció en California
y dejó los estudios antes de cumplir los 14 años, ya que discrepaba con
el sistema de escolarización convencional. Más tarde, con 15 años, fue
aceptado en la Universidad de California, en Berkeley,
donde obtuvo un certificado de estudios en física, matemáticas y otros
temas relacionados. Reiser fue uno de los miembros fundadores del "Open
Computing Facility" en Berkeley. Aunque quería alcanzar cotas más
elevadas en su educación, no continuó con ello, citando las mismas
razones por las cuales dejó anteriormente los estudios. Por lo tanto, al no poder seguir estudiando, comenzó a trabajar en el
campo de la computación mientras fundaba y construía su empresa, Namesys Inc. Previamente, Reiser trabajó en Synopsys, IBM, Premos y ARDC.
En 1999, mientras trabajaba en Rusia, conoció a Nina Sharanova, rusa de nacimiento, obstetra y ginecóloga, con la que se casó tiempo después. Tuvieron dos hijos, Rory y Niorlene.
Los Reiser se separaron en mayo de 2004,
y Nina firmó el divorcio tres meses después, alegando diferencias
irreconciliables y que sus hijos apenas conocían a su padre, debido a
que se pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa debido al trabajo.
A Nina se le adjudicó la custodia legal de los niños y a Hans un
régimen de visitas a medias con Nina. El divorcio nunca fue consumado.
Nina Reiser obtuvo una orden de alejamiento contra Hans en diciembre de 2004, después de que ella alegara que Hans la había empujado, en el punto álgido de su divorcio.Recusó la orden a finales de 2005 debido al enfriamiento de sus relaciones.
A cambio, Hans estuvo de acuerdo en que durante un año no pudiera "ni
contactar, ni acosar, ni molestar la paz" de Nina en su casa y su lugar
de trabajo, y permanecer como mínimo a 100 yardas (91 metros) de ella. En mayo,
Nina alegó en los tribunales que Hans no había pagado la mitad de los
gastos ocasionados por los cuidados médicos de los niños.
En septiembre de 2006 su esposa separada, Nina Reiser, desapareció bajo extrañas circunstancias. En octubre de ese mismo año, Reiser, sospechoso de homicidio, fue detenido por las autoridades de Oakland en California, quienes examinaron su casa y le tomaron una muestra de ADN en busca de evidencias.
En abril de 2008 fue declarado culpable de homicido en primer grado.
La fiscalía aceptó un acuerdo por el que Reiser revelaría la
localización del cadáver de su esposa a cambio de rebajar su condena a
la de homicidio en segundo grado. El acuerdo se realizó con el
consentimiento de la familia de Nina, y fue ratificado por el juez
Goodman. El lunes 7 de julio de 2008,
Reiser condujo a la policía al lugar donde el cadáver de Nina estaba
enterrado, en las colinas de Oakland. El abogado de Reiser dijo que los
restos se encontraron enterrados en la ladera de una colina a menos de
800 m de la casa donde Reiser vivió con su madre, y donde Nina Reiser
fue vista viva por última vez el 3 de septiembre de 2006.
El detective de homicidios de Oakland, Teniente Ersie Joyner, afirmó
que Reiser les condujo directamente al lugar exacto, sin ningún titubeo o
duda.Reiser dijo que esperaba que existiera un cerezo marcando el lugar de
la tumba. El 8 de julio, el forense identificó positivamente los restos
óseos como los de Nina Reiser.
El 29 de agosto de 2008,
Reiser fue sentenciado a 15 años de prisión, de acuerdo con los cargos
de asesinato en segundo grado. Reiser no puede apelar la sentencia como
resultado del acuerdo con el fiscal. El 5 de septiembre de 2008, Hans Reiser llegó a la prisión estatal de San Quintín para iniciar el cumplimiento de la pena.
En enero de 2009, Reiser fue atacado por varios reclusos de la prisión
de San Quintín e ingresado en la enfermería para su recuperación. El 28 de enero de 2009, fue trasladado a la prisión estatal de Mule Creek.
Armin
Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de
sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su
madre y al final de su pubertad vivía sólo con ella, sometido a una
estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de
los... Ver mas
Armin
Meiwes era un chico normal en la escuela, algo retraído y apartado de
sus compañeros. En su familia vivió las sucesivas separaciones de su
madre y al final de su pubertad vivía sólo con ella, sometido a una
estricta disciplina. Estos antecedentes no son nuevos en la historia de
los criminales más famosos del mundo. En su juventud, el caníbal
presenció escenas de matanza que podrían haber influenciado su estado
psicológico. Matanzas de animales en las que él participaba para darse
después el gran banquete.
A la edad de 18 años, Armin se muda con su madre a la enorme casa que la
familia poseía a las afueras de Rotemburgo. La casa tenía 44
habitaciones y los amigos de Armin la llamaban la casa de los espíritus.
Posteriormente ingresó en el ejército donde destacó por su disciplina.
Apoyaba a los subalternos y se llevaba bien con ellos. Se llevaba a su
madre con las excursiones de su brigada y pasaba la noche con ella en
habitación separada. Tras su servicio en el ejército, trabajó como
técnico de computadoras en un centro informático de Kassel. En su
trabajo también se le consideraba diligente y eficiente. Entre sus
aficiones estaban la lectura de libros de caníbales, muertes y asesinos
en serie. Además coleccionaba partes del cuerpo de muñecas que
coleccionaba en un cofre para ocultarlas de su madre.
La madre falleció en 1999 en la casa de Rotemburgo. Tras su muerte,
Armin se quedó solo en el mundo y los únicos lazos familiares y
sentimentales que mantenía desaparecieron de su vida. A partir de este
punto, Meiwes inició su carrera criminal por internet. Fotos de
crímenes, accidentes, cuerpos abiertos y otras muchas fantasías
violentas componen el archivo fotográfico de su computadora. Foros como
"Gourmet" o "Caníbal –Café" le proporcionan la plataforma ideal para
contar y compartir sus fantasías más profundas. Comienza la nueva doble
vida de Armin como el Dr. Jekill y Mr. Hyde. El Mr. Hyde sigue siendo el
buen trabajador, buen vecino y ciudadano que busca la mujer de su vida
pero el Dr. Jekill aparece en escena por las noches con sus fantasías
caníbales.
Así comenzaron sus primeros contactos. Primero un cocinero ofreció a dos
de sus ayudantes para ser degustados. Armin habría tenido la
oportunidad de matarlo y devorarlo. Sin embargo, ante las dudas de la
víctima, lo dejó marchar. El banquete sólo tenía sentido si la víctima
también estaba de acuerdo.
En el chat, conoció a Bernd Brandes, un ingeniero de Berlín. Bernd se
declaraba bisexual y su comportamiento sexual no era lo que se puede
llamar "normal". Violencia y tortura formaban parte de su rituales
sexuales del día a día. Se citaron primero para un fin de semana donde
pusieron a prueba sus instintos caníbales. Tras la despedida en la
estación, Brandes lo pensó mejor y llamó a Meiwes para que lo recogiese.
Quería probar otra vez.
Tras varias horas de conversación, Brandes quiso que el Caníbal le
amputase el pene. "Córtalo de una vez", dijo la víctima. Con gran
cantidad de alcohol y medicamentos, ya no sentía dolor. Por fin Bernd
pudo cumplir su sueño, comerse sus propios genitales. Meiwes cortó el
pene en dos trozos y los puso en la sartén aderezándolos con pimienta,
sal y ajo.
En cuanto a los motivos que llevaron a la víctima a ofrecerse, Armin
manifestó que no entendía el sentimiento de felicidad que Bernd
experimentaba. Meiwes asesinó posteriormente a su víctima en la mesa de
descuartizar y grabó todo en cámara de vídeo. Descuartizó el cuerpo y
conservó la carne. Después de dos días, Armin vio cumplido su deseo de
comer carne humana. Según las declaraciones a la policía, la carne
humana tiene un sabor parecido a la carne de cerdo.
El "Caníbal" había cumplido su deseo, pero esto no era suficiente. Los
meses siguientes los pasó buscando nuevas víctimas. Necesitaba carne
joven y fresca. Esta actitud fue la que condujo a la policía a
desenmascararlo. Un estudiante de Innsbruck denunció a Meiwes, que
aseguraba en los foros haber probado la carne humana. En el recuento de
respuestas, se registraron varios centenares de víctimas, dispuestas a
dejarse devorar por un caníbal. La policía lo arrestó un año después del
asesinato.
El veredicto de los psicólogos y psiquiatras muestra que Meiwes no
estaba loco cuando cometió el crimen, pero consideran que la víctima no
podía pensar racionalmente.
La fiscalía quiere juzgarlo por asesinato con motivos sexuales e
imponerle cadena perpetua. El problema es que la víctima dio su
consentimiento al asesino y la defensa usará este argumento para que se
considere como homicidio a petición, una especie de eutanasia ilegal, lo
que llevará a una sentencia de entre 6 meses y 5 años, anulando la
consideración de que fue un asesinato.
Según el profesor Arthur Kreuzer, del Instituto de Criminología de la
Universidad de Giessen, el caso podría marcar un hito en la historia
judicial. "Es un asesinato convenido por víctima y asesino. No creo que
pueda considerarse como el peor caso de asesinato premeditado" matizó el
profesor. El abogado de Meiwes citó como una carta favorable, que Armin
dejó libres a cuatro personas que se habían ofrecido voluntarias para
el sacrificio, por las dudas que mostraban. Su víctima dio el pleno
consentimiento antes de que Armin la matase.
El caso de Armin Meiwes conmovió a todo el mundo por su crueldad. Sobre
todo por la popularidad que le dieron los medios de comunicación. Pero
el fallo judicial se enfrenta a problemas para condenar justamente al
acusado.
"Temía
despertarlo por miedo a que me abandonase. Temblando de miedo le
estrangulé. El se debatía, y cuando estuvo muerto volví a llevar su
joven cuerpo a la cama conmigo y fue el principio del fin de la vida que
yo había conocido. Había empezado a recorrer la avenida de la muerte y a
poseer un... Ver mas
"Temía
despertarlo por miedo a que me abandonase. Temblando de miedo le
estrangulé. El se debatía, y cuando estuvo muerto volví a llevar su
joven cuerpo a la cama conmigo y fue el principio del fin de la vida que
yo había conocido. Había empezado a recorrer la avenida de la muerte y a
poseer un nuevo tipo de compañero de piso."
El caso de Dennis Andrew Nilsen es increíble. Pues fue un hombre tan
atormentado por la soledad que asesinaba a sus diferentes amantes por
temor al abandono.
El 3 de febrero de 1983, en el número 23 de Cranley Gardens, al norte de
Londres, los ocupantes descubren que sus lavabos están atascados por
enésima vez. Otras averías similares ya habían derrotado con
anterioridad a un fontanero local, y ese día llamaron al fontanero de
una compañía privada para que les ayudase en la tarea.
Lo primero que hizo el fontanero fue inspeccionar la fosa séptica que
había junto a la casa, diciendo que en toda su vida profesional nunca
había olido una pestilencia tan increíble como la que salía de allí. Al
dirigir su linterna hacia el fondo del agujero de tres metros, se llevó
la desagradable sorpresa de ver una capa de un líquido blanquecino
viscoso salpicado por unas manchas de algo que parecía sangre. Al bajar
al agujero descubrió trozos de carne putrefacta, algunos de ellos con
pelo adherido a la piel. Inmediatamente se avisó a la policía, quien
realizó una inspección de la fosa al día siguiente y encontró más
fragmentos de carne y huesos, identificados rápidamente como humanos.
Entre los residentes se encontraba Dennis A. Nilsen, de 37 años. Dennis
era un hombre alto, delgado, con los hombros ligeramente inclinados
hacia adelante y pelo castaño. Tenía una actitud franca y directa, una
gran inteligencia y mirada fija y penetrante. Cuando regresó del trabajo
a su casa, la tarde del miércoles 8 de febrero, fue recibido por tres
detectives de la policía, expresó cierta sorpresa por el hecho que la
policía se interesara por algo tan insignificante como un drenaje
atascado. Cuando los agentes le hablaron de los restos hallados exclamó
horrorizado: "¡Dios mío, qué espanto!".
Uno de los inspectores se dejó llevar por su experiencia e intuición y,
desconfiando replicó rápidamente diciéndole que no les hiciese perder el
tiempo en pesquisas y que les mostrase el resto del cadáver. Para gran
sorpresa del inspector, la respuesta de Dennis fue: "Dentro de dos
bolsas de plástico en el armario. Venga, se lo enseñaré". Atónitos, le
preguntaron si se trataba de un cadáver o dos, a lo que respondió,
encogiéndose de hombros con resignación, que era una larga historia y
que prefería contarlo en un lugar más tranquilo, en la comisaría por
ejemplo, puesto que era un alivio el poder desahogarse.
Mientras era conducido a la comisaría de policía, confesó que ya
imaginaba que iba a ser detenido al llegar a casa, pero que decidió
resignarse a esa suerte porque "era inevitable". Ni siquiera se tomó la
molestia de deshacerse de los restos humanos que quedaban en su
apartamento, pues eran las evidencias para demostrar que no mentía.
También reconoció haber pensado en el suicidio al principio, pero pronto
desechó la idea porque si moría nunca se sabría lo que había hecho.
Su aparente autocontrol y frialdad mientras confesaba desconcertó a los
agentes, quienes pensaron estar ante un verdadero psicópata sin
escrúpulos, pero Dennis, al estar consciente de ello, les explicó que
sólo permanecía imparcial para que su testimonio fuese lo más objetivo
posible para ellos, pues si daba rienda suelta a sus sentimientos de
arrepentimiento y a su angustia interior, le costaría muchísimo guardar
la calma: "Nadie debe verme llorar por las víctimas, eso forma parte de
mi dolor personal".
Toda su declaración fue fría y pausada alegó que su arrepentimiento
estaba por dentro. El 11 de febrero comenzó un interrogatorio fuera de
lo común que duró once días. El asesino en serie más prolífico de la
Gran Bretaña dictaría más de 30 horas de confesión muy detallada sobre
los distintos crímenes, ayudando a la policía tanto como le fue posible
con detalles y descripciones para que los investigadores pudiesen
identificar a las víctimas. Apenas tuvieron que interrogarle, pues él
mismo había trabajado como policía en período de pruebas y sabía de
sobra cómo se desarrollaba un interrogatorio. Comenzó diciendo que tenía
un cargo de conciencia demasiado grande y posteriormente detalló toda
su historia como criminal, no sin antes advertirles que una
investigación concienzuda de su vida y obras podría producirles
angustia.
Confesó que había un total de 15 o 16 cuerpos que él mismo había
asesinado desde 1978: tres en Cranley Gardens y unos trece en su
dirección anterior de la Avenida Melrose, en Cricklewood. Además,
explicó que había intentado asesinar a otros siete jóvenes, pero no lo
consiguió porque las víctimas lograron escapar y de otras se arrepintió.
Melrose 195, la residencia donde cometió sus crímenes. Dennis se
mostraba profundamente arrepentido de sus hechos, e incluso agradeció
numerosas veces a los policías que lo habían detenido: "Ahora me siento
culpable, merecedor de castigo. Estoy convencido de que merezco toda la
pena a la que un tribunal pueda condenarme. Es un alivio que me hayan
detenido, porque si lo hubiesen hecho a los sesenta y cinco años, podría
tener a mis espaldas cientos de cadáveres".
El asesino dijo que los jóvenes que había matado eran casi todos de
ambientes marginales o vagabundos sin domicilio fijo que deambulaban por
las calles de Londres sin que nadie les prestase mucha atención, por
eso sus desapariciones no fueron denunciadas y nadie echó de menos su
ausencia. Al preguntarle por el móvil que le había incitado a cometer
esos crímenes, Dennis dijo que lo había hecho por miedo a la soledad,
que no quería que algo tan agradable como es el amor, fuese algo
esporádico de una noche, que necesitaba a sus amantes: "En ninguno de
los casos estoy consciente de sentir odio hacia ninguna de las
víctimas... recuerdo que salía en busca de compañía y amistad, pero
nunca pensaba en la muerte, el asesinato o hechos pasados. Vivía
únicamente para aquel momento y para el futuro. Invité algunas personas a
casa y otras se invitaron solas, aunque el sexo siempre estaba en un
segundo orden. Sólo deseaba una relación cálida, buscaba alguien con
quién poder hablar, aunque es una sensación muy agradable y relajante
tener a alguien en la cama a tu lado durante toda la noche. Después de
matarlos, experimentaba un sentimiento doloroso de desesperación y una
sensación de vacío. Aunque sabía que el cuerpo estaba muerto, pensaba
que la personalidad estaba todavía dentro de él, consciente y atenta a
mis palabras. Trataba de conseguir desesperadamente una relación que
nunca estuvo a mi alcance".
Al registrar la vivienda, los agentes hallaron los demás cadáveres
descuartizados tal y como Dennis les había indicado: tras decapitar los
cuerpos sin vida, hervía las cabezas a fuego lento mientras escuchaba
música clásica con unos audífonos. Luego, troceaba el resto de los
cuerpos y tras meterlos en bolsas de plástico las guardaba en el
armario. En efecto, dentro del armario hallaron dos grandes bolsas que
contenían otras más pequeñas con brazos, piernas, tórax, torsos sin
cabezas y, más desagradable, un corazón, pulmones, riñones e intestinos.
Con su testimonio y los restos de las víctimas los agentes tenían
pruebas suficientes como para acusarlo, y le recomendaron la defensa de
un abogado. Nilsen rechazó toda defensa legal en un principio,
considerando que era capaz de defenderse solo, pero finalmente los
mismos agentes le consiguieron un representante para el juicio. Su
primer abogado le aconsejó declararse culpable, pero cuando su caso
llegó al Tribunal de Old Bailey, ya había cambiado de letrado. Este le
había dicho que cambiase su primera alegación por la de "responsabilidad
disminuida" debida a un trastorno mental.
Dennis "amaba" a sus víctimas, se enamoraba de ellas. Ese fue el motivo
que le llevó al asesinato. No estaba consciente de las muertes, según
mostró en las confesiones o los poemas que escribía a los cadáveres: Una
de sus víctimas descuartizadas dentro de una bolsa. "Le puse al joven
los calzoncillos, la camiseta y los calcetines y volví a taparlo. Me
bañé, me metí en la cama con él, lo acurruqué contra mí abrazándolo y
empecé a explorar su cuerpo por debajo de las sábanas; entonces me di
cuenta de que su cuerpo estaba frío y mi erección desapareció
automáticamente, al día siguiente lo coloqué en el suelo de la cocina y
decidí descuartizarlo, pero me resultaba imposible hacer nada que
pudiera estropear aquel cuerpo maravilloso".
"Aquí, en el umbral de la abundancia, nada hay ahora. Sólo tú en mis
brazos, más unas figuras sombrías que se acercan con algunas
formalidades para hacerte entrar en su "sistema", y yo. Pienso en tu
vida solitaria. Pronto será mañana y se meterán en nuestros asuntos La
intimidad no tiene fronteras que no puedan ser franqueadas en nombre de
la ley". El mismo Dennis llegó a su propia conclusión, que explicó al
jurado: "Puede ser que cuando mataba a aquellos hombres me matase a mí
mismo, pues me quedaba de pie muy apenado y sumido en una profunda
tristeza, como si acabase de morir un ser muy querido".
Finalmente, todos los miembros del jurado estuvieron de acuerdo en
declarar a Dennis Andrew Nilsen culpable de la muerte de seis personas y
dos tentativas de asesinato, por lo que el juez le condenó a cadena
perpetua, como mínimo 25 años de condena.
JOSE MARÍA MANUEL PABLO DE LA CRUZ JARABO PÉREZ MORRIS
Seguramente
todos tienen razón. Jarabo es eso y mucho más. Es un señorito en
tiempos de crisis, un dandy que disfruta de un tren de vida muy por
encima Uno de los crímenes más atroces de la historia española fue, sin
duda, el cometido por José María Jarabo. Este individuo acabó con la
vida de... Ver mas
Seguramente todos tienen razón. Jarabo es eso y mucho más. Es un
señorito en tiempos de crisis, un dandy que disfruta de un tren de vida muy por
encima Uno de los crímenes más atroces de la historia española fue, sin duda,
el cometido por José
María Jarabo.
Este individuo acabó con la vida de cuatro personas, una de
las cuales era una mujer embarazada. Precisamente, los crímenes de Jarabo
fueron los que hicieron que la tirada del periódico El Caso se acercara al
medio millón de ejemplares en 1958. Era la primera vez, desde antes de la Guerra
Civil, que un medio de comunicación nacional alcanzaba
dicha cifra.
Los sonados crímenes de Jarabo salieron a la luz pública el 22 de julio
de 1958. El día anterior habían sido descubiertos los cuerpos sin vida de
cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, muertos por obra de José María Manuel
Pablo de la Cruz Jarabo
Pérez Morris, de 33 años.
El sábado 19 de julio de 1958 España
se recupera de la resaca de patria producida por la coincidencia de los actos
de conmemoración del "Glorioso Alzamiento Nacional" y
la "Fiesta de Exaltación del Trabajo". Las calles están
vacías. El calor es asfixiante.
Un joven bien plantado e impecablemente vestido aprovecha la tranquilidad de la
mañana para ojear el ABC en una
cafetería de Madrid. Las páginas de
deportes hablan de un Bahamontes que
acaba de ganar el premio de la montaña en el Tour de Francia.
Se detiene en esta información para enterarse de que Jacques Goddel, director de la carrera,
piensa que "si el corredor de Toledo tuviera tanto
cerebro como músculo ya hubiera ganado varias veces la vuelta francesa".
También presta atención a las páginas taurinas, que resaltan la presentación en
la capital de Curro Romero. Y a las
necrológicas, donde destacan las honras fúnebres del ex ministro Cavestany.
El silencioso lector, que se echa al coleto una copa de
coñac y pide otra, no es consciente de que está a punto de provocar la
saturación de esas mismas páginas cargadas de necrológicas que ahora contempla.
Aún no sabe que dentro de muy poco se convertirá en el personaje encargado de
enfangar de sangre la posguerra.
Ignora que la mano que cierra con un
movimiento seco el periódico es la misma que, unas horas después, empuñará la
pistola y el cuchillo con que se cometerá uno de los crímenes múltiples más
brutales de la historia negra española. No puede imaginar que ese cuádruple
asesinato que está a punto de cometer será resuelto por la policía en una de
las más rápidas investigaciones jamás realizadas, y que una vuelta de garrote
pondrá fin a la amarga recta final de su existencia.
El tempranero bebedor se llama José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez
Morris. Nació en Madrid
hace 35 años y lleva los últimos ocho entregado al alcohol, las drogas y las
mujeres. Sus amigos dicen que sabe vivir y divertirse como nadie. Que es un
tipo viril capaz de cautivar a señoras y señoritas, poco le importa la
condición de las mismas, basándose en su simpatía y en su carácter cosmopolita
(fue
educado en buenos colegios de Estados Unidos). Aseguran que es un
seductor dotado de una gran planta, una enorme labia y un descomunal miembro.
Sus enemigos dicen que sólo es un crápula, un despilfarrador, un vago y un
enfermo sexual de sus posibilidades. No tiene trabajo, pero se acostumbra a
vivir como un rey con el dinero que su madre le envía puntualmente desde Puerto Rico. Poco a poco van aumentando
sus ya cuantiosos gastos, y con los giros mensuales de mamá apenas logra
sobrevivir quince días: JoséMaría se ve obligado a hipotecar el chalé
familiar de la calle madrileña de Arturo
Soria y se marcha a vivir a una pensión, a un cuartucho con una cama en la
que desplomarse cada mañana después de una noche de parranda. Posteriormente Jarabo
reconoció que en las juergas de los últimos dos años bien podía haber
dilapidado quince millones de pesetas, una cifra muy elevada si tenemos en
cuenta que un flamante Seat 600 costaba en 1958 la friolera de 66.000 pesetas.
Cuando Jarabo
salió del bar sintió que el peso de los bolsillos de sus pantalones estaba mal
repartido. La cartera, vacía, no ofrecía ninguna consistencia. El forro del
lado contrario estaba a punto de ceder ante un objeto que parecía de plomo: una
pistola Browning FN del calibre 7,65
de fabricación belga. En ese instante recuerda que tiene muchos problemas.
Su romance con una mujer inglesa casada llamada Beryl Martin Jones había complicado
la vida de ambos. Ella había colocado su matrimonio en el disparadero. El había
gastado una fortuna en hoteles, cenas y regalos. Asfixiado por la falta de
dinero, Jarabo
le había pedido a ella un anillo de brillantes que inmediatamente había
empeñado para cubrir alguna noche de pasión y lujo. Ahora ella, la única mujer
a quien había querido, le reclamaba la joya, alegando que se trataba de un
regalo de su marido.
Desde Inglaterra le envió una carta recordándole por enésima vez que debía
devolverle la sortija. En esta ocasión adjuntaba una autorización suya como
propietaria, que resultaba imprescindible para desempeñarla, y una comprometedora
misiva de amor con diversas confesiones íntimas. Para colmo de males, los
familiares de Jarabo
amenazaban con regresar de Puerto Rico y levantar la tapa de la alcantarilla en
que estaba sumergido.
Jarabo
se había acercado con la carta en la mano a la tienda de empeños Jusfer, en la
calle Alcalde Sainz de Baranda número 19. Como no tenía las cuatro mil pesetas
necesarias para recuperar la joya, que en realidad valía mucho más, enseñó la
carta y cometió el fallo de dejarla junto a la deseada sortija. Hoy, 19 de
julio del 58, se había propuesto recuperar ambas cosas.
Son algo más de las nueve de la noche cuando se encamina con paso firme hacia
el número 57 de la calle Lope de Rueda. No es la dirección de la tienda donde
tiene empeñadas la sortija y la carta. Es la vivienda de uno de los dueños de
ese negocio, un tal Emilio Fernández Díez. Jarabo, que cree que la sortija y la carta pueden
estar en casa de éste, pulsa el timbre del cuarto exterior con la uña del dedo
pulgar "para no dejar huellas de ninguna clase".
Paulina, la criada, abre la puerta a Jarabo sólo cuando este dice que es amigo del
dueño de la casa. En el primer descuido la agarra por el cuello y la golpea con
una plancha que encuentra en una mesa cercana. Forcejean. Jarabo agarra un cuchillo de la
cocina y de un certero golpe en el pecho le parte en dos el corazón. La sangre
irrumpe por primera vez en su vida, pero no parece impresionarle demasiado:
arrastra el cuerpo inerte a una habitación junto a la cocina y se dispone a
esperar a Emilio Fernández Díez, "el verdadero culpable" de sus
males.
Pasan unos minutos de la diez cuando el dueño de la casa abre la puerta y llama
de una voz a la criada. Nadie le contesta. Una necesidad urgente le hace
encaminarse hacia el cuarto de baño. Pasa por delante del escondite de Jarabo
que, tal y como tiene previsto, salta sobre su espalda como un leopardo, le
inmoviliza sujetándole por la chaqueta y le pone el cañón de la pistola en la
nuca. Al dueño de la casa no le da tiempo a saber quién le está apuntando. Suena
un disparo y el cuerpo del usurero cae al suelo como un fardo, quedando tendido
entre la bañera y el bidé.
Aún no se había recuperado de sus dos primeros crímenes cuando escucha que la
puerta se abre de nuevo. No ha tenido tiempo de buscar ni la sortija ni la
carta. Y ya ha matado a dos personas. Está muy nervioso. Amparo Alonso, la
mujer de Emilio Fernández, acaba de entrar y se dirige al salón, donde un Jarabo
que no logra aparentar tranquilidad responde a su cara de sorpresa con un
"Buenas noches, soy inspector de Hacienda y estoy investigando a su
marido". "Él y la criada están detenidos", continúa, "y mis
compañeros se los han llevado a comisaría".
La mujer desconfía, trata de huir y chilla con fuerza. Ésa es su sentencia de
muerte. El grito se clava en la espina dorsal de Jarabo, que la golpea y arrastra
hasta una habitación. Sólo cuando la doblega hasta tumbarla sobre una cama saca
la pistola, la encañona en la nuca y aprieta el gatillo. Amparo estaba
embarazada. "La suerte estaba echada", confesó tiempo después Jarabo
a la Policía.
Cuando logra relajarse se sienta en un sillón y bebe anís de
una botella que encuentra en una mesa. Para confundir a la policía saca varias
copas de un armario y mancha algunas con carmín. Tira por el retrete los casquillos.
Limpia las posibles huellas. Bebe más anís. Sólo cuando considera que el
trabajo está totalmente acabado se tumba en la cama de la única habitación que
no está cubierta de sangre. Finalmente se relaja y pasa una noche entre los
muertos, durmiendo un sueño incomprensiblemente plácido y profundo.
A las nueve de la mañana Jarabo abandona el improvisado panteón sin haber
encontrado ni la sortija ni la carta. Para solucionar ese problema se encamina
a una nueva cita, en este caso con Félix López Robledo, copropietario de la
casa de empeños Jusfer. Pero antes desayuna, se toma unos coñacs, ve un par de
películas en el cine Carretas, come en un restaurante chino y se echa una
siesta en una pensión de la calle Escosura. Rendido por el esfuerzo de matar se
toma el domingo libre y alarga el reparador sueño hasta las seis de la mañana.
Dos horas después ya está en marcha. Ha desayunado su copa de brandy y
comprobado que la Browning
del 7,65 está cargada y en su bolsillo. Todo está en orden. Es la mañana del
lunes 21 de julio.
Félix López Robledo siente cómo alguien que le estaba esperando en el portal de
su tienda le sujeta por la espalda con una torpe llave de lucha. Es lo último
que siente. Jarabo
dispara dos tiros en la nuca del prestamista. Después registra sus bolsillos y
el local y sale a la calle con las manos vacías y ensangrentadas. Se siente
acabado. Ha matado a cuatro personas para nada. Más coñac y algunas drogas:
cocaína, morfina... Y demasiados errores.
Aturdido por la matanza, Jarabo deja el traje, empapado en sangre, en una
tintorería situada en el número 49 de la calle Orense. Luego se va de copas.
Gasta dinero como si el mundo se fuera a terminar esa misma noche y despierta
las sospechas de toda la gente que le conoce.
A las doce del mediodía del día siguiente, martes 22 de julio, Jarabo
se acerca a la tintorería donde dejó el traje para recogerlo. Cuando llega le
está esperando un dispositivo de vigilancia policial especial: el país entero
está conmocionado por la noticia y el dueño de la tintorería avisó
inmediatamente a la policía nada más ver la ropa. Jarabo se resiste en principio a
ser detenido. Lleva un DNI falso, una pulsera y un reloj Omega de oro, juegos
de llaves de las casas donde cometió los asesinatos y una pistola FN del 7,65
caliente que aún huele a pólvora.
Ya en el despacho del jefe de la
Brigada de Investigación Criminal de la Dirección General
de Seguridad el sospechoso, muy entero en todo momento, niega los hechos y
asegura que hace semanas que no ve a las víctimas. El inspector jefe Sebastián
Fernández Rivas y los policías Ramón Monedero Navalón y Pedro Herranz Rosado se
encargan de interrogarle. Después de un par de preguntas de trámite le enseñan
unas fotos de los cadáveres, y el sospechoso se tambalea y cae desmayado al
suelo. Se derrumba. Y confiesa que ha matado por amor, por recuperar una joya y
una carta de "la única mujer a la que he logrado querer". Ingresa por
segunda vez en prisión: cuentan que ocupó durante algún tiempo la celda de una
cárcel de Estados Unidos acusado de dirigir una casa de citas en Puerto Rico.
España entera se estremece con la orgía de sangre. Y con los detalles que
rodean al criminal y a las víctimas. Los periódicos publican coleccionables con
la historia del crimen, y le dedican portadas y titulares gloriosos. Los
psiquiatras dicen que es "un psicópata desalmado". La gente se
apelotonaba en las largas colas que se formaban en la calle para poder asistir
al histórico juicio de "el último carnicero español".
Un año después, el 5 julio de 1959, todos los periódicos publicaban una
lacónica noticia en portada: "En las primeras horas de la mañana de ayer,
en el patio principal de la Prisión Provincial de Madrid, ha sido ejecutada,
con las formalidades exigidas por la ley en estos casos, la sentencia de pena de
muerte dictada contra José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez
Morris".
Condenado a cuatro penas de muerte, Jarabo murió con las vértebras del cuello
descoyuntadas por la quinta vuelta de tuerca del último garrote vil que se
utilizó en España. Está enterrado en el madrileño cementerio de la Almudena.
En algunos
casos, los sueños son capaces de condicionar un comportamiento hasta
alcanzar extremos inimaginables, sobre todo si la persona afectada tiene
una mente fría y un corazón débil, como puede ser el caso de un
criminal.
John siempre había tenido un sueño que lo venía obsesionando desde... Ver mas
En algunos casos, los sueños son capaces de condicionar un
comportamiento hasta alcanzar extremos inimaginables, sobre todo si la persona
afectada tiene una mente fría y un corazón débil, como puede ser el caso de un
criminal.
John siempre había tenido un sueño que lo venía
obsesionando desde muy pequeño, una pesadilla muy extraña: se veía en un campo
repleto de crucifijos que lentamente se iban transformando a su paso en árboles
sin hojas con largas ramas por las que caían gotas de rocío. Al aproximarse a
los árboles, podía ver como las gotas que cubrían las ramas no eran agua... eran
sangre. Los árboles comenzaban a retorcerse como si sufrieran un
tormentoso daño y la sangre brotaba de los troncos, mientras una silueta
borrosa que portaba una copa recogía el líquido rojo. Luego, una vez llena se
le acercaba y se la ofrecía ordenándole beberla.
John se sentía completamente indefenso ante la
situación. No era capaz de mover un solo músculo y quería librarse de la
pesadilla. El ser, le dice que la única manera de librarse de él, es matar,
para así saciar su verdadera sed.
La cruel pesadilla le estaba destrozando los nervios y cada
vez se sentía menos dueño de sus actos. El quería ser libre, no volver a
soñar... y terminó asumiendo que para hacerse libre tenía que hacerla real.
En 1949, Haigh vivía en una confortable pensión
londinense, pasando casi desapercibido por los demás locatarios. Su aspecto
físico, moreno, corpulento y muy bien parecido, además de una agradable
sonrisa, hacía que todas las mujeres se fijaran en él. Les había hecho creer
que era el dueño de una fábrica metalúrgica, por lo que además lo respetaban y
eso le agradaba.
Pero las cosas no le iban muy bien. Apenas tenía dinero y la
dueña de la pensión le había llamado varias veces la atención. Por si fuera
poco, esos terribles sueños no dejaban de acosarle.
OliviaDurand-Deacon era una de las elegantes viudas de mucho
dinero que se sentían interesadas por él, pero más que por su físico, por la
actividad que le habían dicho que ejercía: agente comercial. La señora quería
que le sirviese de intermediario para llevar a cabo un negocio de uñas artificiales.
Cuando se hacen amigos, le enseña una muestra de unas uñas hechas de papel,
preguntándole si creía que podían tener éxito comercial. El hombre promete
interceder por ella ante un posible negocio y citarla con otro agente
comercial. Cuatro días después la condujo a Crowley con el fin de discutir la fabricación de las uñas
artificiales haciéndole creer que la cita tenía lugar allí. Quedaron en el
pueblo, en dónde la recogería para ir a la fábrica.
Antes de la cita, compró un tonel de acero diseñado para resistir
la corrosión de los ácidos, luego 153 litros de ácido sulfúrico, y lo hizo enviar
a un almacén abandonado en Crowley
.
En realidad a donde conduciría a Olivia no sería a la fábrica, sino a
unos almacenes semiabandonados para el depósito de mercancías. La mujer nunca
hubiese imaginado que un hombre tan correcto tenía la extraña especialidad de
disolver a sus amistades en ácido sulfúrico.
Al día siguiente todo el mundo preguntaba preocupado por Olivia,
la mujer no tenía por costumbre pasar noches fuera de la pensión y, mejor
dicho, nunca; pero en esta ocasión, no había dado "señales de vida".
Haigh respondía con aire sorprendido que no había
acudido a la cita, que tras esperarla durante una hora se había ido sin verla.
Y como seguía sin aparecer, se ofreció junto a otros pensionistas para ir a la
policía a denunciar la desaparición de la viuda.
Tuvo que hacer dos largas declaraciones en la comisaría, no
mostrándose reticente o nervioso y siempre afirmando que la viuda no había
acudido a la cita. No tenía nada que temer, pues pensaba que las precauciones
que había tomado lo pondrían al abrigo de toda sospecha.
Pero el escepticismo y las sospechas del comisario de
policía lo llevaron por otras pistas. Por el hecho de que no acababa de
gustarle el hombre y dejándose guiar por la intuición, decidió llevar a cabo
una serie de investigaciones rutinarias que le ayudaron a descubrir algunos
cabos sueltos que Haigh no había tenido en cuenta: tenía
antecedentes penales por estafa y robo, además de que se descubrió que no era
el tal jefe de la empresa que decía, pues terminaron localizando al verdadero
jefe, y declaró que sólo le contrataba de vez en vez como representante.
En los almacenes, los policías encontraron tres bombonas de
ácido sulfúrico, además de un delantal, unos guantes de caucho y un revólver
que recientemente había disparado una bala. También hallaron otras pruebas
macabras, como huellas de sangre en la pared y el delantal, un charco de grasa
en un bidón vacío de ácido, y para colmo de sospechas, el recibo de una
tintorería por un abrigo de astracán.
Expertos analistas de Scotland
Yard analizaron cuidadosamente los restos de grasa y dos partes casi
intactas de una dentadura, que finalmente fueron identificadas por el dentista
de la mujer.
Haigh mantenía su disfraz de inocencia
respondiendo amablemente a cada interrogatorio, aunque la policía de Scotland Yard sabía que mentía en sus
declaraciones y que todas las pistas halladas le apuntaban como el asesino.
Pero al darse cuenta que no podía seguir ocultando el crimen por mucho más
tiempo, termina haciendo unas siniestras declaraciones:
"Si le confesara la
verdad no me creería, es demasiado extraño. Pero se la voy a confesar. La
señora Durand no existe. Ustedes no encontrarán jamás ningún resto de ella ya que
la disolví en el ácido, ¿cómo podrán
probar entonces que he cometido un crimen si no existe cadáver? Le disparé a la cabeza mientras estaba mirando unas hojas
de papel para confeccionar sus uñas postizas, después fui por un vaso y le hice
un corte con mi navaja en la garganta. Llené el vaso de sangre y me lo bebí
hasta saciar mi sed. Luego introduje el cuerpo en el tonel llenándolo después
de ácido sulfúrico concentrado Después me fui a tomar una taza de té. Al día
siguiente el cuerpo se había disuelto por completo, vacié el tonel y lo dejé en
el patio".
Lo que Haigh no sabía era que la policía londinense, en
un minucioso trabajo de investigación, sí había encontrado restos del cadáver y
lo habían incluso identificado.
Después de su detención y confesión, la policía sospechó de
otros cinco crímenes acaecidos un año antes en similares condiciones.
Finalmente también se declaró culpable de esos crímenes, alegando además que a
todas las víctimas les había bebido la sangre. En el juicio, su abogado
defensor intentó utilizar la pesadilla del hombre y el acto de vampirismo como
recurso, queriéndolo hacer pasar por demente que se veía obligado a matar por
una obsesiva ilusión vampírica, pero no dio resultado. Si bien los psiquiatras
reconocieron sus rasgos paranoides como síntoma precursor de una aberración
mental que le acarreaba una alteración completa de la personalidad,
trastornándole el carácter y la conducta, el hombre había explotado
económicamente a sus víctimas, bien vendiendo objetos que robaba o adueñándose
de bienes u otorgándose falsos poderes.
Para los jueces se trataba de algo más que de una mente
enferma que bebía la sangre de sus víctimas; era un personaje frío y calculador
que premeditaba sus crímenes y actos, fingiendo una locura que lo convertiría
en irresponsable ante la ley. Finalmente es sentenciado a la pena de muerte, a
la que el acusado ni siquiera apela; es ahorcado en la prisión el 6 de agosto
de 1949.
A finales
de marzo de 1953, el nuevo inquilino del número diez de Rillington
Place, proseguía con las reformas que necesitaba su nuevo piso, ya que
se encontraba sucio y destartalado. Agujereo la pared de la cocina, al
hacer esto se percato de que no había pared, si no un hueco que
estaba... Ver mas
A
finales de marzo de 1953, el nuevo inquilino del número diez de
Rillington Place, proseguía con las reformas que necesitaba su nuevo
piso, ya que se encontraba sucio y destartalado. Agujereo la pared de la
cocina, al hacer esto se percato de que no había pared, si no un hueco
que estaba empapelado. Arrancó el resto del papel para poder comprobar
el interior. Al enfocar con su linterna, se sobresaltó al encontrarse
con un cuerpo envuelto en una sabana. Detrás de este se hallaban dos
cadáveres más. Las tres mujeres habían sido estranguladas.
El anterior inquilino había abandonado Rillington Place tres días antes, su nombre era John Reginald Christie.
En un registro posterior se hallaron, a parte de los tres cuerpos del
hueco de la cocina, otros dos enterrados en el jardín y el cadáver de la
señora Christie sepultado bajo las tablas del suelo de la habitación
principal.
John Reginald Halliday Christie nace el 8 de Abril de 1898 en Halifax.
Contaba con el cariño de sus seis hermanos y de su madre, aunque no se
podía decir lo mismo de su padre, de carácter severo y autoritario Fue
un buen estudiante e incluso llegó a ser monitor de los boy scout. En su
adolescencia sufrió una gran humillación y se convirtió en el blanco de
las burlas de sus compañeros. Éstos, al enterarse que Christie era
impotente, comenzaron a llamarle "Reggie no puede".
A los 17 años es sorprendido robando dinero mientras trabajaba como
oficinista en la policía local. A raíz de esto su padre le echa de casa.
A los 18 años es reclutado para la Primera Guerra Mundial, donde fue
gaseado, esto le permitió posteriormente recibir una pensión por
incapacidad.
En Mayo de 1920 se casa con Ethel Waddington. En años posteriores es
encarcelado en varias ocasiones por robo de dinero y en 1924 pasa varios
meses en prisión. Como consecuencia de su conducta delictiva, Ethel le
abandona en 1929.
Christie se dedica a malvivir y vagabundear y, tras pasar por prisión en
repetidas ocasiones, decide escribir a su mujer y pedirle que regrese;
ésta accede y se queda con él hasta su muerte.
En 1938, a la edad de 40 años, John y su mujer se trasladan al nº 10 de
Rillington Place. A partir de 1939 consigue, gracias a su relación con
el ejército, un trabajo como policía especial.
Es en Agosto de 1943, mientras investigaba a un hombre por robo, cuando
conoce a su primera víctima, Ruth Fuerst, una prostituta de 17 años.
Aprovechando que Ethel está ausente, Christie invita a la joven a su
casa y después de tomar el té la estrangula; a continuación entierra el
cadáver en el jardín trasero.
Despertando así su vena más sádica y descubriendo el monstruo que había latente dentro de él desde su niñez.
A finales de ese año deja la policía y comienza a trabajar en los Ultra
Radio Works, al oeste de Londres. Allí hizo amistad con Muriel Eady, de
31 años. Ésta le comenta que sufre un catarro y Christie le habla de los
conocimientos médicos que adquirió en la guerra; Muriel acude al nº 10
de Rillington Place Esta vez Christie se perfecciona y planea el
asesinato premeditadamente: fabricó un tarro de cristal con tapadera
metálica, dicha tapa tenía dos agujeros de los que salían dos tubos de
goma; uno iba conectado al conducto de gas y el otro a una especie de
mascarilla, por la que la víctima inhalaba. Confiando en el remedio para
el catarro, Muriel comenzó a inspirar. Cuando se dio cuenta de lo que
estaba inhalando, Christie la estranguló y abusó de ella. Después
enterró el cuerpo en el jardín.
Pasarían cinco años hasta que Christie
volviera a actuar.
En Marzo de 1948 Timothy y Beryl Evans se trasladan al nº 10 de
Rillington Place, junto a su hija Geraldine de poco más de un año. El
joven matrimonio se llevaba bien con Christie y su mujer, quien estaba
encantada con la niña. En 1949 Beryl queda embarazada; no desea tener el
hijo ya que los ingresos de Timothy eran muy escasos. Preocupados,
comentan el problema a los Christie; posteriormente John se ofrece a
practicar el aborto, convenciéndoles de que se puede realizar sin salir
de casa.
El 8 de Noviembre de 1949 Timothy regresa de trabajar y recibe la
noticia de que Beryl no ha sobrevivido a la operación. Timothy está
trastornado y no sabe qué hacer, pues el aborto es ilegal en Inglaterra;
así, se deja guiar por la única persona que puede ayudarle, el señor
Christie, quien le convence para ocultar el cadáver.
Timothy acepta
horrorizado, convirtiéndose en cómplice de homicidio. El señor Christie
le sugiere que abandone la ciudad durante un tiempo, asegurándole que él
se encargaría de dar en adopción a la pequeña Geraldine.
Aunque el joven se marcha de la ciudad, no puede olvidar el trágico
suceso; así, se presenta en comisaría y confiesa haber matado a su
esposa. Hicieron falta dos registros de la casa para poder encontrar lo
que buscaban; el cadáver de Beryl Evans se encontraba doblado debajo del
fregadero, enrollado en una manta y ocultado por unos troncos. Se
hallaba vestida y con una corbata en el cuello, había sido estrangulada;
la pequeña Geraldine se encontraba, también estrangulada, junto a su
madre. Evans es trasladado a Londres el 2 de Diciembre y es acusado del
homicidio de su mujer e hija. Desesperado, decide confesar la verdad e
implicar a Christie como único responsable del aborto fallido.
En el juicio se comprobó que Christie sirvió a su país en la Primera
Guerra Mundial y que había trabajado como policía especial; con esto se
ganó la compasión del jurado. Mientras declaraba como testigo negó su
participación en el aborto y comentó las continuas peleas entre el joven
matrimonio así como los malos tratos que sufría Beryl (todo falso). En
menos de 40 minutos el jurado encontró a Timothy culpable de los
asesinatos y fue sentenciado a la horca.
El joven no dejó de insistir en que Christie mató a su mujer y a su
hija, hasta el mismo día de su muerte, pero nadie le creyó. Murió
ahorcado el 9 de Marzo de 1950.
John Christie había estado cerca de ser atrapado; el nº 10 de Rillington
Place había sido registrado dos veces y nadie se había fijado en el
hueso de Muriel Eady que sobresalía en la tierra del jardín.
El 14 de Diciembre de 1952 su mujer Ethel le despierta sufriendo
convulsiones y ataques de tos; Christie decide estrangularla como "un
acto de compasión", por no poder acabar con sus dolores de otra forma.
Conserva su cadáver varios días en la cama, hasta que decide sepultarlo
bajo las tablas del suelo.
Prácticamente arruinado, vende todos los muebles y excusa la muerte de
su mujer diciendo que se encuentra de viaje. Después de matar a Ethel,
la poca cordura que le quedaba se deteriora y entre Diciembre de 1952 y
su detención, en Marzo de 1953, atrae hasta su casa a las que serían sus
tres últimas víctimas.
Kathleen Maloney, una prostituta de 26 años que conoció a Christie en un
pub de Londres. Muere gaseada y estrangulada en Enero de 1953. El 12 de
Enero mata del mismo modo a Rita Nelson, otra prostituta de 25 años. El
6 de Marzo conoce en un café a la que sería su última víctima,
Hectorina McLenna de 26 años; Christie le ofrece alojamiento y, una vez
en casa, le da muerte como a las demás. Los tres cadáveres son
escondidos en un hueco en la pared de la cocina, que posteriormente
sería cubierto con papel.
El 21 de Marzo abandona Rillington Place y empieza a vagabundear por la
ciudad, alternando en albergues y transitando por los parques. El 31 de
ese mismo mes es arrestado junto al puente Putney. Comienza entonces el
juicio en el mismo tribunal que tres años antes había mandado a la horca
a un hombre inocente.
Christie admitió haber cometido siete crímenes entre 1943 y 1953, aunque
nunca confesó el asesinato de la pequeña Geraldine. Al cuarto día de
juicio el jurado se retira a deliberar; una hora y veinte minutos
después tenían el veredicto, culpable. John Christie es sentenciado a
morir en la horca. El 15 de Julio de 1953 es ahorcado. 16 años después
de ser ahorcado Timothy Evans recibe el perdón de la justicia.
Keith Hunter Jesperson El asesino de la cara feliz
Keith Hunter Jesperson nació el 6 de abril de
1955 en Chilliwack, British Columbia.
Sus padres fueron Leslie y Gladys
Jesperson, tenía dos hermanos mayores y dos hermanas menores. La infancia
de Keith
fue violenta y problemática, su padre era un hombre dominante y alcohólico que
lo trataba como sin cariño y solía golpearlo. Sus hermanos solían llamarlo “Igor”
o “Ig”
por su enorme tamaño. Los niños de la escuela también lo molestaban por esto,
por lo que era un niño tímido y retraído.
Una vez su padre lo castigó usando descargas eléctricas por su mal
comportamiento, en otras ocasiones lo golpeaba y humillaba en público.
Jesperson
era un niño solitario, y su instinto asesino afloró rápidamente. Desde los
cinco años comenzó a torturar y matar animales, porque disfrutaba observando
cómo morían. Le gustaba golpearlos o estrangularlos hasta la muerte.
De niño solía meterse en problemas constantemente, cuando tenía 10 años,
intentó matar a tres niños que lo molestaban. Al primero lo golpeó hasta que su
padre los separó, al segundo lo intentó ahogar en un lago llegando a perder el
conocimiento. Su último intento fue cuando estaba en una piscina pública, donde
casi ahoga a un niño tras sumergir su cabeza en el agua, lo hubiera logrado si
el salvavidas no lo hubiese visto y detenido a tiempo.
Formando una familia
Jesperson
se graduó del colegio en 1973, pero no asistió a la universidad porque su padre
le dijo que no era lo suficientemente inteligente. Por lo que comenzó a
trabajar consiguiendo un empleo como conductor de camiones, en 1975 mantuvo una
larga relación con Rose Hucke y
posteriormente la pareja se casó y tuvieron tres hijos, dos niñas y un niño. En
ese tiempo él conducía un camión para mantener a su familia.
Sin embargo con el tiempo Rose
empezó a sospechar que Keith la engañaba, la tensión en la pareja
aumentó con el tiempo y tras 14 años de matrimonio ella se cansó de sus
infidelidades y se fue de la casa con sus hijos mientras Jesperson se encontraba de viaje
trabajando. Rose fue a vivir con sus
padres en Spokane, Washington y Keith
solamente veía a su familia cuando decidía visitarles, en 1990 se divorciaron
oficialmente. Su familia nunca supo que era un asesino en serie hasta que fue
detenido varios años después, la madre tuvo que dar la mala noticia a sus
hijos.
Soltero nuevamente y a sus 35 años, con una altura de dos metros y casi 120 kilogramos de
peso, Jesperson
deseaba convertirse en miembro de la Policía Montada de Canadá, pero una herida que sufrió
durante el entrenamiento le arrebató su sueño. Pronto Keith volvió a conducir camiones en
Cheney, Washington. Ese trabajo le
daba la oportunidad de matar sin ser descubierto.
Keith con su esposa Rose Huck con quien tuvo tres hijos. Su familia desconocía los asesinatos que cometía
Homicidios de la cara feliz
El 23 de enero de 1990, cerca de Portland, Oregon,Keith conoció a Taunja Bennet,
de 23 años, en un bar y posteriormente la invitó a la casa que tenía alquilada.
Mientras intimaban, Jesperson comenzó a discutir y después de
golpearla en repetidas ocasiones la estranguló hasta la muerte.
Para tener una coartada salió nuevamente a beber y se aseguró de conversar con
varias personas antes de deshacerse de las pertenencias de Taunja en un baño, donde dejó una
nota con una cara feliz.
Sin embargo Keith
quedó muy sorprendido cuando Laverne
Pavlinac confesó falsamente haber matado a Bennett junto con su novio.
Según su testimonio posterior su falsa incriminación voluntaria se debió a que
quería salir de la tortuosa relación que mantenía con su novio. Su novio tuvo
que reconocer el asesinato condicionado por su abogado para escapar de la pena
de muerte..
Taunja Bennet una de las primeras víctimas de Keith..
Este evento molestó a Jesperson debido a que no recibió
el reconocimiento de su crimen, por este motivo pintó una cara feliz en la
pared de un baño donde escribió su confesión anónima del asesinato. Cuando esto
no funcionó, comenzó a escribir cartas a los medios y a fiscales.
El 12 de abril de 1990, Daun Richert, una madre joven que junto con su
hijo de 4 meses, fue la siguiente víctima Jesperson cuando los obligó a subir a su coche en
las inmediaciones de un centro comercial en Mt. Shasta, California. Keith los secuestró tres horas, durante ese
tiempo Jesperson
abusó de ella físicamente tras golpearla, pero logró escapar con su hijo ya que
Keith
no pudo romperle el cuello. La mujer logró llegar a la estación de Policía de Mt. Shasta, poco tiempo
después Jesperson
fue arrestado en Corning, California.
Tras ser interrogado fue dejado en libertad por falta de evidencias, sin embargo
el fiscal del condado de Siskiyou
presentó cargos por abuso sexual, cuando Keith no se presentó en la corte fue arrestado en
Iowa, pero el condado de Siskiyou no pudo extraditarlo a California dentro del periodo de tiempo
establecido y por ello fue exonerado de sus cargos.
Un año después Keith
volvió a matar cuando el 30 de agosto de 1992 se encontró el cuerpo de una
mujer a la que violó y estranguló. El cadáver fue hallado en Blythe, California. En su confesión Jesperson
dijo que la desconocida mujer se llamaba Claudia.
En septiembre se descubrió el cuerpo de Cynthia Lyn Rose, 32, en Turlock, California, Jesperson la golpeó, violó y estranguló diciendo
que era una prostituta que se metió a su camión e intentó robarlo mientras el
dormía. Su cuarta víctima fue otra prostituta, LaurieAnnPentland, 26, de Salem, Oregon, su cuerpo fue encontrado en noviembre de 1992. De
acuerdo con Keith
ella intentó cobrarle doble tarifa tras haber tenido sexo. Cuando se negó a
pagar, ella lo amenazó con llamar a la policía, razón suficiente para que Keith
la estrangulara.
Después de seis meses apareció su quinta víctima en Santa Nella, California, una mujer desconocida, la policía pensó
que se trataba de una sobredosis.
En 1994, la policía encontró otra mujer desconocida en Crestview, Florida; Jesperson dijo que se llamaba Susanne.
En enero de 1995, Jesperson aceptó llevar a AngelaSurbrize,
21, desde Spokane, Washington hasta Indiana. Tras una semana de viaje, ella
comenzó a presionar para que la llevase más rápido y ver a su novio, la
respuesta de Keith
fue violarla y estrangularla, después de esto ató el cadáver a la parte
inferior de su camión y la arrastró por la cara, de esta manera borraría su
rostro y huellas. El cuerpo de Angela fue encontrado meses después y los únicos
detalles fueron revelados por Jesperson.
Dos meses después Keith decidió que su novia de siempre; JuliaAnnWinningham, 41,
solo estaba interesada en él por su dinero. El 10 de marzo de 1995, en Washougal, Washington, Jesperson
la estranguló, convirtiéndola en la única víctima relacionada a él y
posteriormente la policía lo descubrió. La mayoría de las víctimas de Keith
eran prostitutas o autoestopistas sin conexión, sin embargo su último
asesinato, a su propia novia, permitió su captura. A pesar de que Jesperson
afirmó haber matado más de 160 personas, sólo ocho fueron confirmadas en los
cinco años que merodeo los caminos como asesino.
Julia Ann Winningham
El 30 de marzo de 1995, Keith fue arrestado por el
homicidio de Winningham,
una semana antes había sido interrogado por la policía. Jesperson temiendo su arresto
intentó suicidarse dos veces.
El asesino es detenido
Una vez bajo la custodia policial, Jesperson reveló todos los detalles de sus
asesinatos, también se llevó el crédito de otros homicidios, de los que poco
después se retractó. Días antes de su arresto, Keith escribió una carta a su
hermano, en la cual confesaba haber matado a ocho personas en cinco años. Esta
información permitió a la policía reabrir casos ya cerrados, algunas víctimas
coincidieron con la confesión de Jesperson.
En un punto álgido de su confesión, Jesperson aseguró haber matado a 160 personas,
pero sólo ocho mujeres pudieron ser confirmadas. Los asesinatos se cometieron
en California, Florida, Nebraska, Oregon,
Washington y Wyoming.
Tras su juicio, Keith
está en la penitenciaria estatal de Oregon
en Salem, con tres cadenas
perpetuas consecutivas. En septiembre de 2009, fue extraditado a California para ser enjuiciado con
nuevos cargos.
Kuklinski aseguró haber asesinado a mas de 200 personas en casi 40 años.
Kuklinski fue un
asesino a sueldo que aseguró haber matado más de 200 personas en toda su su
carrera criminal desde 1948 hasta 1986. Sus clientes eran las cinco familias
criminales de Nueva York. Sin
embargo su carrera como asesino comenzó cuando apenas tenía 13 años. Kuklinski
medía 1'96 m
de alto y pesaba cerca de 140 kilos, tamaño que le daba una importante ventaja
a la hora de liquidar a sus víctimas.
Una familia poco ejemplar
RichardLeonardKuklinski
nació el 11 de abril de 1935, en Jersey
City, Nueva Jersey, era el segundo de cuatro hermanos de una familia que
tenía raíces polacas e irlandesas. Su padre Stanley Kuklinski era un alcohólico que golpeaba a su esposa e
hijos. Después de unas décadas, Richard fue interrogado por los actos pedófilos
de su hermano Joseph, quien sólo
respondió: “Tenemos el mismo padre”. Su
madre, Anna, también les propinaba
palizas y les golpeaba fuertemente con objetos contundentes para evitar que
robaran.
En 1940, Stanley mató a su hijo, Florian, pero la familia entera le
mintió a la policía, diciendo que Florian
se había caído por unas escaleras. Cuando Richard tenía 10 años, descargó la ira que sentía
por los abusos en su casa con los sacerdotes y monjas de la Escuela parroquial a la
que su madre lo obliga ir. Para entretenerse torturaba animales.
Cuando Kuklinski
tenía 13 años, en 1948, emboscó a Charley Lane, el líder de una pandilla de
adolescentes llamados “The Project Boys”, la misma que lo
había molestado por algún tiempo. Para vengarse de los abusos, Richard
golpeó a Charley
hasta matarlo con una pala de madera, cuando el bravucón no se volvió a
levantar, Kuklinski
le arrancó los dientes a Lane y le cortó la punta de los dedos con un hacha
para que no pudiera ser identificado. Mas tarde lanzó el cuerpo por un puente
al sur de Jersey. Al principiosentía culpa por el homicidio, pero pronto
comenzó a sentirse poderoso. En su venganza golpeó hasta casi la muerte a los
miembros restantes de la pandilla de Charley. Richard bromeó años después
diciendo: “Es mejor dar que recibir”.
Asesino mafioso
Durante mediados de los años
50, Kuklinski
tenía la reputación de ser alguien explosivo y temperamental que golpeaba o
mataba a cualquiera que lo molestara. Pronto sus tendencias criminales llamaron
la atención de la familia criminal de Newark,
los DeCavalcante, quienes lo
contrataban en sus primeros asesinatos para el crimen organizado. En su tiempo
libre, Kuklinski
merodeaba por el lado Oeste de Manhattan,
lugar donde mataba a transeúntes, después confesó que disfrutaba matar a las
personas que se parecían a su padre Stanley.
Richard
se asoció con la familia criminal Gambino,
por medio del mafioso Roy DeMeo,
esta asociación surgió porque Kuklinski debía mucho dinero a un asociado de DeMeo. El mafioso fue a “hablar”
con Kuklinski,
quien fue golpeado por todo un grupo de mafiosos. Tras pagar la cantidad que
debía, Richard
comenzó a realizar robos y tareas para la familia, entre los encargos que le
hacían inicialmente debía hacer contrabando de cintas pornográficas.
Para probar a Kuklinski, DeMeo
salió con él en un automóvil, y se detuvieron en una calle de la ciudad, el
mafioso escogió a un transeúnte que paseaba su perro y le dijo a Richard
que lo mate. Sin cuestionar sus órdenes Kuklinski se bajó del auto, se acercó al hombre y
le disparó en la parte posterior de la cabeza mientras caminó a su lado.
Posteriormente Richard
se convirtió el matón favorito de DeMeo
A las víctimas con peor suerte las sometía a una
brutal muerte que consistía en atarlos en una cueva donde cientos de
ratas les comían vivos. Lo grababa en vídeo y lo mostraba
posteriormente a los "clientes" para demostrar los mucho que habían
sufrido las víctimas de sus encargos
Los siguientes 30 años, Kuklinski mató un gran número de
personas, la falta de atención policiaca se debió a que Richard alternaba sus métodos
homicidas. El asesino usaba pistolas, cuchillos, explosivos, patas de cabra,
fuego, venenos, fundas de plástico para asfixiar e incluso sus puños. El número
exacto de sus víctimas nunca fue descifrado por las autoridades, Kuklinski
dijo que había matado a más de 200 personas. Su veneno preferido era el cianuro
porque mataba rápidamente y era difícil de detectar en los exámenes de
toxicología, además lo administraba por varios métodos, inyecciones, en la
comida de una persona, en un aerosol y simplemente regándoselo en la piel de su
víctima.
Uno de los métodos favoritos de Kuklinski para deshacerse de los cuerpos era
meterlos en un barril de aceite de 55 galones, también los desmembraba, enterraba,
o guardaba el cadáver en el maletero de un coche y lo trituraba en un depósito
de chatarra, en ocasiones solía dejar los cuerpos sentados en las bancos de los
parques, o los tiraba a huecos sin fondo, finalmente confesó que a sus víctimas
que no estaban muertas se las daba de comer a las ratas gigantes de
Pensilvania.
Kuklinski
aseguró ser un asesino frecuente para DeMeo,
pero cuando testificaron contra el asesino en la corte, ninguno de los miembros
de la mafia de DeMeo admitió que Kuklinski
estuviera involucrado en los asesinatos que cometían. También se atribuyó haber
asesinado al mismo DeMeo, pero las
evidencias revelaron que el mafioso fue abatido por sus asociados y el líder de
la familia Gambino.
Formando una familia
Durante este tiempo Kuklinski era un reconocido
asesino, se casó con Barbara Pedrici
y tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón. Sin embargo su familia y vecinos no
estaban al tanto de sus actividades, y creían que era un exitoso hombre de
negocios. En ocasiones salía de su casa mientras almorzaba para encargarse de
un objetivo, aunque detestaba trabajar en días festivos, en especial Navidad,
porque era importante para él estar con su familia.
Kuklinski
se ganó el apodo “Iceman” por disfrazar el tiempo de muerte de sus víctimas
congelando sus cuerpos en refrigeradores industriales. Posteriormente le confesó
al escritor Philip Carlo, que
aprendió esa técnica de otro asesino, Robert
Pronge, apodado “Mister Softee”, quien manejaba un
camión de “Mister Softee” para pasar desapercibido. También le enseñó a
usar cianuro para matar a sus víctimas, finalmente Pronge le pagó a Kuklinski para que mate a sus esposa e hijo. En
1984 apareció muerto en su camión con varias heridas de bala, supuestamente
asesinado por Kuklinski.
.
"Iceman" con su familia, los vecinos pensaban que era un exitoso hombre de negocios.
Iceman capturado
Kuklinski fue descubierto por su
método de congelar a las personas, cuando no dejó derretir bien un cuerpo y el
oficial de la morgue descubrió astillas de hielo en el corazón de la víctima.
Cuando las autoridades finalmente descubrieron a Richard en 1986, basaron su caso en
los testimonios del oficial encubierto Dominick
Polifrone y la evidencia que reunió el Detective de Nueva Jersey, Pat Kane, quien comenzó una investigación de Kuklinski
hace seis años.
La investigación estuvo coordinada con la oficina del Distrito General de Nueva Jersey y la
oficina de Alcohol, tabaco y armas de
fuego. En una entrevista Richard reveló que al único amigo que no mató fue
Phil Solimene, aun creyendo que él
lo delató.
Para capturarlo, el detective Kane
reclutó a Solimene y junto con Polifrone grabaron una cinta donde, el
agente encubierto contrataba a Kuklinski para un asesinato y el método que iba a
usar. Cuando la policía arrestó a Richard, bloquearon su calle, fueron necesarios
varios oficiales para poder derribarlo y conseguir arrestarlo. Su esposa
también fue arrestada por posesión de armas, pues uno de los coches estaba
registrado con su nombre, cuando uno de los oficiales la empujó con su bota, Kuklinski
perdió el control y varios oficiales debieron someterlo
En este momento se está grabando una película de
su vida protagonizada por Mickey Rourke "Iceman, confesiones de un
asesino de la mafia".
En 1988 la
Corte de Nueva Jersey condenó a Richard
por cinco homicidios con una sentencia de varias cadenas perpetuas, no podría
lograr la libertad condicional hasta que tuviera 110 años (una forma de asegurarse que nunca
saliera de prisión). En todo caso esa opción desapareció del todo
cuando en el 2003 fue acusado por el asesinato del detective de Nueva York, Peter Calabro, a quien Kuklinski emboscó y disparó con una escopeta el
14 de marzo de 1980. Sumando 30 años más a su encarcelamiento
Popularidad tras las rejas
Mientras estuvo preso, Kuklinski recibió abogados,
psiquiatras, criminólogos, escritores, reporteros entre otros y filmó dos
documentales. En el 2006 Philip Carlo
publicó la novela “El Iceman”. Durante una entrevista Kuklinski reveló que jamás mataría
a un niño y mucho menos a una mujer. En las entrevistas confesó que en
repetidas ocasiones el secuestraba a sus víctimas en vez de asesinarlas, atando
sus manos y pies con cinta, para dejarlos en una cueva en la espesura del
bosque donde eran comidos vivos por ratas que eran atraídas por el llanto de
las víctimas. Richard
también filmaba estas escenas como prueba para que el comprador sepa cuanto
sufrían antes de morir.
El único asesinato que Kuklinski lamentaba fue cuando iba a matar a un
hombre y este comenzó a rezar, el asesino le dijo que si Dios no lo salvaba en 30
minutos, lo mataría, forzando al hombre a esperar ese tiempo antes de
morir. Esta fue la máxima expresión del humor sádico del Iceman.
El 5 de marzo de 2006 Kuklinski falleció en el centro médico de St. Francis, en Trenton, Nueva Jersey, su muerte fue algo sospechosa pues tenía que
testificar en contra del líder de la familia Gambino, Sammy Gravano, quien le dio la orden de matar al detective
Peter Calabro. Iceman negó saber que Calabro era policía, aunque afirmó que
lo hubiera asesinado igualmente de haberlo sabido.
Antes del juicio contra Gambino, Kuklinski le dijo a sus familiares que creía que
lo estaban envenenando, pocos días después de la muerte de Richard, los abogados retiraron los
cargos contra Gravano, diciendo que
sin el testimonio de Kuklinski no había suficiente evidencia para
continuar la investigación. El médico forense Michael Baden, realizó una autopsia para determinar la causa del
fallecimiento del asesino y el resultado reveló que murió por causas naturales.
.
El actor Mickey Rourke, reconocido por sus roles de anti héroes está
rodando un filme donde representa al notorio asesino bajo el título:
“Iceman, confesiones de un asesino de la mafia”.
Desde noviembre de 1980 hasta
julio de 1981 desaparecieron varios niños y jóvenes
en los pueblos cercanos a Vancouver. Olson dejó
un rastro de 11 niños mutilados, algunas víctimas
mostraban signos de ataques sexuales.
Clifford Olson nació el 01 de enero de 1940 en
el hospital de Saint Paul en la ciudad de Vancouver, British
Columbia, Canada. En su niñez ya se perfiló
como un abusador molestando continuamente a sus compañeros,
pero fue a partir de los 10 años cuando comenzó
su carrera criminal, la cual iba en escalada conforme
se hacía mayor, durante su adolescencia comenzó
con atracos y robos a mano armada, hurto de autos entre
otros de su delitos. A lo largo de su vida fue detenido
en 90 ocasiones por cargos tan graves como los mencionados,
violación, fraude y finalmente por el asesinato
de 11 niños y adolescentes.
Olson fue descrito por los psicólogos de la policia
como una persona que tenía la inteligencia y madurez
emocional de un niño, sin embargo simulaba tener
un vida relativamente normal, era un hombre casado con
un hijo.
La vida penitenciaria de Olson comenzó
en sentencias por delitos menores a los 17 años.
Fue detenido y sentenciado a la Penitenciaría
de British Columbia por sus crímenes, durante
su estadía en 1974 atacó sexualmente a
un convicto más joven, de 17 años. Después
de ser puesto en libertad Olson asaltó a una
niña de 7 años en Nova Scotia, este fue
el principio de su comportamiento homicida y de la depravación
sexual con las que ejecutó sus asesinatos.
La estadía de Olson en prisión fue complicada
debido a que se enemistó con el resto de convictos
por abusar físicamente de los más jóvenes
y por hacer el papel de soplón con los guardias.
Olson era atacado constantemente por los otros reos,
el más severo atentado contra él fue en
1976 en la penitenciaría de Prince Albert en
el estado de Saskatchewan, lugar donde fue apuñalado
7 veces por uno de los reclusos.
Mientras pasaba el tiempo
en su celda optó por estudiar leyes y así
comenzó a enviar cartas al estado quejándose
del mal servicio y de las instalaciones de la prisión,
por ello se ganó también el desprecio
de los guardias.
Por estos motivos Olson rotaba de prisión en
prisión, era la única manera de evitar
que lo asesinaran. En la década de los setenta
Olson se destacó por saber manipular el sistema
penal desde su celda, hasta que finalmente fue trasladado
a la Super Máxima Unidad (S.M.U.), lugar que
comúnmente era visto como la prisión más
segura del país.
Durante este periodo de traslados y cortas estadías
en varias penitenciarias Olson conoce al asesino de
niños de British Columbia, Gary Francis Marcoux,
quien estaba preso por violar y asesinar brutalmente
a una joven. Olson solía hablar con Francis sobre
el sadismo con el que mataba a niños, sus encuentros
con Marcoux le sirvieron para traicionarlo, exponiendo
cartas y dibujos de Francis que dieron a las autoridades
las evidencias necesarias para condenar a Marcoux. Olson
obtuvo lo que quería, las autoridades reconocieron
su ayuda por lo que recibió recomendaciones para
salir bajo palabra de prisión, pero también
ganó algo mas, desarrolló un apetito por
la pornografía infantil.
Tras ser liberado en 1978, Olson partió
de British Columbia para pasar una temporada en las
"Marítimas". Durante ese tiempo era
buscado por las autoridades por cargos de pornografía
infantil, pero jamás fue arrestado por ello debido
a que Olson ya estaba de vuelta en la prisión
de British Columbia por otros cargos, en esta ocasión
era por violación.
La desaparición de Christine Weller una niña
de 12 años que vivía en Surrey, no llamó
mucho la atención de la policía, sin embargo
un mes después encontraron su cadáver,
que había sido atacado sexualmente para después
ser mutilado.
Es a partir del mes de abril cuando la policía
empezó a recibir varios reportes de niños
y jóvenes desaparecidos, uno de los primeros
en encabezar la lista fue Darren Johnsrude de 16 años,
quien había llegado hace solamente dos días
a Vancouver, pero su destino era desaparecer en un centro
comercial. El cuerpo de Darren fue encontrado en Mayo
con el cráneo partido.
Collen Daignault una tímida niña de 13
años también desapareció de forma
similar cuando Olson la raptó sin testigos.
Exactamente dos semanas después Sandra Wolfsteiner
de 16 años desapareció mientras hacía
autostop en los suburbios de Langley, Olson llevó
a Sandra al lago Chilliwack y tras violarla le quitó
la vida con un golpe en la cabeza.
En esos tiempos era muy común que los jóvenes
hicieran autostop y por ello los reportes que la policía
recibía sobre adolescentes extraviados no eran
tomados con la respectiva seriedad. Además no
contaban con efectivos suficientes, durante el periodo
en el que actuó Olson, se reportaron 2.000 desapariciones
y 18.000 denuncias por distintos crímenes, demasiado
para los tan solo 200 agentes de la policía montada
que se disponían en el cuerpo.
Clifford Olson años después en prisión
donde aún continua encerrado con 11 cadenas perpétuas
una por cada asesinato.
En Julio Ada Court de 13
años no llegó a su casa tras salir de
su trabajo como niñera, durante la investigación
policial para encontrarla descubrieron el cadáver
de Judy Kozma en el lago Weaver quien también
había desaparecido a principios del mes.
Cuando la policía armó una lista de sospechosos
el nombre de Olson estaba en ella, pero incluso así
Olson logró matar a cuatro jóvenes más
en la última semana de Julio.
El primero en desaparecer en ese mes fue Raymond King
de 15 años en New Westminster, Olson engaño
al joven Ray con la promesa de un buen sueldo por un
trabajo fácil, tras llevarlo por la ruta #7,
camino que siempre usaba, Olson se desvió y tomó
un camino rocoso para llegar a Harrison Mills y al lago
Weaver, en algún punto de ese camino se detuvieron
y el asesino apedreó el cráneo de Ray,
se deshizo del cadáver tirándolo por una
colina, su cuerpo también fue hallado en el lago
Weaver.
Sigrun Arnd una joven alemana que
vino a Canadá a visitar a un familiar fue la
siguiente víctima de Olson, quien la recogió
mientras hacia autostop cerca de Vancouver, su cuerpo
fue encontrado en Richmond a unos 365 metros de donde
Simon Partington había sido desenterrado el día
anterior.
Sorprendentemente la siguiente víctima, Terri
Lynn Carson vivía en el mismo complejo de Surrey
donde Christine Weller lo hacía. Olson recogió
a Terri quien estaba celebrando haber conseguido un
empleo de verano, este hecho facilitó a Olson
la tarea de que aceptara su habitual bebida con narcóticos
para entumecer el cuerpo. Después el asesino
se alejó de la ciudad dirigiéndose al
este de Agassiz, cuando estuvo cerca de la orilla del
norte del rio Fraser la estranguló en el bosque,
quemó sus ropas y tiró los zapatos y cartera
al rio.
Pero el caso que infundió pánico y terror
en los residentes de la zona fue la desaparición
del pequeño Simon Partington de 9 años,
quien nunca llegó a la casa de su amigo el 2
de Julio de 1981.
Simon desapareció
alrededor de las 10:30 am, vestido con pantalones vaqueros
y una camiseta azul. Salió en su bicicleta con
su cuaderno naranja de Snoopy, el niño se esfumó
cerca de donde Christine Weller fue vista por última
vez. Simon no pudo terminar su proyecto estudiantil,
un cuento llamado “El tigre hambriento y el pato
incrédulo” historia que anunció
su prematura muerte y presagiando que ningún
infante estaba a salvo. El cuerpo mutilado del pequeño
apareció en Richmond.
Una semana después desapareció Judy Kozma
de 15 años es el caso más extraño
de todas sus víctimas. Una semana después
de la desaparición de Simon Partington,Judy salió
para Richmond a visitar a un amigo y una entrevista
de trabajo en un restaurante Wendy´s. Judy era
una morena bonita y tímida a quien Olson conocía
por su trabajo como cajera en el McDonald´s, Olsonse ofreció a llevarla en conjunto con el joven
Randy Ludlow, el asesino trató de emborrachar
los dos jóvenes, tarea a la que le ayudó
Randy sin conocer los motivos de Olson ofreciendo un
poco licor aJudypues era una joven de 15 años
que iba a buscar un empleo y estaba bebiendo en la tarde.
Olson mostró un gran bulto de dinero y luego
se fue a una licorería, al regresar dejó
a Randy en Lougheed Mall y partió conJudy, esa
fue la última vez que Randy la vio. La siguiente
vez que Randy escuchó deOlsonse enteró
que se había ido de vacaciones con su familia
al día siguiente de haber matado aJudy.
La historia de la siguiente víctima,
Louise Chartrand de 17 años fue reconstruida
por la policía tras su desaparición cerca
de Maple Ridge el 30 de julio de 1981, Louise después
de salir de su trabajo nocturno fue a comprar cigarrillos,
pero Olson la rapto y drogó para llevarla fácilmente
a Whistler, antes de llegar hizo una parada en el Squamish
RCMP para recoger una pistola confiscada, pero debido
a que el oficial a cargo no se encontraba se tuvo que
ir y continuó su camino a Whistler utilizando
una carretera de alta mortalidad debido a los accidentes
en ella. En Whistler, Olson martilló el cráneo
de Louise repetidamente para después enterrarla
en medio de la nada.
Olson finalmente fue arrestado por manejar peligrosamente
y por inducir a la delincuencia juvenil, la pasajera
de 16 años no pudo demostrar que Olson era un
criminal sexual, pero si colaboró diciendo que
Olson le compró cervezas y le dio unas pastillas
para dormirla.
Mientras los titulares de los periódicos decían
que había un asesino serial suelto, los habitantes
de la región de British Columbia estaban atemorizados.
Durante este periodo de terror, Olson ya era el principal
sospechoso, los oficiales encargados de vigilarlo admitieron
que era difícil de seguir, decían que
se detenía en la mitad de la calle y hacia repentinos
giros en U, o se metía por callejones aledaños
a la vía principal. También tenía
el hábito de cambiar constantemente de coches
alquilados, durante tres meses en los que fue vigilado
viajó 20.000 Km en 14 vehículos alquilados
distintos. Además durante el seguimiento Olson
subió a un ferry para la isla de Vancouver tras
haber asaltado dos residencias en Victoria, al salir
del transporte se dirigió a Nanaimo, un viejo
pueblo minero de carbón donde recogió
a dos chicas que estaban haciendo autostop.
Clifford Olson atontaba a sus víctimas con pastillas
en la bebida para una vez adormecidas violarlas y asesinarlas
sin que estas ofrecieran mayor resistencia
La detención de Olson
Tres horas más tarde el coche salió de
la via principal y se adentró en una carretera
de tierra, las patrullas cerraron el paso y mientras
un helicóptero vigilaba agentes se acercaron
al lugar donde se detuvieron. Olson y las dos chicas
se encontraban fuera del vehículo pasándose
una botella de licor, los agentes escucharon como Olson
invitó a una de las chicas a "dar un paseo
a solas", la chica se puso a gritar, momento que
los agentes aprovecharon para entrar en acción
y detenerle, tras asegurarse de que las pasajeras estaban
bien, prosiguieron a revisar el vehículo, allí
encontraron una libreta verde con la dirección
y el nombre de Judy Kozma. Lo cual fue evidencia suficiente
para acusarlo del asesinato de la chica.
Clifford Olson fue arrestado el 12 de agosto de 1981
por el asesinato de la joven Kozma, pero la demencia
del asesino no termino ahí. Olson tuvo la idea
de vender la ubicación de los cuerpos que él
había enterrado, cobrando $10.000 dólares
por cadáver. La policía se negó
a pagar al asesino por sus víctimas, pero el
abogado del distrito general de Canadá aceptó
crear un fideicomiso para el hijo de Olson y su esposa.
El asesino aceptó y cumplió con su parte
del trato, al final de toda la negociación se
le “pagó” el acuerdo convenido, se
estima que entre 90.000 y 100.000 dólares manchados
de la sangre de 11 niños inocentes. Lo cual es
un tema que aún se debate en los medios de comunicación
de la actualidad.
Víctimas
de Clifford Olson
Ada Court
Colleen Daignault
Daryn Johnsrude
Judy Kozma
Louise Chartrand
Raymond King Jr
Sandra Lynn
Sigrun Arnd
Simon Partington
Terri Lyn Carson
En los últimos días antes de su arresto,
Olson conversó con los oficiales Fred Maile y
Edward Drozda en un café sobre las supuestas
evidencias que solo el asesino sabría y la ubicación
de las pruebas, sus diálogos fueron grabados
por los micrófonos que los detectives portaban.
El sospechoso de haber matado a siete niños salió
libre tras el interrogatorio, al poco tiempo fue arrestado,
aunque en esa periodo logró matar a cuatro niños
más.
El traslado de Olson a prisión fue llevado con
la mayor seguridad posible dado por sus conocidos escapes,
por ello fue escoltado por un convoy policial, en el
vehículo donde iba Olson lo acompañaban
3 oficiales desarmados, pero uno de ellos estaba esposado
a él, otros dos coches mas con 2 policías
armados en cada uno lo seguían y la policía
ya tenía permiso para usar el helicóptero
en caso de que Olson intentase escapar.
Los cuerpos de Terri Carson y Sandra Wolfsteiner fueron
hallados en Chilliwack, mientras que Collen Daignault
fue encontrada en Surrey, la adolescente Louise Chartrand
estaba enterrada en Whistler, y finalmente el cuerpo
de Ada Court apareció en Agassiz.
Cuando los oficiales encargados de traer los cuerpos
finalmente cumplieron con su deber, muchos de ellos
no pudieron contemplar las escenas de muerte, hoy en
día el caso de los asesinatos de Olson, sigue
siendo controversia para los residentes de Vancouver,
como un tema del que no se suele hablar. Cuando el trato
que hizo la policía con Olson llego a la prensa,
muchos se quejaron y vieron esta acción como
algo repugnante, a partir de esto, Olson quien ya se
encontraba en custodia y en juicio, le confesó
todos los crímenes a su esposa, quien le dijo
que él debía pagar por lo que había
hecho y que probablemente muera en prisión, pero
que al mismo tiempo tenía que hacer algo por
su familia. Esta noticia sacudió a la comunidad
canadiense y muchos aun expresan su descontento, el
hecho de que un asesino de niños reciba dinero
por sus crímenes era algo descabellado.
Tanto el abogado General de British Columbia como el
Primer Ministro de Canadá y otros servidores
públicos se vieron involucrados en la controversia
del tema. Bruce Northorp el jefe de la operación
policiaca dijo que encontraba incomprensible que Olson
reciba paga para entregar evidencias.
El diario Vancouver Sun escribió un artículo
sobre el caso de Olson, en el se citó al oficial
Fred Maile quien dijo:
“Para mí,
si hubiera una imagen del diablo, seria Clifford Olson.”
Al final del todo el horror Clifford Robert Olson, fue
enjuiciado y condenado por once cargos de homicidio
en primer grado, y sentenciado a once cadenas perpétuas.
Hasta el día de hoy, el asesino de niños
Olson sigue escribiendo cartas a las cortes canadienses,
para que consideren la posibilidad de salir bajo libertad
condicional. Canadá continua debatiéndose
si los homicidas condenados deberían en algún
momento ser liberados...
Italia tuvo
conciencia de que estaba en presencia de un nuevo asesino en serie, el
número 39 desde los años cincuenta, lo que le ha dado el quinto puesto
en el mundo, tras Estados Unidos de América, Gran Bretaña, Alemania y
Francia. El retrato hablado y las dos primeras letras del coche
Mercedes... Ver mas
Italia
tuvo conciencia de que estaba en presencia de un nuevo asesino en
serie, el número 39 desde los años cincuenta, lo que le ha dado el
quinto puesto en el mundo, tras Estados Unidos de América, Gran Bretaña,
Alemania y Francia. El retrato hablado y las dos primeras letras del
coche Mercedes oscuro que utilizaba, que fueron vistos por testigos,
cerraron el cerco sobre Donato Bilancia, un individuo violento, con
antecedentes de robo y agresiones.
Empedernido jugador en casinos de Italia y el extranjero, contrajo
deudas millonarias que le llevaron a robar a gente conocida, a las que
luego mató para que no lo denunciaran. Algunos de los crímenes los
habría realizado también como sicario a sueldo de la filial genovesa de
un clan mafioso de Cosa Nostra. Otros crímenes de mujeres habrían sido
sólo para calmar la ira que le provocaba perder jugando al póker o a la
ruleta.
El asesino, de 49 años, comenzó su cadena de crímenes con el homicidio
de una prostituta el 24 de octubre de 1997 y sembró durante seis meses
el pánico en Liguria, Italia, especialmente entre las mujeres, que
fueron su principal objetivo. Al principio se atribuyeron los homicidios
a reyertas entre bandas rivales en el mundo de la prostitución y las
drogas, pero más adelante se comprobó que el homicida seguía unas pautas
muy concretas.
Sólo cuando dos mujeres jóvenes aparecieron muertas en sendos lavabos de
trenes de la zona, también arrodilladas y con un tiro en la nuca
disparado por la misma arma, cundió la alarma.
Las dos últimas víctimas, una enfermera y una empleada de hogar, ambas
de 32 años, fueron asesinadas en los lavabos de dos vagones de tren,
siempre siguiendo el mismo ritual (las obligaba a arrodillarse para
pegarles un tiro en la nuca), lo que desató una psicosis de terror tan
grande a usar los ferrocarriles estatales, que incluso el fiscal de
Génova llegó a pedir a las mujeres que viajaran en tren "sólo lo
necesario y siempre acompañadas".
La policía había empezado a advertir a la gente sobre un posible agresor
de mujeres después de que se confirmase la búsqueda de un presunto
autor o autores de tres homicidios no resueltos en los últimos cuatro
meses. En sus comunicados advertían: "Es mejor que todos los ciudadanos
que han acordado citas o encuentros con personas a las que no conocen
presten la máxima atención y, en caso de duda, llamen a la Policía" .
A las similitudes del arma utilizada y el lugar escogido para los
asesinatos se había unido la tesis (sin confirmar) de que el homicida
habría dejado siempre una carta en la que amenazaba con actuar de nuevo,
lo que hizo crecer el pánico entre las jóvenes italianas.
Luego asesinó a dos guardias que lo sorprendieron cuando estaba a punto
de matar a un transexual venezolano de nombre Julio Castro alias Lorena,
quien resultó sólo herido y fue clave para diseñar su retrato hablado.
El 6 de mayo de 1998 delante del hospital genovés de San Martino,
Bilancia fue capturado por la policía italiana.
Durante más de una semana guardó silencio absoluto, acogiéndose al
derecho de no declarar, hasta que finalmente se derrumbó ante el juez,
confesando con estas palabras escalofriantes: "Sí, he sido yo. Las he
matado aunque no sé por qué, no estoy bien, ayúdenme a curarme".
El asesino contó con detalle cómo mató a 18 personas desde 1993 hasta
pocas semanas antes de su detención, e incluso, le informó de otro
crimen que la policía había considerado un fallecimiento natural.
Además, la policía tiene pruebas que lo comprometen en el asesinato de
una prostituta nigeriana, Evelin Edoghaie, el 29 de marzo de 1998, quien
murió en Cogoleto, un pueblo de las cercanías de Génova, tras recibir
dos tiros en la nuca.
En respuesta a la tesis de la defensa de que el acusado es un enfermo
mental incapaz de entender sus acciones, la fiscalía solicitó se
aplicaran numerosos análisis psicológicos, en los cuales se determinó
que: Donato Bilancia lejos de estar loco está muy sano de mente, es
consciente de todo lo que hace y actúa con verdadera determinación y
frialdad.
Finalmente, el 14 de febrero de 2001 el Tribunal de Apelación de Génova
lo sentenció a 13 cadenas perpetuas y 26 años de reclusión, tras
confesarse el autor de 18 homicidios.